Capítulo XVIII.

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Amaris.

Despierto en la cama un poco desorientada, tapada y con mi pijama puesto lo que me hace suponer que los chicos me traerían anoche al verme en el sofá, cosa que no me agrada ni un pelo teniendo en cuenta lo que se les puede pasar por la cabeza.

Miro la hora y ya es casi mediodía, así que llamo a mi madre para comentarle cosas sobre las cajas que se supone que no son relevantes para no destapar nada de lo que ya sé, como lo de mi hermano, por ejemplo.

Salgo de mi cuarto y me encuentro con Athan y Kevin viendo videos antiguos, riendo y rememorando mientras se toman una cerveza en el sofá. No los había visto así aún desde que conocí a Kevin, supongo que ayer solucionaron sus problemas y han hecho las paces después de3 que yo volviera a mi cuarto.

-Buenos días, chicos. Qué sorpresa veros tan amigables, no os había visto tan amigables en todo este tiempo, me alegro de que hayáis solucionado vuestros problemas matrimoniales.-les saludo con una sonrisa.

Ambos me miran para después intercambiar miradas y sonrisas de complicidad, mierda.

-Buenos días, bella durmiente, ¿ qué tal la siesta en el sofá de ayer?- Me dice Kevin con una sonrisa malévola en su rostro.

Y ahí confirmo mi teoría de que ellos me llevaron a la cama y también de que alguna habrán hecho al haberme encontrado ahí, no me creo que sean tan sumamente amables y menos estando juntos.

-¿Qué habéis hecho?. Pregunto mientras mi sonrisa se borra.

-Pues estabas tan mona que decidimos inmortalizarlo... Ya sabes, para la posteridad, el día que te cases o tengas hijos o simplemente un novio podremos enseñarlas, claramente sin ánimo de avergonzarte sino más como anécdota, ya me entiendes, cariño.- Dice Athan mientras pone muecas de inocencia y me guiña un ojo.

-No habéis sido capaces.-Digo con falso enfado.- No habéis podido hacer eso. - Esto ya es entre risas y nada más acabar la frase comienzo una persecución tras ellos por toda la casa, tiramos alguna que otra cosa, los cojines del sofá y puede y sólo puede que en algún momento llegara a alcanzarlos y les diera un golpecillo a modo de venganza personal con lo primero que pillaba a mano.
Tras un rato así, Kevin termina escondido en el baño y Athan me carga en su hombro aprovechando un descuido, dándome vueltas en el aire mientras sujeta mis piernas provocando que ambos nos riamos a carcajadas y prácticamente le suplico que me deje en el suelo cuando me empieza a doler el estómago.

Trato de negociar con él hasta que se dispone a bajarme dejándome caer sobre su pecho de tal manera que mi cara queda poco más alta que la suya y no puedo evitar quedarme mirando sus ojos mientras me sostiene por mis caderas.
Rodeo su cintura con mis piernas mientras él me sostiene por los muslos una vez me pongo cómoda y no sé cuanto tiempo fue, pero para mi parecieron minutos, siempre había leído en la mayoría de libros escenas similares y no pensaba que fuera cierto que cuando quieres mucho a una persona el tiempo prácticamente se ralentiza hasta parecer que se ha detenido y en todo este rato que no hemos apartado la mirada el uno del otro ha sido exactamente así, ahora mismo es como si no existiese nada más que nosotros en esta sala, prácticamente siento como si sus ojos absorbieran mi mirada, transportándome a otro plano totalmente diferente.

Coloco mis manos rodeando su cuello, mi respiración comienza a acelerarse y nos acercamos lentamente, hasta que rozo mi nariz con la suya en movimientos lentos, siento su cálido aliento de cerca y una cantidad increíble de sentimientos en mi pecho con la euforia y el deseo prevaleciendo ante todos ellos.

Ambos nos encontramos tan absortos que no notamos que Kevin ha sacado su cabeza por la puerta del baño y ha puesto la canción que yo recordaba pero no reconocía, haciendo este momento perfecto pues esa canción parece haber sido escrita para nosotros, en ese momento mi mirada hacia Athan cambia y ya no es sólo la conexión, es directamente una petición de permiso que me concede justo cuando llega el auge de la canción y nuestros labios se encuentran por fin en un beso lento, profundo y lleno de ganas, noto muchos cosquilleos por todo el cuerpo, incluso en la punta de mis dedos y es como si una corriente eléctrica me arrollara de un momento a otro con una fuerza magnética.
Nos separamos lo suficiente para poder mirarnos de nuevo, sonreír y volver a besarnos de nuevo, ésta vez con más ganas, más ansia, quiero que este momento sea eterno, que no tengamos que separarnos y volver a los problemas y preocupaciones, quiero quedarme así durante todo el tiempo del que dispongamos pues en este momento no existe nada más que él y la calma que siento ahora mismo junto con el resto de sentimientos.

Helium: Corazón tocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora