Forget you «SeBaek»

Capítulo XII

Milagrosamente, Baekhyun había abandonado la habitación para recibirlo al momento de su llegada. Aunque no se hacía ilusiones de que lo haya extrañado, más bien parecía que el otro salió porque casi se cae una de las paredes del penthouse a causa de la brusquedad con la que selló la puerta. De no encontrarse tan molesto, hubiese temido por aquella hecha de vidrio pero su mente minimizaba cualquier otro asunto y lo archivaba, restándole importancia.

Arrojó su saco formal hacia algún sitio, la sangre le hervía y tener al castaño frente a él empeoraba la situación. El calor se acumulaba y no se trataba de aquel que le hacía terminar con su esposo sobre algún espacio de la casa, sino de uno que le provocaba querer gritarle aunque al día siguiente lo hiciera arrepentirse.

—¿Qué te sucede?

De continuar viviendo en la ignorancia, Hun hubiese creído que la alarma expresada en la voz del mayor era genuina, pero ya no lo hacía. Ahora era consciente del porqué el otro lucía ausente cuando se encontraban juntos y la razón le dolía... Su persona no tenía cabida en los pensamientos ni en los sentimientos de Baek.

Él se había metido en ese lío. Después de todo, Baekhyun le informó, desde mucho antes de ser novios, que no creía en el amor ni en el matrimonio, estaba pagando el precio por no querer aceptar tal confesión, por creer en la tonta ilusión de que logró hacerlo cambiar de parecer.

—¿Quién es tu amante?— soltó casi escupiendo, sus manos se empuñaron ocultas en sus bolsillos.

Haneul se congeló, ¿había sido descubierto? Sus encuentros con su novio, tras llegar de Japón, se resumía a uno, la ocasión que marcó su última reunión hasta que consiguieran el artefacto de los Oh. No pudo ser visto ese día, el había inspeccionado las cercanías antes de salir y no se percató de alguna presencia conocida.

Debía mantener la compostura, necesitaba hacerse la víctima y manejar la situación a su favor. Gracias a que el juicio del alto era nublado por el amor que sentía por Baek, no se trataba de una tarea complicada. Sehun confiaría en él sin importar qué, estaba seguro de ello.

—¿Qué ocurre contigo? Después de tantos años juntos, ¿me crees capaz de hacerte algo así?— pronunció el mayor, fingiendo estar ofendido.

—¡Deja de mentir!— gritó colérico.

Sehun agarró bruscamente el brazo ajeno. ¡¿Cómo el castaño podía ser tan cínico?! ¡¿Dónde estaba la persona que amaba?! No lograba ver algún indicio del hermoso hombre con quien se casó.

—¡Suéltame!

—¡Dime la verdad!— exigió el pelinegro, su entrecejo no podía fruncirse más.

—¡Estás demente!— exclamó el impostor. De haber sabido que su menor tenía una faceta de perro rabioso jamás hubiera aceptado la tarea de vivir a su lado.

—¿Creíste que nadie te vería salir del motel?— las palabras salieron distorsionadas de la boca de Hunnie debido a su apretada mandíbula, no obstante, al sentir que el brazo bajo su poder se tensaba supo que el mayor lo había entendido.

El cuerpo de Haneul se heló, su única falta había sido descubierta y, ahora, aquella persona que hacía mejor su miserable mundo, se ponía en su contra. No podía permitirse perder el cariño de Sehun, no cuando Yifan y Luhan le habían pedido conseguir las contraseñas. Sí, quería librarse de la misión que lo llevó a ese lugar pero... ¿Y si lo amenazaban? ¿Y si ponía la vida del alto en peligro por no cumplir con su deber? Además, de hacer lo que la dupla le solicitaba, entonces él podía pedirles que eliminaran a aquellos que hicieron de su infancia un infierno.

—No sé de qué me estás hablando— afirmó, los dedos ajenos se aferraron a él con mayor fuerza—. ¡Me estás lastimando!

Esas palabras hicieron eco en la cabeza de Sehun, no le sirvieron de sedante pero habían conseguido que recuperara un poco la razón. Jamás había tratado a Baekhyun de ese horrible modo, y no tenía la intención de hacerlo incluso con tal detestable motivo molestándole. Lo liberó, su dentadura presionada con fuerza.