Capítulo 2

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- ¡Achus! —estornudo, estoy enferma—

Todas las chicas estamos en una sola habitación, hace demasiado frío y nos obligan a vestirnos con ropa que no abriga nada. En Estados Unidos está hasta nevando con unas bajas temperaturas, se siente muy horrible.

Tengo dolor de cabeza, siento mareos, fiebre, gripe y muchísimo dolor en todo el cuerpo. Pero aun estando así de enferma me obligan a trabajar en el strip club.

- Creo que tengo fiebre... —digo tocándome la frente mientras miro a una de las chicas—

- Si, estás muy caliente. Déjame intentar conseguirte un pañuelo frío así te recuperas... —dice levantándose—

Miro a Laura, una de las chicas que también lleva años aquí.

Es muy buena amiga.

Entre todo el silencio que había en la habitación se escucha un fuerte grito de dolor, todas nos quedamos en shock al escuchar golpes y gritos extremos de dolor.

A una de las chicas le estarán dando una paliza, pobre de ella.

Todas las chicas nos miramos dándonos cuenta de que falta Fátima, una chica de origen Cubano de 17 años. Nos asustamos ya que todas éramos amigas de ella y nos da pena que en estos momentos le estén pegando esos cabrones de allá afuera.

Escuchamos otro grito más de dolor y el último golpe. Entre sollozos de dolor vimos cómo abrieron la puerta y ella calló adentro de la habitación

Rápidamente, todas las chicas corren hacia ella, menos yo, ya que al intentarlo me mareé.

- Tráiganla para acá. —digo desde la cama—

La verdad es que en todos los años que he estado aquí me he ganado el respeto de las demás por mi carácter y por haber aguantado tanto tiempo viva. No soy la primera, pero las que estaban antes o se acabaron suicidando, o las vendieron, o las asesinaron.

La acuestan encima de mi cama y yo me aparto un poco para que la puedan acomodar mejor.

- Pobre Fátima. —digo acariciando su cabello.

- Son unos malnacidos. —dice Alejandra, una chica peruana—

- No vamos a poder curar y desinfectarle muy bien los golpes. —dice otra chica—

- Abre ese armario y tráeme el bowl metálico y el trapito. —le digo a una de las chicas— Cubran a Fátima con una sábana o algo, voy a intentar conseguir agua.

Me levanto de la cama y camino hasta la puerta con un poco de dificultad, la golpeo fuertemente para intentar que alguien me escuche y venga a preguntar qué ocurre.

Golpeo y grito hasta que por fin oigo el sonido de la puerta siendo desbloqueada.

- ¿Qué quieres? —pregunta Jake—

No sé si que haya sido él el que vino fue lo mejor.

- Necesito una pastilla, por favor... —digo exagerando mi voz de enferma—

- No te voy a dar ninguna pastilla. —dice—

- ¿Estás seguro de eso, Jake? —le susurro retándolo— Por favor, señor, necesito una pastilla, me encuentro muy mal y la cabeza me va a explotar.—digo rogándole falsamente—

- En unos minutos te traigo una pastilla y una botella de agua, tienes la voz hecha mierda. —dice cediendo—

- Gracias, de verdad. —digo—

- Métete para el cuarto, viene alguien. —dice empujándome para después volvernos a encerrar—

- ¿Lo conseguiste? —habla Alejandra mientras camino medio zombie a la cama—

En serio, me siento muy enferma.

- Sí. —me aclaro la garganta y veo a Fátima sudando y retorciéndose en la cama—

Media hora después, alguien golpea la puerta por lo que creo que es Jake y abro la puerta

- Toma. —dice dándome dos botellas grandes de agua y una tableta con varias pastillas de las que le pedí—

- Gracias. —le digo agarrando las cosas—

Asiente y cierra la puerta de vuelta.

Vuelvo y me tomo una pastilla sin beber agua, no quiero malgastarla.

Me arrodillo cerca de la cama, agarro el bowl y le echo agua.

- Rompan esta camiseta, mojen los trozos y límpienle el cuerpo con cuidado y despacito. —les digo tirándoles una camiseta vieja pero que está limpia.

Mojo el trapo que yo ya tenía, lo escurro, lo doblo y se lo pongo sobre la frente.

- Roksana, sácame una pastilla y dame el agua. —le digo a una de las rusas—

Me hace caso y le doy la pastilla y el agua a Fátima.

Después de limpiarle todas las heridas, dejamos que Fátima descanse y, cada cierto tiempo, le volvemos a humedecer el trapo de la frente.

Estos días van a ser una completa tortura para ella, pobre Fátima.

50 Sombras de Ben (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora