Linda no estaba disfrutando la fiesta y eso le causaba una inmensa frustración. Ella solía divertirse en ese tipo de reuniones antes de que Logan intoxicara su vida con aquel amor nocivo que le brindaba. Deseaba tanto volver el tiempo atrás hasta encontrar esa joven llena de entusiasmo y goce que había sido alguna vez. Pero ya había desaparecido. Se había ido... y también Logan.
Seis meses y doce días. Él aún no había vuelto.
—¡Aquí! Toma un trago —la incitó Rose, extendiendo hacia ella un vaso lleno de un líquido transparente.
Linda se esforzó por sonreír a su mejor amiga al tiempo que negaba con la cabeza para rechazar el ofrecimiento.
—Una de nosotras tiene que mantenerse sobria para conducir devuelta —señaló, elevando el tono de su voz para ser oída por sobre la música y el barullo de los invitados— A no ser que quieras tomar un autobús —bromeó.
—No puedes pasarte la noche de pie aquí, mirando al espacio y pensando en lo que no deberías —enunció Rose, enfatizando la última parte con evidente reproche, indicando que sabía lo que pasaba por la mente de su interlocutora— Al menos ven a bailar con nosotras —imploró.
Mas Linda ya no le prestaba atención. Sus ojos divisaron al anfitrión de la fiesta caminando en su dirección y ahogó un gemido de protesta. Otro de los motivos que volvían penosa su noche eran los constantes acercamientos y descarados coqueteos de James Bieber. Ya no podía soportarlo.
—Voy a dar algunas vueltas ¿ok? —anunció a su mejor amiga e ingresó a la improvisada pista de baile antes de que ella pudiera responderle.
Procuró perderse entre la multitud de gente, esfumarse entre la muchedumbre para que James no pudiera localizarla. Salió al otro lado de la sala y, rápidamente, transitó algunos pasajes de la enorme residencia, buscando un lugar donde pudiera sentirse menos abrumada, tanto por sus pensamientos como por el jugador de fútbol empeñado en acosarla. Arribó a un pasillo angosto y oscuro que, para su sorpresa y suerte, estaba desolado. Recargó su espalda contra la pared y cerró sus ojos, exhalando un prolongado suspiro.
Seis meses y doce días.
Sintió cómo las lágrimas acudían a ella y apretó sus párpados con mayor fuerza, intentando retenerlas. Debería estar aliviada porque su ex novio se fugara, llevándose con él la pesada carga que significaba su relación, pero en su pecho había un profundo vacío, un hueco, como si su corazón hubiera sido arrancado de allí. ¿Por qué seguía aferrada a algo que le provocaba tanto dolor? Logan era egoísta y mezquino, la había dañado en más de una ocasión solo por conseguir su propio objetivo, no tenía sentido que ella siguiera enamorada de él... Sin embargo, allí estaba, contando cada día. No podía controlar lo que sentía.
Justo al momento en que Linda sucumbió al llanto, unos fuertes ruidos la alertaron. Eran risas masculinas y varios pasos acercándose. No quería que nadie la viera en ese estado, por lo que se escabulló a un pequeño armario situado a su derecha y tomó algunas respiraciones profundas para calmarse y evitar hacer ruido. Esperaba que el grupo de jóvenes simplemente pasara de largo por el corto tramo, mas se vio sorprendida cuando abrieron la puerta del pequeño cuarto donde ella se encontraba.
—¡No! —escuchó que un chico exclamaba.
No podía ver mucho a causa de la oscuridad, pero sintió el calor de un cuerpo humano siendo empujado en su dirección, por lo que retrocedió un paso hasta chocar con una estantería. Entonces, la puerta se cerró con un potente golpe.
—¡N-no! ¡Por favor! —volvió a proferir la misma voz, en esa ocasión, a pocos centímetros de ella.
El pasmo la paralizó unos pocos segundos, pero pronto reaccionó.
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Palabras Calladas
Novela Juvenil-Aquello que callamos, lo retenemos dentro y se convierte en nuestra carga. No podemos soportar tanto peso... -Tu problema con las palabras, niño mío, proviene de todo aquello que nunca has dicho. *Prohibida la copia/adaptación/reproducción total o...