Quédate Conmigo.

[O4]

La luz del sol iluminó la mañana siguiente, que por fortuna era menos fría que el día anterior.

JiMin despertó cuando escuchó el canto de los pajaritos fuera de la ventana. Gruñó y se colocó la almohada sobre la cabeza, odiaba aquel sonido.

—Ya despierta.— habló una voz grave junto a la cama.

JiMin se descubrió el rostro y pudo ver al apuesto peli negro de pie con un plato de sopa de verduras y pollo entre sus manos. 

—Buen día.— habló bajito, con sus mejillas sonrojadas y una mirada llena de brillo.

—Buen día.— respondió JungKook observándolo acomodarse en la cama para poder recibir el plato.— Debes comer bien... Ya te ves mucho mejor.

—Me siento mejor.— sonrió suavemente, pero el gesto no fue correspondido, JungKook mantenía la misma expresión seria.

—Bien, puedes bañarte cuando termines, te hará bien.

JiMin asintió y tomó el plato entre sus manos, viendo después como JungKook caminaba hacia la mesa donde sus pociones se mantenían brillando y algunas más burbujeando.

—¿Para qué son?.— se atrevió a preguntar mientras tomaba la primer cucharada de la sopa.

El azabache se encogió de hombros y siguió virtiendo las cosas para su brebaje

—Para diferentes cosas.— respondió.— Transformaciones, mala suerte, buena suerte... Para el amor.

Aquél último frasco captó la completa atención del menor.

—¿Y realmente funcionan?.

—¿Dudas de mí?.— JiMin negó inmediatamente y aquello provocó una pequeña risa en el azabache, misma que sorprendió bastante al menor, quien estaba por decir algo más, pero fue interrumpido por unos suaves arañazos en la puerta.

JungKook dirigió la mirada hacia ella al igual que JiMin.

—¿Q-Qué fue eso?.— preguntó asustado imaginando que tal vez sería un oso hambriento.

El brujo no respondió, simplemente se acercó a la puerta y al abrirla, un precioso gato negro apareció maullando para enseguida frotarse contra las piernas de JungKook.

—¡Salem, volviste?!.— exclamó tomando al animal entre sus brazos. Se giró hacia JiMin y sonrió.— Él es Salem, ha sido mi único amigo desde hace cuatro años... Aunque aveces se va y vuelve luego de un tiempo.

—Oh... Es muy bonito.— terminó la última cucharada de la sopa y trató de ponerse en pie, pero JungKook enseguida se acercó y se lo impidió.

—Recuerda que debes descansar mucho.

—Pero... ¿No dijiste que podía bañarme?.

El azabache lo pensó un momento asintió.

—Es verdad.— se apartó del camino y justo cuando JiMin se colocó frente a él, Salem erizo su pelaje y comenzó a gruñir.

—Oh... Parece que no le agrado mucho.— se hizo hacia atrás sin despegar la mirada del gato.

—Salem, eso no se hace... JiMin es un invitado y no se le trata así a los invitados.

Grande fue la sorpresa del rubio al darse cuenta de que aquel animal había comprendido las palabras del brujo, pues asintió con su cabeza y le miró con ojitos de disculpa.

—É-Él...

—Salem no es cualquier gato.— le dejó ir y el animal rápidamente corrió al sillón.— Hace tiempo lo encontré y me dí cuenta de su inteligencia, luego se quedó conmigo.