X. Cine

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Cuahutémoc caminaba de regreso a su habitación mientras seguía mensajeando con Aristóteles, hoy tendrían su cita.

¿Entonces veremos la nueva de Ralph?
11:49am

Sip, Arquímedes la quiere ver
Lamento que no seamos sólo tú y yo☹️
Pero lo tenía que cuidar hoy y no lo dejaré solo en el departamento
11:50am

Ay, Ari
Ni te preocupes, con pasar tiempo juntos yo estoy más que feliz
11:51am

Me alegra escuchar eso, Temito bonito💙
La función es a las 2, pasamos por ti a la 1 y media, ¿va?🤙🏼
11:51am

Va🙈 aquí los espero
11:52am

Cuahutémoc entró a su cuarto y empezó a buscar lo que se pondría, cuando ya tenía todo listo, se acostó en la cama a checar sus redes sociales. Al pasar de un rato, el toluqueño entró a la ducha y se dispuso a arreglarse.

Aristóteles sentía miedo de que Cuahutémoc se molestara por llevar a Arquímedes a su cita, lamentablemente Polita tendría que cubrir turno completo en la panadería y Audifaz había quedado de acompañar a sus hermanos a una de las terapias de Eugenio y después lo llevarían a comer. Para Aris no había ningún problema en llevar a su hermano, pero le preocupaba el que Temo se sintiera incómodo. Lo que él no sabía era que a Cuahutémoc le emocionaba la idea de llevarse más con el hermanito de Aristóteles.

El rizado tomó una ducha rápida ya que se le empezaba a hacer tarde por jugar con Arqui, además de que no podía dejarlo solo por el departamento mientras él se encerraba a vestirse, uno nunca sabe lo que puede pasar y Aristóteles era muy sobreprotector con su hermano pequeño, no quería que nada malo le pasara. Cambió de ropa a Arquímedes para que fuera tan galán como se imaginaba que iba él, tomó el dinero de la última paga que le dieron en Cklass y salió, tomando la mano de Arqui, del departamento hacia el de Cuahutémoc.

Temo ya estaba listo desde hace quince minutos, solamente esperaba sentado en el sofá mientras checaba su celular y veía todas las fotos que tenía con Aristóteles en su galería, sonreía al recordar cada momento en que pasaron, la más reciente era una del viernes que habían tomado en la tercera clase, justo antes del receso; era una selfie que había tomado Temo mientras se suponía que Aris y él terminaban unos ejercicios en equipo, Cuahutémoc paraba la trompa y hacia bizcos mientras que el rizado sonreía y guiñaba un ojo haciendo un símbolo de "paz" con su mano izquierda. Cuahutémoc sonreía al ver esa foto y se borró al recordar lo que pasó rato después en los sanitarios, toda la confusión había comenzado ese día.

El timbre sonó y Cuahutémoc guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón y corrió a abrir, encontrándose con la bonita imagen de Aristóteles sonriendo mientras Arquímedes tomaba su mano saludando con la otra.

—¿Listo?

—Más que listo —cerró la puerta a sus espaldas y tomó la mano libre de Arquímedes mientras se dirigían fuera del edificio.

Fueron caminando al cine más cercano, tomaban de las manos a Arquímedes e iban señalando cada cosa colorida que veían para que el chiquito se emocionara nombrando qué cosa era. Una imagen demasiado linda, tan linda que Cuahutémoc no podía evitar sonrojarse cuando un pensamiento pasaba por su mente.

¿Así sería si formara una familia con Aristóteles? No se veía nada mal, ellos dos con un hijo disfrutando de la compañía de ellos, sonriendo y riendo por cosas sin sentido mientras se dirigían a pasar más tiempo juntos, sería lindo.

Arquímedes empezó a quejarse porque sus piernitas estaban cansadas, Aristóteles estaba apunto de cargarlo cuando Cuahutémoc se ofreció primero y lo subió a sus hombros. Aristóteles se sentía muy alegre de ver a su hermanito feliz con Temo, y se alegraba aún más al ver como su crush disfrutaba de la presencia del infante.

Llegaron al cine y se acercaron a la taquilla.

—Oh, diablos —murmuró Cuahutémoc—. Olvidé mi billetera, podemos volver por ella rápido... —empezó a decir mientras bajaba a Arquímedes.

—¿Qué? ¡No! Claro que no, en esta cita pagaré yo.

—¿Cómo crees, Ari? No, yo también pagaré.

—Nop, yo te invité, yo pago. Además, me acaban de pagar en Cklass y quiero usar este dinero para esta bella salida con mis dos chicos favoritos —dijo mientras revolvía el pelo de Arquímedes y lo dejaba con Temo para ir a comprar los boletos.

Aristóteles no tardó en volver con los boletos, después se dirigieron a la dulcería y compraron varias cosas para degustar durante la película. Entraron a la sala con todas las cosas en una charola que Aristóteles cargaba mientras seguía a Cuahutémoc y Arquímedes que buscaban los lugares.

Quedaron así: Cuahutémoc, Arquímedes y Aristóteles.

La película empezó y el pequeño no podía estar más emocionado, daba pequeños brincos en su asiento mientras aplaudía despacio para no crear ruido. Aris y Temo miraban sonriendo a Arquímedes y después se miraron ambos para dedicarse unas cálidas sonrisas para recargarse de nuevo en el asiento y disfrutar la película.

A la mitad de la película, Cuahutémoc sintió como Arquímedes abrazaba su brazo para recargarse en él y aún así mantenía su manita sujetada a la de Aristóteles.

El rizado vió de reojo esa escena y se sentía más que enternecido, adoraba ver cómo Arquímedes le había tomado cariño tan rápido a Cuahutémoc, y amaba ver cómo ambos la estaban pasando bien.

Aristóteles no lo negaba; era difícil estar tanto tiempo junto a su crush sin poder demostrarle todo su cariño y amor que siente por él libremente, pero tenía que contenerse por respeto a Cuahutémoc. Le encantaría ser él quien lo está abrazando en estos momentos, mientras deja besos en su mejilla o quizá en sus labios... ¿Qué se sentiría besar esos dulces labios? Era una pregunta que se hacía frecuentemente, daría lo que sea por un beso de Cuahutémoc. Moría por algún día ir con él de la mano, darle muchos cariños y consentirlo, presentarlo como su novio oficial con su familia y llevar una relación romántica y duradera... pero se conformaba con el tiempo que pasaba junto a él, tan felices ambos.

Al terminar la película y salir de la sala, decidieron pasear por los locales que había alrededor, veían muchas cosas interesantes y Cuahutémoc aprovechaba para tomar más fotos con Ari y Arqui. Hubo una foto en particular que le encantó; Aristóteles cargaba a Arquímedes y éste último abrazaba a ambos por los hombros, haciendo que los tres quedarán muy juntos, y Cuahutémoc pasaba su mano libre por la cintura de Aris, los tres sacaron sus mejores sonrisas, eran sonrisas tan grandes que hacían que sus ojos se entrecerraran.

Horas más tarde, después de tanta diversión, salieron del centro comercial donde se encontraba el cine. Aristóteles llevaba cargado a Arquímedes mientras que éste lo abrazaba y tenía su cabeza recargada en el hombro del rizado; se había quedado dormido.

Ambos caminaban por una plaza mientras la luz de la luna iluminaba el lugar, dándole un toque único.

Era el momento de decir lo que realmente sientes, Cuahutémoc.

Besayúname [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora