20. Epílogo

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El lugar había cambiado, la cabaña era un poco más grande, la maleza había desaparecido al igual que todo el cristal roto y las muchas botellas, en cambio habían un par de columpios, un par de juegos al aire libre y una pequeña fogata donde se reunían casi cada domingo con los más cercanos.

Ese día precisamente no era un domingo, era un día de semana que se habían tomado libre del trabajo y se fueron directo a la cabaña intentando despejarse de la vida rutinaria que llevaban en la ciudad.

Kihyun a través de las persianas de la cabaña observó en silencio a Shownu quien intentaba por todos los medios jugar con el perro, que por alguna razón nunca había querido hacer amistad con él y solamente lo buscaba para hacerle alguna travesura.

Se agachó frente a él y movió con entusiasmo la pequeña y colorida pelota que sabía que era el juguete favorito del perro, pero él ni siquiera se movía de donde estaba sentado.

— Hey... Toma... — movió la pelota una vez más frente al animal — ¿la quieres? Ve a traerla...

La lanzó apenas a unos cuantos centímetros de distancia, pero el perro simplemente la siguió con la mirada ignorando olímpicamente su mandato.

— ¿No quieres? — chasqueó la lengua y se quedó pensativo un par de segundos hasta que su mirada se posó en una pequeña rama que había cerca de ahí — ¿Qué tal esto? — tomó la ramita y la movió delante del animal para llamar su atención — ¿iras a traerla? Intentemoslo...

Iba a lanzar la pequeña rama, pero el perro terminó por echarse a dormir totalmente, demostrándole sin palabras que no estaba dispuesto a dejar su cómodo lugar por una rama.

Suspiró dandose por vencido, dejó al indomable canino en sus asuntos y suspiró poniéndose de pie con la  pequeña rama en las manos.

Se quedó mirando hacia distintos puntos del lugar y luego tomó la rama como si fuera un arma real, entonces comenzó a apuntar con ella, llegando a verse incluso gracioso.

Después de varios segundos de fingida vigilancia se dispuso a jugar él solo, en su imaginación aquella pequeña rama era un arma mortal contra los enemigos imaginarios que tenía por ahí.

Hacía ruidos con su boca imitando el sonido de los disparos de algún arma y luego él mismo imitaba las voces de sus enemigos, lo hacía apenas audible.

Por varios minutos se rió bajito apreciando como extrañamente el cachorro se sumó a los juegos de policías vs villanos con Shownu, pero en cuanto lo vio sonreír, un dolor atravesó su pecho sin piedad.

¿Por qué alguien como él no había podido tener una mejor oportunidad en la vida?

¿Cuantas veces habrá deseado jugar en su infancia pero en cambio tenía que trabajar y sufrir?

Shownu comenzó a correr por toda la propiedad, seguido del perro que poco a poco iba confiando en su otro dueño y el salió de la cabaña dejando la cena casi preparada.

Tomó asiento en las viejas escaleras de madera y apoyó la cabeza en la barandilla sonriendo mientras escuchaba la risa de Shownu de fondo y los suaves ladridos del perro.

Los minutos pasaron y debido a su silencio, su presencia tardó en ser notada por el que hace algunos años llamaba esposo.

— Oh, Kihyun...— carraspeó al ver al menor sentado en las gradas e intentó retomar una seriedad que había perdido hace rato — hace cuanto estas allí...

Lanzó la pequeña rama que el perro recogió y usó para jugar.

— Hace muy poco la verdad... — sonrió mientras miraba como el agitado Shownu se sentaba a su lado — ¿te sientes bien? Pareces cansado...

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