Capítulo XIII.

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Amaris.

-He visto la caja que buscaba Morgana y dentro había muchas fotos de habernos estado siguiendo durante meses pero una es del árbol que está al lado de la tumba de mi hermano, ahí, según pone la nota detras de ésta, está escondida una caja fuerte con pruebas de la inocencia de una de las hermanas, necesito saber si de verdad están allí. Voy a ir, queráis o no, necesito respuestas.-Digo totalmente convencida de ello.

-Yo iré contigo, al menos por si acaso pasa algo y para ayudarte a buscar.- Athan también está convencido de ello, genial, empate.

-Un segundo señoritos, seguramente ella os esté vigilando más a vosotros que a nadie, le pediré a Miller que vaya él, le contaré todo lo que sabemos hasta este momento, ahora, Chispitas tienes que prepararte, acuérdate de que te vas a casa con los chicos.- Mi madre tan adorable como siempre.

-Sí, mamá, ya voy, no te preocupes. ¿Está el coche en el garaje?

-Si, lo metí al llegar, como siempre.- Gracias a que mi padrastro ama más a su coche que a nada en el mundo y vive con el miedo constante de que le puedan rallar el coche o le den un golpe, ahora no parece raro que lo guarde, punto para el señorito.

-¿Con quién me toca ir?

- Esa es la sorpresa, irás con Athan, Dylan, Karen y Kat. He hecho unos trámites y digamos que hemos conseguido un piso hasta que todo esté en orden y tú estés a salvo.

-De acuerdo, voy a recoger mis cosas.

-Voy contigo. - Ni siquiera pregunta, casi prefiero al Athan burlón, aunque este es adorable, un poco.

Me despido de mi madre y subo acompañada del moreno a mi cuarto, los demás siguen charlando en el salón, así que supongo que están esperando a que recoja mis cosas para poder venir con nosotros, al fin y al cabo la mitad vivirán conmigo de ahora en adelante, menos mal que en Athan confío... Si no me costaría bastante.
Entramos en mi cuarto y me ayuda a preparar mis cosas, me baja las maletas e incluso mete la caja en mi mochila para que no se me olvide.
Sinceramente, todo está cambiando tanto que llega a parecerme surrealista, no basta solo con que haya una loca suelta, si no que puede tenderme una trampa su hermana gemela, o sea, que puede ser ella perfectamente y que ninguno de nosotros se percate siquiera.
Quiero que esto se acabe ya, volver a salir de fiesta o de casa sin que nadie amenace con degollarme y usar mi cabeza como premio al más mínimo descuido.
Agarro unas toallas, mi kit para viajes largos y algo de maquillaje.
Lo guardo todo y me dirijo al chico de ojos verdes que se encuentra sentado en mi cama sin quitarme el ojo.

-Oye, ¿crees que estaremos bien? Quiero decir, ¿crees que nos llevaremos bien y demás?

Jugueteo con mis manos mientras miro hacia el suelo.
Se levanta para agarrar mi la cara con ambas manos y hace que le mire, sus ojos eléctricos, que destilan pequeñas chispas de...¿esperanza?
Insensatez, más bien.

-No sé si estaremos bien al principio, pero cuando todos nos hayamos acostumbrado estaremos genial. Ten en cuenta que vamos mi hermana y yo, a demás de que Dylan es mi amigo y  Kevin mi hermano de otra madre. Tampoco vamos a ser sólo nosotros, los chicos se tirarán el día allí con nosotros, los conozco demasiado bien como para saber que no van a dejarte siquiera ir al baño sola. No te preocupes ahora, debemos irnos ya, van a pensar que están pasando cosas no aptas para niños aquí y no quiero una paliza de tu padrastro.

Me río por lo último que ha salido de su boca y agarro mi maleta, una vez en el coche los chicos se sientan en sitios donde me puedan rodear para que no me vea nadie y yo... Bueno, yo voy a los pies de Athan, entre el asiento de delante y el de detrás tapada con la chaqueta del susodicho.
Oigo a mi padrastro decir que la ha visto en la casa de la vecina de pie mirando nuestra casa pero que en cuánto la miró ella desapareció, así que un par de calles lejos de mi casa me levanto y me siento en el asiento como el resto, con un poco de ayuda para incorporarme.
El camino transcurrió en calma y silencio, nadie se atrevió a perturbar esa falta de palabras, al menos hasta que llegamos al edificio.
Es un edificio precioso en frente de la Universidad, tiene un amplio jardín, árboles, un botón para que te abra el portero, unas cristaleras preciosas en el portal que dejan ver todo lo que hay allí... Simplemente es un edificio precioso.
Picamos y el portero pregunta quienes somos y por qué estamos aquí, le decimos que venimos a mudarnos al piso y nos dijo que le siguiéramos.
Subimos al ascensor y pulsa al sexto, empezamos bien, no creo que pueda colarse en la ventana de un sexto piso.
Al llegar un amplio y hermoso rellano nos da la bienvenida, el color crema de las paredes, con farolillos en forma de vela encendida, una ventana enorme que ocupa y da luz a todo el pasillo, un par de jarrones grandes adornando las esquinas de la estancia y una mesita antigua con un teléfono encima.

Helium: Corazón tocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora