Capítulo 2 - Agua

141 32 30
                                    

La caída pareció durar una eternidad. Sentí el tiempo correr muy lento, aunque de seguro fueron apenas unos cuantos segundos lo que duré en el aire. Durante todo ese tiempo, sólo pude escuchar el constante sonido del viento zumbando con fuerza en mis oídos por la gran velocidad de la caída.

El viento seguía azotando mi cara con fuerza y golpeando todo mi cuerpo. Ningún pensamiento se hallaba en mi mente durante ese momento, y me sentía con una extraña sensación de calma, a pesar de la situación. Abrí los ojos y pude ver frente a mí la enorme masa azul que estaba a punto de golpear. Mi cuerpo siguió surcando el aire, acercándome más al impacto con cada segundo. Viendo el mar acercarse a toda velocidad, cerré los ojos una vez más y esperé.

El golpe contra el agua se sintió increíblemente suave, como si atravesara una cortina de tela ligera que componía el portal a otro mundo. En el mismo segundo en que entré al mar, sentí el drástico cambio en la temperatura. Mi entorno cambió, pasando del sofocante calor que plagaba el lugar del cual venía, a la agradable temperatura de aquel mar, ligeramente frío, que se sintió muy relajante al contacto con mi cuerpo, que aún se hallaba caliente y cansado.

Luego de un breve momento flotando en el fondo del agua, comencé a sentirme con mucha más energía y volví a abrir los ojos, que tardaron unos segundos en adaptarse al cambio de luminosidad por estar sumergido. Cuando logré abrirlos completamente, lo único que podía ver era color azul.

Dirigiendo la mirada hacia mis alrededores, solo pude ver más de aquel azul uniforme, extendiéndose a un horizonte que parecía interminable hacia todas las direcciones. Al mirar hacia abajo se veía el mismo color, pero éste iba haciéndose mucho más oscuro, hasta llegar a lo que debía ser el fondo, que se hallaba a una indescifrable distancia, en el cual todo se tornaba de un color totalmente negro, por lo cual no se podía ver nada más.

Miré hacia arriba y pude ver que el color del agua se tornaba ligeramente más claro. No era un cambio muy notable, pero sin duda era una mucha mejor opción que la anterior, así que decidí ir hacia arriba y comencé a nadar y a elevarme lentamente.

Mi cuerpo flotaba con suavidad en la profundidad acuosa, mientras ascendía despacio, casi sin esfuerzo. Debían haber pasado más de diez minutos desde que había entrado al agua, y me hallaba respirando perfectamente. Aunque era obvio que aquello no era algo normal, por alguna razón no me surgía ninguna duda por saber cómo estaba logrando sobrevivir sin respirar durante tanto tiempo.
Noté que estaba todavía a gran profundidad.

Llevaba ya varios minutos nadando hacia arriba y nada cambiaba, además de un muy sutil aumento del brillo que llenaba el lugar. Lo único que me rodeó durante todos esos minutos era el agua. Un océano de apariencia infinita que tintaba todo el paisaje del mismo color azul a donde quiera que mirara.

Esa extraña situación de silencio y soledad en la que me hallaba no generaba en mi mente ninguna clase de miedo, preocupación, ni siquiera algo de curiosidad como había sentido antes. Lo único que sentía era una enorme sensación de paz. Sentía que no había nada en el mundo me preocupaba en ese momento. Hubiera deseado mantenerme así por siempre.

La agradable presión y frescura de aquel lugar que me rodeaba, acompañada del silencio y la calma llenaban todos mis pensamientos y los reprimían a un rincón de mi mente en el que casi no existían. Sólo sentía tranquilidad, calma y hasta un leve júbilo. Aunque todavía podía sentir como se asomaba a lo lejos la duda de dónde estaba y qué hacía allí.

Después de un tiempo indeterminado nadando hacia arriba, el entorno comenzó a cambiar de forma mucho más notable. El agua, que antes era oscura y sombría, comenzó a ser bañada por la luz, tornándose de un color azul claro y brillante. Aún me hallaba a bastante profundidad, pero comenzaba a ver como los rayos del sol atravesaban la superficie del mar, aclarando de a poco el paisaje y haciendo que el agua se sintiera gradualmente más cálida.

El misterio del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora