Capítulo 10 - Resplandor

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Llegué hasta la pequeña grieta que daba acceso al interior del volcán, mientras mi mente seguía confundida y sorprendida por lo que había pasado, aunque, haber descubierto aquella parte del poder del arma me infundía algo de confianza.

Sabía que ya no estaba tan indefenso como creía al principio, pero, a pesar de eso no tenía del todo claro cómo usar ese poder, pues en cierto modo parecía que ella había hecho todo por su propia cuenta. Sentía que el arma me había usado a mí, aunque, teniendo en cuenta el resultado, no parecía ser algo malo.

Al llegar a la pared del volcán me acerqué hasta la entrada, que no era más que una abertura en la roca, de poco más de un metro de ancho, con algunas rocas filosas en varias zonas de los bordes. Se sentía el calor proveniente del interior del volcán saliendo desde el agujero.

Tuve que pasar a través de la pequeña grieta en la pared con mi cuerpo prácticamente arrastrándose sobre la roca, ya que el espacio era muy reducido, pero finalmente logré ingresar otra vez a la parte interior del volcán, con poco más que unos rasguños superficiales.

Aún pensaba en lo que acababa de ocurrir. La enorme horda de Chaotics que me había atacado, surgiendo de la nada, la extraña voz dándome indicaciones en mi mente, el poder tan asombroso que había demostrado tener aquel bastón, aquel absoluto silencio que por unos segundos me había rodeado, llegando casi a detener el tiempo...

De nuevo, mi mente le daba vueltas a un sin número de pensamientos y preguntas, pero sabía que debía estar concentrado o correría peligro de cometer algún error al distraerme, así que guardé todos esos pensamientos en un rincón de mi mente para analizarlos cuando tuviera oportunidad, y traté de concentrarme en hacer lo que había venido a hacer. Debía conseguir la gema.

Al ingresar por completo en el volcán, luego de haber atravesado la pared a través de la grieta, el cambio de temperatura que se sentía era enorme. Hacía mucho calor, y en todo el lugar relucía una tenue luz naranja. Se escuchaban sonidos de siseos ocasionales, seguramente causados por la lava consumiendo alguna piedra. La cueva por la cual entré me había conducido a un pequeño pasillo que se introducía aún más en el corazón del volcán.

El único camino que veía era recto hacia el frente, así que seguí caminando un poco entre las estrechas paredes de la cueva, atravesando varios metros de pasillos de rocas, al parecer adentrándome más en el volcán, intentando llegar hasta el centro.

No tenía idea de donde estaba la gema. Aunque recordaba haber visto la puerta que mencionó Bylanz, no se me ocurría forma de saber dónde estaba exactamente, pues esas pequeñas cuevas dentro del volcán se conectaban a través de pasillos en muchas direcciones, todos idénticos, lo que componía un auténtico laberinto en el que cualquiera se podía perder con terrible facilidad.

Caminaba entre los pasillos y cuevas, sin saber con exactitud a dónde iba. En varias ocasiones recorrí pasillos que se veían iguales, aunque no tenía forma de saber si ya había pasado por ellos, pues todo estaba hecho de la misma roca rojiza y tibia, y por todas partes se veía lo mismo.

Sentí que caminé por un largo tiempo, recorriendo zonas en la que los túneles se dividían formando varios caminos que luego regresaban o llevaban a un giro sin salida. Al cabo de un rato me hallaba totalmente perdido y frustrado.

Decidí detenerme y pensar que hacer, pues me di cuenta de que, sin un plan, posiblemente podía seguir vagando en ese laberinto de forma indefinida sin llegar a ningún lugar. Pensé en lo que era mi meta principal por ahora: llegar al centro del volcán. A partir de allí, en caso de que lograra llegar, podría ubicar mi posición con más facilidad.

Lo poco que sabía era que allí estaba la mayor concentración de lava de todo el volcán, así como de luz y calor. Con esto en mente, decidí volver a caminar, pero esta vez intentando dirigirme hacia los lugares en los que la temperatura y la iluminación aumentaran, al menos un poco. De seguro no era el mejor plan, pero era lo único que podía hacer.

El misterio del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora