Capitulo 8

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Me levanté con un dolor horrible en mi zona íntima. Abrí los ojos y estaba nada más que con una camiseta larga y un pantie puesto.

Por un momento pensé que me había acostado a dormir al lado de Ben, pero no fue así, recordé todo lo de ayer y tontamente sonreí.

- ¿En qué piensas? —dice pícaro asustandome, no estaba en la cama cuando yo me desperté— Debe de ser algo bueno para que sonrías de esa manera, nena...

- Sí, en verdad sí... —sonreí y él se acercó—

- Que bueno verte con mi camiseta... —mira mis pechos levantados que se notaban en la camisa—

Me reí.

- ¿Cómo amaneciste? —sonríe mientras acaricia un mechón de mi pelo—

- Bien... —sonreí y el depositó un beso sobre mis labios—

- Me encantas... —dice sonriendo— ¿Quieres salir hoy?

- Umm, no estoy segura... —dije—

- Vamos nena, tienes que disfrutar de tu libertad. —sonríe— Aprovecha ahora...

- Bueno, tienes razón. —dije— Saldré hoy, pero contigo...

- Un gusto para mi salir con la mujer que me pone de 0 a 100 en menos de un segundo... —dice rozando mis labios—

- ¿En serio? —dije—

- Obvio, tienes algo que es inexplicable... —dice mirándome—

- Basta Ben, me estás haciendo sonrojar... —dije tapándome la cara— Me da vergüenza...

- Sabiendo lo mucho que gritaste ayer mientras estaba adentro de ti, ¿ahora sí tienes vergüenza? —se ríe—

Lo mire mal y le di un pequeño golpe en su hombro, él sonrió y me miró con esa mirada que me vuelve loca, sus labios tan carnosos que se veían, tan perfectos...

- Hice el desayuno... —dice—

- ¿Si? ¿Qué hiciste? —dije—

- Súbete, te llevo a caballito hasta la cocina y ahí lo verás... —dice guiñándome el ojo—

- Ah, buena propuesta... —me reí y me subí a su espalda—

Mientras Ben caminaba puso sus grandes manos en mi culo, lo sintió y lo apretó provocándome un quejido.

Al escucharme se comenzó a reír.

- Ben... no hagas eso... —dije—

- Esta bien, está bien... —sonríe—

Llegamos a la cocina y me dejó sentada en la encimera, lo miré y se giró para darme un buen plato de plátano frito y unas cuantas cosas más.

- Dios... —dije en shock— hace... hace años que no pruebo este plato...

- ¿Sí? —dice—

- Si, Ben... ¿Cómo se llamaba este plato? —dije mirándolo—

- Mofongo, es un plato típico boricua, ¿no te acuerdas? —dice mirándome—

En ese momento mi mundo se volvió lento, me dormí en mis pensamientos, al probar un poco del "mofongo". Recordé a mi mamá. Mi mamá... hacía muchísimo tiempo que no recordaba su rostro...

Pero gracias a este plato, recordé sus ojos, era lo único que recordaba.

Mi mamá...

- Nena... —dice tocando mi pierna— ¿Te pasa algo?

50 Sombras de Ben (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora