Se estaba rompiendo completamente.
Verlo llorar de felicidad por su simple presencia, sin importarle sus dos años de ausencia, lo rompía.
Lo rompía cada lagrima que derramaba empapando sus ahora delgadas mejillas y también su voz rota a través de aquel aparato.
Lo quemaba aquel gesto tan simbólico donde sus manos querían unirse a través de aquel cristal, deseando acariciar las del contrario sin poder tener nada más que ilusiones y esperanzas que se aferraban desesperadamente a los recuerdos del pasado.
Lo destrozó darse cuenta de lo que pudo ser y no fue.
Y que esa historia de cuentos de hadas que esperaba para su relación en los años anteriores, se había ido al carajo por los errores de ambos.
Todo era tan caótico que se le había olvidado que tenían el tiempo medido y justo después de una promesa muy importante, Shownu fue casi arrastrado de aquella sala después de repetirle que lo amaba.
Se quedó allí con su mano y su rostro pegados a aquel vidrio blindado, mientras en su cabeza rebotaba aquella frase que le había sacudido el polvo al cajón de sus sentimientos.
Quizá un "te amo tanto mi ángel" era todo lo que necesitaba para acabar con todo el malestar que lo rodeaba diariamente.
La mano de Mariana fue a para en su hombro derecho en un intento por darle consuelo.
Suspiró volviendo en sí y se limpió las lágrimas rápidamente.
Ambos comenzaron a caminar lentamente y en silencio hacia afuera, ninguno podía mediar palabra después de lo sucedido.
Al llegar a la orilla de la calle se detuvieron para esperar un taxi, Mariana parecía muy pensativa y Kihyun mantenía sus manos dentro de sus bolsillos y con la mente en otro planeta, uno donde se podía vivir un cuento de hadas.
- Le mentiste... - dijo Mariana con la voz rota, entonces él la miró un poco sorprendido - ¿Por qué le mentiste Kihyun?
- ¿Mentirle? - frunció el ceño - ¿Cómo puedes afirmar algo con tal seguridad? ¿Crees que puedes leer mentes o que? - bufó molesto al ver que ella también estaba molesta.
- Le dijiste que aceptaste todos sus regalos, eres un mentiroso... - ella lo miró con furia y él suspiró.
- No quería que se sintiera mal, no quería decirle que todo está dentro de la casa que nunca he visitado, además son cosas materiales que yo puedo facilitarme... - la mujer se rió con sarcasmo.
- Importa una mierda lo que sea o no, es un regalo... Y mira que la única cosa que aceptaste llevarte contigo también la niegas... - la mujer se acercó y llevó su mano al cuello de Kihyun sacando de allí una fina cadena de plata de la cual colgaba el que estaba planeado que fuera el anillo de compromiso - Le dijiste que no valía para ti, pero lo llevas contigo desde que descubriste todo...
Él le apartó la mano con molestia.
- ¿Y qué? ¿Piensas que después de todo lo que hizo voy a dejarle todo tan fácil? ¿Quieres que crea que va a salir de ese lugar y estaré esperándolo con los brazos abiertos y sin condiciones? ¡Pues no, joder! - Mariana le regaló una mirada molesta.
- Entonces eso también era mentira... - Kihyun automaticamente relajó su semblante al darse cuenta de lo que acababa de decir - Que hijo de puta eres...
- Mariana... yo... - antes de que pudiera decir algo más, la mano abierta de su mejor amiga había ido a parar a su mejilla derecha.
Ni siquiera se molestó, sabía que en parte se lo merecía.
- ¡Tú nada! ¡Acabas de prometerle a un reo una vida hermosa fuera de toda esta mierda! ¿Te diste cuenta de la magnitud de tu promesa? - ella estaba llorando con intensidad - Y ahora, cinco minutos después de decirlo, vienes a mencionarme que todo era una puta mentira...
- Esa no era mi intención, es decir... - suspiró y la mujer le hizo una señal para que se callara.
- Oh no, claro que si fue tu maldita intención... Pudiste entrar allá y ser sincero, decirle que la pasaste mal sin él pero que aún no le perdonabas y te juro que él hubiera entendido - su voz subía de tono - ¡Pero no! Vas a donde él, a prometerle un puto cuento de hadas... Y no cualquier cuento, no... Es el maldito cuento de sus sueños... - ella se agarró el cabello con frustración.
- Ya para de gritar, puede que si me dejara llevar por la emoción del momento pero ¿quien no? - resopló con molestia y se cruzó de brazos - Es más, no se ni porqué cojones estas opinando.
- ¿Ahora crees que no tengo derecho a opinar? - se rió sarcástica entre lágrimas - Dame una razón para no hacerlo... ¿Te olvidas de quien fue la intermediaria para que llegara a ti? ¿Eso es poco?
- ¡Pero tú tienes tu vida! Estas casada, tienes hijos ahora y una vida de ensueño, no sabes una mierda de lo que yo he pasado... - ahora también su voz estaba alterada.
- ¿Ah no? ¿Eso es lo que crees? Creo que te olvidas del pequeño detalle que hemos sido amigos de toda la vida y que era la única que lo acompañaba en sus días tristes antes de ti, yo conocía todas sus facetas y lo sabes muy bien... ¿Ahora crees que eres especial? - le dio un pequeño empujón y él la miró con rabia.
- El punto aquí es que tú estás feliz con tu puta vida de ensueño ¿entiendes? ¡No eres tú quien tiene al amor de su vida metido en una maldita prisión! - la mujer soltó un grito de rabia y le dio un empujón más fuerte.
- ¡Si, si lo está! ¡Tengo al maldito amor de mi vida en una prisión y también tuve que presenciar como el maldito amor de su vida le mentía en mi cara! - sollozó con fuerza limpiándose las lágrimas mientras Kihyun se quedaba estupefacto - No sé como puedes tener el amor del hombre que más he amado y arriesgarte a jugar con su corazón en mi cara...
- Mariana... - Kihyun intentó tomar su mano, pero ella se soltó y levantó sus manos en resignación y comenzó a caminar hacia el taxi que se estacionó en el lugar.
- Eres la única persona que ha amado y lo hieres de esta manera... Es impresionante - sollozó una vez más mientras abría la puerta del taxi - Te desconozco Kihyun...
No la culpaba, él también se desconocía.