Capítulo 7 - Leyendas

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—El inicio de esta historia data de hace mucho tiempo —Comenzó a decir el hombre, con un tono solemne y serio—. Más tiempo del que podrías siquiera imaginar. Es una historia que se ha transmitido entre las generaciones desde la primera civilización humana que habitó el mundo. Es el relato de lo que sucedió durante el surgimiento del universo y lo que en él existe; La creación de todas las cosas. La historia de las dos fuerzas que moldearon el curso de la vida durante su comienzo: El Silencio y el Caos...

"Antes de que llegara a existir nada más, el silencio reinaba incuestionablemente sobre el vacío que conformaba el universo en sus primeros momentos. Nada se le oponía, y su poder era inigualable. Pero, con la eventual creación de las cosas, surgió una fuerza rival, que comenzó a ganar cada vez más fuerza: El Caos. Estas dos fuerzas han estado en constante conflicto desde que empezaron a coexistir, cada una luchando fieramente contra su rival, queriendo ocupar el lugar de la otra.

Esto ha sido así desde el comienzo, y lo más probable es que siga siendo así por siempre. Puedes imaginar a estas fuerzas como entes vivos, pensantes, sabios y poderosos, aunque es cierto que la realidad es bastante más compleja. Al principio, estas fuerzas mantenían una riña que sólo las involucraba a ellas dos, ya que eran los únicos seres "vivos e inteligentes" que existían.

Pero, luego de que aparecieron los primeros humanos en la tierra, las dos fuerzas, quienes fueron conocidas por éstos como alguna clase de dioses, crearon cada una un representante en la tierra. Dos seres con forma humana, pero que lo único que tenían en común con los humanos era, de hecho, su forma. Fueron enviados a la humanidad para servir como una extensión, un vago reflejo visible del poder de sus creadores.

Estos seres tenían grandes poderes y eran miles de veces superiores a los humanos. Tal era su poder, que podían moldear casi por completo los elementos que componían el mundo a su alrededor y eran prácticamente inmortales, pues estaban hechos de la energía pura de las dos fuerzas que los habían creado, energías conocidas como la Esencia del Silencio y la Esencia del Caos.

Los antiguos habitantes de la tierra, en señal de respeto y veneración, decidieron nombrar a estos seres en su lenguaje ancestral, el cual era el único que existía entonces y era utilizado en todo el mundo.

Al enviado del Silencio le llamaron Letcitus, que en aquella lengua significaba "La Calma del Silencio", y al representante del caos le pusieron por nombre Sorcim, que traducido significa: "El Alarido Caótico".

Estos dos poderosos seres pronto se convirtieron en gobernantes de las recién formadas primeras ciudades humanas debido a su fuerza e inteligencia, que eran inmensamente superiores al de cualquier humano.

Letcitus tenía la forma física de un hombre de ojos y cabello dorado, que lucía un porte elegante pero humilde a la vez. Gobernaba sus ciudades con perfecta justicia, haciendo siempre lo que era mejor para aquellos a quienes lideraba, y ayudándolos en todo lo que pudieran necesitar.

Era un gobernante bueno, sabio y pacífico, que sólo hablaba cuando era necesario y, cuando lo hacía, sus palabras estaban llenas de sabiduría y poder. Los que vivían en las ciudades bajo el control de Letcitus eran personas felices y fuertes.

Estos súbditos se convirtieron en una raza de personas superior a los humanos corrientes. Se les conocía como los "Tacitus", o Los silenciosos, una raza de seres amables y pacíficos que, luego de años de vivir en las ciudades que se hallaban bajo la influencia de la esencia del silencio, adquirían inteligencia y fuerza muy por encima de los humanos corrientes, y su cuerpo exteriorizaba su poder por medio de un tenue brillo en su piel.

Sorcim, en cambio, era todo lo contrario. Este ser infundía terror con sus atemorizantes ojos de color carmesí, profundos, calculadores, y llenos de una perpetúa ira. Era extremadamente violento, cruel y despiadado. Todo el que se atrevía a llevarle la contraria en cualquier cosa o pensaba diferente a él, encontraba de inmediato una muerte horrible, muchas veces a manos del mismo Sorcim o de alguno de sus sirvientes.

El misterio del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora