|19| Un breve instante en el océano del tiempo

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—¡¿Qué?!

Rose exclamó aquello tan fuerte que el sonido de su voz retumbó contra los casilleros y se propagó por todo el pasillo. Varios de sus compañeros voltearon a mirarla, mas no le dedicaron mayor atención, pues la campana que anunciaba al comienzo de las clases estaba a punto de sonar y debían darse prisa.

—¡¿Qué acabas de decir?! —volvió a hablar, procurando bajar el volumen de su articulación.

Linda mordió su labio inferior para evitar que ellos dibujaran una enorme sonrisa.

—Logan me besó ayer —repitió con alegría.

—¿Logan Roy te besó? —murmuró Rose, incrédula— Estás de broma, ¿cierto?

—Nop. Él ha estado flirteando conmigo el último tiempo. Honestamente, no creí que iba en serio —explicó la chica, al tiempo que un tenue rubor cubría sus mejillas— Al parecer, no era un juego en absoluto. Ayer me besó, muchas veces... Y se sintió tan bien —suspiró, apoyando su espalda contra la taquilla y dejando que sus pensamientos vagaran hacia aquel recuerdo.

—Todo lo que está mal se siente bien —dictaminó Rose, cerrando de un golpe su casillero.

Linda frunció el ceño ante la reacción de su mejor amiga.

—¿Por qué actúas así?

—Linda, de verdad, no puedo entender por qué estás haciendo esto.

—¿Hacer qué?

—¡Involucrarte con Logan Roy! Sabes que él no es más que problemas.

—Ni siquiera lo conoces —lo defendió la muchacha, irritada— No puedes hablar de él.

—Todos en esta secundaria lo conocen —replicó Rose— No entiendo cómo pudiste fijarte en él.

Linda giró sobre sus talones y comenzó a caminar por el pasillo, alejándose de su compañera. No quería seguir escuchándola, ya que sus palabras solo acrecentaban el enojo que burbujeaba en su interior.

Le molestaba que maliciosos juicios cayeran sobre Logan sin mayores fundamentos. Era cierto que la errática actitud del chico acreditaba las reservas hacia él, pero aquello no era más que mera apariencia. Ellos no lo conocían. No como ella lo había llegado a conocer las últimas semanas. Habían pasado una considerable cantidad de tiempo juntos, suficiente para que ambos abandonaran la cautela y se distendieran uno en compañía del otro. Habían tenido momentos realmente agradables.

Por su llamativa belleza, Linda había sido un foco de atención constante en la escuela. Sus compañeros de clase estaban divididos entre aquellos que la veneraban y aquellos que, cediendo a la envidia y los celos, deseaban verla caer. Eso le generaba una asfixiante presión. Sentía que debía guardar las apariencias en todo momento, que no había margen para cometer una sola equivocación.

Logan, por el contrario, no esperaba nada de ella. No esperaba nada de nadie, a decir verdad, y por eso era refrescante estar con él. A su lado, la porrista no temía mostrarse vulnerable, abandonando su perfecta fachada.

—Es humano, ¿no? —le había dicho el muchacho días atrás— Tener dudas, miedos, falta de confianza. Creo que es lo que nos hace reales —se encogió de hombros— Si alguien fuera inmune a todo eso, sería una máquina.

Linda estaba aliviada sabiendo que tenía alguien con quien podía ser transparente. Eso le hacía bien. Logan le hacía bien. La frustraba que los demás no pudieran ver eso.

—¡Linda!

Detuvo su paso y Rose se posicionó a su lado, luciendo agitada luego de perseguirla.

Palabras CalladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora