El vuelo de Baekhyun se había retrasado a causa del mal tiempo en Japón. Aparentemente, allá las condiciones eran totalmente distintas a su ciudad de residencia, donde las estrellas del cielo nocturno eran apenas bloqueadas por alguna nubosidad.
Había regresado al penthouse desde hace varias horas, su plan de recoger a su esposo en el aeropuerto se vio hecho trizas por el clima nipón, estaba tan molesto que pensó que sumaría eso a su lista de razones por las que prefería China. La primera, por supuesto, era por ser el país natal de su madre.
Así que puso en curso otra idea: colocó velas para proporcionar una irreal iluminación con ayuda de los recipientes de vidrio que las contenía; había decorado con rosas, como prácticamente estipulaban las clásicas normas de las noches románticas, los rojos pétalos resaltaban sobre los blancos y acendrados sillones, y sobre el piso con acabado de madera; puso girasoles junto a la cama, encima de una de sus cajoneras, para que Baek viera sus flores favoritas al despertar, si es que arribaba antes del amanecer.
La sequedad y la falta de brillo que afectaba su epidermis, parecía rehusarse a desaparecer hasta no ser acariciada por la piel que reconocía como su amante. Su boca estaba sedienta de los besos del mayor y su corazón yacía famélico de su amor. Por suerte, su tortura finalizaría pronto.
Miró el reloj adherido a una de las paredes: dos de madrugada. Se estiró, debía cambiarse de ropa, hasta al vestirse había pensado en los gustos de su esposo: la camisa de color piedra que Baekkie le había regalado hace meses, que estaba fajada bajo un pantalón negro, ese estilo que lo hacía lucir como uno de los personajes principescos de las historietas que solía leer y que era la debilidad de su amado.
Pero antes de ponerse la pijama, colocó sobre la mesa de la sala, una orquídea rosada contenida en un cilindro de cristal en el que resaltaban dorados detalles. La puerta se abrió, sorprendiéndolo.
—¿Baek?— pronunció cuando vio al susodicho entrar con el par de maletas—. ¿Por qué no me llamaste para ir por ti?
Se dirigió hacia su desaliñado marido, la palidez de la piel y los surcos oscuros bajo los ojos, le hicieron intuir que el mayor no estaba pasando una buena noche y, mucho menos, estaría de humor para tener la velada que soñó.
—Pensé que dormías— musitó.
—Sabes que no me importa que me despiertes— le recordó, abrazándolo—. Yo hubiera ido con gusto— besó fugazmente la frente del más bajo.
Después de todo, su pareja tenía la costumbre de interrumpir su sueño con un beso o una mordida, o diciéndole entre susurrros cuánto lo amaba.
—Estoy cansado— dijo, frenando así las muy posibles dobles intenciones del otro.
Los labios de Sehun formaron una desdichada sonrisa porque, si bien moría de ganas de fundirse bajo las sábanas con Baek, no podía explotar el agotado cuerpo del contrario. De todos modos, se consideraba capaz de soportar un día más. Deslizó sus manos por el cuerpo del castaño tan lento como pudo, resignado a que sería lo único que obtendría. Adquirió una mejor posición y lo cargó.
—No, tengo que... cambiarme— murmuró Baekkie, adormilado, tratando débilmente de zafarse.
Baekhyun puso tan poca resistencia para ser despegado del suelo e hizo menos esfuerzo para bajarse, que realmente consideró lo abatido que se hallaba. Su instinto protector salió a relucir, quería demandar a la compañía de aviación por tener a su esposo aguardando por horas sin la posibilidad de descansar cómodamente. Él ya había pasado por el martirio que representaba permanecer despierto en el aeropuerto por vigilar el equipaje de mano, durante horas, a causa de un retraso en el vuelo.
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Forget you «SeBaek»
FanficSehun ama profundamente a su esposo, Baekhyun. Sin embargo, las cosas cambian radicalmente entre ellos después de que Baek regresa de un viaje, haciéndolo dudar sobre haber tomado la decisión correcta al casarse. ¿Podrá su matrimonio sobrevivir cuan...