Capítulo X

405 64 27
                                    

Las paredes pintadas de paja y el blanquecino azulejo hacían más lúgubre el lugar. Saber que una persona querida se hallaba contenida en uno de los grisáceos casilleros, empeoraba el sentir de ambos.

El día anterior se les había reportado a los miembros de la agencia de la familia Park, el hallazgo de un cadáver en el inicio de unas montañas niponas. Gracias a que Chanyeol usó a sus contactos en las jefaturas, logró encontrar a uno de los dos que buscaba, lamentablemente, no como el señor Oh y él desearon.

No quería analizar más el asunto porque de hacerlo recordaría que, si uno estaba muerto, entonces sería alta la probabilidad de que el otro desaparecido también hubiese perdido la vida. Aparentemente, de acuerdo al contenido de la cartera y el celular que se hallaron en las cercanías de la escena del crimen, no se trataba de su hermano, motivo por el cual su acompañante lucía extremadamente pálido y nervioso.

El pelinegro debía confesar que se mostró escéptico ante el supuesto amor de Jongin hacia Soo, después de todo, aun cuando la pareja tenía años de matrimonio, la unión se llevó a cabo por un acuerdo ajeno a los sentimientos. Pero verlo al borde del colapso mientras un trabajador sacaba un bulto cubierto por tela blanca, le había convencido.

Las manos del empleado se posicionaron sobre la manta, sintió el hombro del moreno temblar bajo su mano y tragó saliva. Su corazón latía demasiado rápido y sudaba frío, el saber que más cuerpos eran contenidos en las plateadas cámaras frigoríficas sólo empeoraba su condición.

El grito desgarrador de Jongin resonó con fuerza en la estancia cuando se descubrió el rostro del occiso. Las facciones se encontraban sin color e hinchadas pero todavía se distinguían los maduros rasgos: era Kyungsoo. Su compañero lloraba desconsolado, eliminó la distancia entre ellos y se convirtió en la fuerza del contrario para evitar la caída de su amigo.

El castaño se hundió en su pecho, la ropa absorbía el sinfín de lágrimas pero sin lograr detener por completo su paso por el rostro. El anillo dorado en el anular de Channie comenzó a pesar cada vez más con el transcurso de los segundos, se encontraba recién casado, no obstante, para su cuerpo resultó irrelevante.

Los brazos de Chanyeol rodearon al afligido y apoyó su cabeza sobre la ajena. ¿Alguna vez habían estado así? No podía recordar un momento en el que hubieran compartido tal cercanía, ¿ese era el motivo por el cual su corazón latía a prisa y a la vez le pesaba al ver al menor destrozado? No, por supuesto que no.

Jongin había sido su gran amor años atrás, claro que jamás se atrevió a confesarse. Después, por las circunstancias que se presentaron, no se animó a conquistarlo y, cuando su familia decidió que Kyungsoo se casara con el moreno para mantener vigilados a los Kim, perdió toda la esperanza.

¿Estaba mal pensar que el destino le había dado una nueva oportunidad? Tal vez, tras resolver el dilema en el que se hallaba, podría por fin acercarse como él quería al hombre al que abrazaba.

...

Las malas noticias viajan rápido y esa era el motivo por el que Chunghee se hallaba en la sala de los Park. La luz diurna pasaba sin pena por las ventanas largas y rectangulares, más allá del cristal, un par de mariposas revoloteaban sobre las plantas del jardín mientras se bañaban con la calidez del sol.

Los colores hueso y blanco predominaban en las paredes y en los muebles; la cristalina mesa servía de soporte a las tazas con café humeante; níveas flores contenidas en floreros de vidrio, adornaban la habitación; en los costados de la apagada chimenea se ubicaban algunas extrañas y plateadas decoraciones, de esas a las que no se les halla forma por más que se les mire. En los sillones, que competían en pureza con la nieve, se encontraba el trío con el semblante serio y la musculatura tensa.

Forget you «SeBaek» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora