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16 años.

De vez en cuando Kirishima aún recuerda la noche en la que se llevaron a Bakugo de su lado. La noche del campamento donde fue secuestrado.

Sabía lo mucho que se habían esforzado sus compañeros por protegerlo, pero a pesar de tener conocimiento de eso una parte dentro de sí decía "no hicieron lo suficiente", sin embargo, sabía que era la parte dolida la que hablaba, la parte suya que estaba frustrada por no haber roto alguna que otra regla impuesga por sus profesores para ir en ayuda del joven rubio. ¿Por qué se quedó con el grupo en vez de ir a buscarlo? ¿Por qué no le habían dejado ir? De seguro hubiera logrado retenerlo a su lado todo el tiempo posible.

Se sintió tan frustrado que realmente necesitaba hacer algo.

Agradeció que Todoroki quisiera ayudarlo, pero no se sintió bien hasta que escuchó la voz del rubio. Y terminó de preocuparse cuando sus manos fueron tomadas.

Aún recuerda del calor que sintió cuando ambas se unieron, como dos piezas de rompecabezas destinadas a ir una al lado de la otra. Como si, fueron creadas para tomarse entre sí en todo momento.

Hasta aquél día todavía sentía el calor en su palma y corazón cuando su mano estaba cerca de la ajena.

Como lo estaba sintiendo en ese momento.

Estaban en la habitación de Kirishima, estaban ambos sentados, una silla al lado de la otra con sus respectivas cosas sobre el escritorio. Al tener los dormitorios juntos pudieron fácilmente llevar una silla más del cuarto de Bakugo al de Eijiro. En ese momento el rubio le estaba explicando y señalando cosas con su mano izquiera, pero el pelirrojo solamente podía pensar en lo cerca que estaba su propia mano con la diestra ajena.

— Y así es como despejas la incógnita, ¿entendiste, cabello de mierda?—Kirishima salió de su transe y a pesar de no haber escuchado nada, asintió. Sin embargo, Bakugo frunció el ceño.— entonces dime exactamente lo que te expliqué hace dos segundos.

— Bueno...—empezó hablando con un tartamudeo y separó sus manos que estaban a punto de tomarse y se sonrojó por la vergüenza de no saber, agachando un poco su mirada a los ejercicios en su cuaderno.— no escuché, estaba pensando en otra cosa.

— ¿Y en qué? Si me dices que estás pensando en Deku voy a romperte la cara, no voy a explicarte todo esto para que te distraigas con mierdas amorosas.

— ¿Por qué siempre metes a Midoriya en todo?—preguntó en tono bajo, ladeando un poco su cabeza, rogando para que el contrario no explotara.

— ¿Acaso no te gusta?—Eijiro se sintió todavía más confundido que antes.

— ¿Qué te hace pensar que me gusta Midoriya?

— Porque eres gay y Deku parece serlo también y, ¡no te rías, bastardo!

Kirishima a pesar de que lo intentaba, no podía, aquellas palabras le hicieron el día, la semana, la vida entera. ¿Enamorado de Midoriya solamente porque era gay? Ni en sus sueños.

— Es que, Blasty, ¿por qué asumes que me gusta alguien solamente por eso?

— ¿Entonces no te gusta Deku?

El pelirrojo negó, soltando un suspiro cuando logró calmarse.— No, el que me gusta es hetero, para mi mala suerte, pero lo superaré.

— ¿Y quién es?

Queriendo evitar el tema empujó un poco a Bakugo y señaló el cuaderno frente suyo.— sigue enseñándome, se hace tarde y tienes que dormirte temprano, Blasty.

— Voy a matarte.

Colorblind [KiriBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora