Polaroid

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Un cigarro se va, y con la poca llama que aún lo consume enciendo otro, apagando mi vida con lo único que me mantiene con ella: la respiración.

¿A veces me cuestiono, por qué cuando alguien me pregunta cuantos años tengo, menciono los que ya he gastado? ¿No sería más lógico preguntar cuántos años he vivido? Aunque ahí también se complica la cosa, ¿cómo defino cuántos años he vivido? ¿Por las experiencias? ¿Entonces los años que no mantengo en la memoria, son años perdidos?

Si me pusiera a enumerar cuantos momentos que han marcado mi vida puedo mencionar, creo que la cuenta no demoraría mucho. Así que mi existencia, a lo sumo a significado unos cuantos días. Momentos en que lloré, reí, amé, o simplemente gasté en compañía de gente qué ya no está.

Que insignificantes nuestra existencia, ¿no? ¿Que somos?

Si, lo sé, es triste pensar que la única realidad que podemos dar por cumplida desde que nacemos es que moriremos.

Somos un polaroid del tiempo: algo tangible, irrepetible y circunstancial.

Entonces, ¿por qué nos culpamos de los errores, vivimos de los recuerdos y consumimos temores? Si esto es lo que somos: una mezcla infinita y bella de errores y casualidades... que en el futuro no será más que un recuerdo que se esfumará como el humo de un cigarrillo.

Por eso vive mientras puedas, recuerda, que lo único que nos sostiene en esta vana existencia, es un hilo de aire que al igual que nosotros: ahora está y después se va.

Pride! Where stories live. Discover now