Sus ojos se abrieron automáticamente a pesar de que no había suficiente luz solar entrando por la ventana.
Giró lentamente en la cama y supo que se debía a la leve lluvia que bañaba la ciudad, se escuchaba suave, como un susurro en medio la calma.
Casi irreal.
Se miró a sí mismo, abrigado con una suave y cálida sabana ante la fresca temperatura mañanera y jamás se sintió tan afortunado en su vida.
Su pecho dolió al recordar aquellas terribles noches de frío dentro de la cárcel, donde no podía hacer nada más que acurrucarse contra su propio cuerpo y temblar, rezando para que las temperaturas subieran un poco y le regalaran un algo de paz.
Definitivamente esos habían sido días terribles, no tanto por el intenso frío, sino porque no había un cálido abrazo para refugiarse.
Estaba sumido en sus recuerdos y pensamientos, que se tardó varios segundos en notar que un delgado brazo desnudo se posó sobre su abdomen y por fin cayó en cuenta de su realidad, o al menos de lo que parecía ser su nueva realidad.
Apartó la sabana con desespero para buscar el dueño de aquel cálido brazo y lo encontró durmiendo plácidamente, boca abajo como un bebé.
Y comenzó a recordar su noche anterior con más claridad.
Aquellos sentimientos, aquellas palabras, aquel deseo, aquel amor, aquellas caricias, aquel acto tan significativo en el que habían participado, ambos.
Y sonrió delineando el contorno de la suave espalda de Kihyun con sus dedos, mirando como levemente se notaban un par de marcas de besos que él había dejado allí.
Y simplemente no podía creérselo.
Cubrió bien el desnudo cuerpo de Kihyun con la sábana y continuó con sus delicadas caricias.
Pero sobre todas las cosas se dedicó a mirarlo y pensar en todo.
Pues a veces se cuestionaba si seguirían juntos si la historia fuera diferente.
Odiaba ser la persona que lo había dañado, odiaba ser el responsable de que Kihyun llevara una carga emocional tan grande sobre sus hombros.
Pero lo amaba, porque al fin y al cabo, había cambiado por él.
Él era lo único que faltaba en su vida, él era aquel motivo que buscaba, él era ese algo que le faltaba para poder luchar contra lo que era.
Él.
— ¿Qué miras? — susurró Kihyun con voz ronca por el sueño y sus ojos entrecerrados.
Al principio se sorprendió por escucharlo, pero al mismo tiempo aquella calidez se posó en su pecho.
Más cálido que la enorme sábana que los resguardaba del frío.
— A ti... — lo abrazó suavemente, siguiendo con las caricias en su espalda — a tu rostro, a tu cuerpo, a tu mente, a tu alma...
Dejó un par de besitos esparcidos por el cuello de Kihyun y luego se separó para continuar viéndolo.
— Vaya... Que observador... — bromeó — ¿Por qué...? — bostezó a punto de caer dormido de nuevo.
Entonces Shownu sonrió ante lo tierno que se miraba Kihyun luchando por mantenerse despierto.
— Porque te amo... — Kihyun mostró una leve sonrisa — y estoy feliz de poder volver a ver esa hermosa sonrisa y saber que yo la provoqué...
Kihyun abrió sus adormilados ojos una vez más.
— ¿Llevas despierto mucho tiempo? Seguro haz estado pensando muchas tonterías... — lo abrazó fuerte y se acurrucó contra su pecho — deja de pensar en el pasado...