Prólogo.

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19 de septiembre, 3:07 a.m.
Despiertó por el sonido del teléfono.
Se levantó corriendo para ver quién podrá ser, algo tiene que estar pasando nadie llama a esta hora y más teniendo en cuenta que ella hoy no está en casa, tiene un muy mal presentimiento.
Contestó la llamada con una gran sensación de ansiedad en el pecho prácticamente suplicando que no hubiera pasado nada.
- ¿Diga?
-Hola, buenas noches, ¿ es usted el señor Athan Koslov?
-Si, soy yo, ¿quien es?
-Le llamamos del hospital ha ocurrido un gran accidente y...
En cuanto la mujer le explicó lo que pasaba el mundo de Athan se derrumbó.
Corrió hacia su habitación y se vistió tan rápido como pudo, hacía ya años que no sentía el peso de semejante angustia, le temblaban las piernas y notaba un cosquilleo en la punta de sus dedos.
Bajó las escaleras de dos en dos, cogió sus cosas y se subió al coche en dirección al hospital.

No sabía bien qué pasaba pero sabía que solo había dos opciones:
O era una broma de muy mal gusto -lo cual conllevaría una paliza para alguno de los implicados-, o era todo cierto y gran parte de él moriría en ese hospital, como pasó al fallecer su padre.
Fuese cual fuese, acabaría en desgracia para unos u otros.

Helium: Corazón tocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora