El bosque

251 29 2
                                    

Narras tú

Al día siguiente de habernos pillado, Kettelburn fue nombrada directora de la escuela.

Aquello era totalmente insufrible y nos había impuesto un montón de reglas estúpidas como que los chicos y las chicas teníamos que estar a un distancia de 15 centímetros mientras hablabábamos y todo a través de unos malditos vociferadores que puso por toda la escuela.
Aquella mañana fuimos a ver a Hagrid, pues estaba muy preocupado.

Durante el trayecto, un enorme sentimiento de culpa me invadió.
-Has hecho lo que has podido- habló Sherlock -ni siquiera McGonagall lo vió venir-
-Sialguien tiene la culpa somos nosotros- suspiró John.
-Nosotros te convencimos- respondió Mary.
-Si, pero yo accedí- protesté -me he esforzado tanto y lo único que he hecho ha sido empeorar las cosas. Pero bueno, ya no importa porque ya no quiero luchar más. Luchar sólo te lleva a preocuparte y cuanto más te preocupas más tienes que perder. Tal vez sea mejor...-
-¿Qué?- dijo Sherlock tomando mi mano con preocupación.
-Que continúe sola- suspiré -no quiero poneros en riesgo a ninguno de vosotros-
-De eso nada- respondió Mary -lo siento pero yo no me voy a quedar de brazos cruzados-
-Ni nosotros- respondieron los chicos.

Una suave sonrisa se escabuyó entre mis labios por la terquedad de mis amigos.

Nos introdugimos en el bosque para encontrarnos con el semigigante que esperaba en un claro.
Un grupo de centauros cabalgaban muy agitados alrededor.
-Están muy irritados- hablé evitando una enorme raíz -debemos ser precabidos o podrían atacar-
-Si el ministerio sigue acotando su territorio- respondió el barbudo -va a haber una auténtica inssurreción por su parte-
-¿Por qué estabas tan preocupado Hagrid?- preguntó Sherlock.
-Vereis- carraspeó -con McGonagall ausente me pueden despedir en cualquier momento y no podía irme sin hablarle a alguien de él-
-¿Group?- pregunté.
-Si- sonrió mientras un enorme gigante algo pequeño para ser un gigante se levantaba entre un grupo de árboles -Groupy, estámos aquí-
-Hola Group- sonreí dejando que me agarrase como una muñeca -me alegro de verte-
-Ho... la- habló con dificultad la enorme criatura.
-¿Me dejas en el suelo?- sonreí.

El enorme ser me dejó en el suelo con una dulce sonrisa y tomé a Mary de la mano.

Hagrid no dejaba de sonreír al ver como su hermano quedaba en buenas manos.
-Esta es Mary- dije con mucho cariño -vendrá a cuidarte algunos días cuando yo no esté ¿Vale?-
-¿Crees que es buena idea?- preguntó Sherlock.
-Si- respondí mientras Group le daba un manillar de bicicleta a Mary para que hiciese sonar.
-Es impresionante- respondió John.
-¿Sólo es hacerle compañía?- preguntó Mary tras haber hecho sonar el timbre.
-Si, él se busca su propia comida- sonrió el semigigante -solo quiere amigos-
-Es como un bebé gigante- sonreí.
-Se está haciendo algo tarde- habló Sherlock -volvamos al castillo-
-Hasta mañana Group- dijimos antes de irnos de vuelta al castillo.

Llegamos al gran comedor y me senté en nuestra mesa.

Todo estaba inundado en un silencio sepulcral tanto que aquello se hacía super incómodo.
De pronto, George me chistó para darme un pequeño trozo de papel.

"Vamos a hacer un boicot a cara de perro. Nos veremos en el patio empedrado justo después de comer con el resto del equipo"

Una sonrisa cruzó mi rostro al asentir y me dispuse a terminar mi plato de comida.
Fui de las primeras alumnas en abandonar el comedor junto a Sherlock.
-¿Qué estarán tramando los gemelos?- preguntó.
-Seguro que algo increíble para fastidiar a Kettleburn- sonreí -y eso me encanta-
-Bueno saltarse las reglas nunca está mal- rió.
-¿Quién es usted y que ha hecho con Sherlock Holmes?- reí mientras el chico tomaba mi mano mientras reía.

Poco a poco los alumnos se fueron acumulando en el lugar acordado y decidimos agruparnos en el descansillo de la escalera donde estábamos protegidos de ser vistos.

Una sonrisa traviesa se dibujaba en las caras de mis primos que comenzaron a hablar.
-Bien chicos- habló George -os hemos reunido aquí porque hemos pensado en como fastidiar a Kettleburn ¿Verdad Fred?-
-Cierto George- respondió el pelirrojo con una sonrisa -creo que todos tenemos claro que Kettleburn es un auténtico dolor de cabeza ¿Me equivoco? Bien pues tenemos el plan perfecto-
-¿De que se trata?- preguntó Michael Evans curioso.
-En nuestra familia- explicó George -las bromas siempre han estado presentes y cada generación las ha ido mejorando, por lo tanto queremos hacer honor a nuestros tíos realizando la broma del siglo-
-¿Y cómo lo haréis?- soltó Mycroft -cara de perro tiene siempre los cinco sentidos alerta-
-Fácil compañero- respondió Fred para abrir un maletín lleno de objetos -todos trabajaremos en equipo-
-¿Eso es un pantano portátil?- sonreí -chicos contad conmigo-
-Pastillas vomitibas- sonrió Quentin -podemos usarlas con los de la brigada-
-Nosotras podemos crear un brebaje bocazas- habló Rebeca -que estropeará los dichosos vociferadores-
-Diran lo contrario y estupideces varias- rió Priya.
-Genial- respondió Sherlock.
-Yo puedo ayudaros a estropear el reloj- habló Edward Munch de Gryffindor -si nadie sabe que hora es las clases serán un desastre-
-Esto va a ser muy divertido- rieron los gemelos.

Para empezar las bromas Sherlock, Mary, Los gemelos, John y yo nos fuimos al patio de la torre del reloj.

Los gemelos habían escondido algunos pantanos en algunos de los patios de la escuela a fin de que los miembros de la brigada no los encontrasen.
-Está en tejado- habló Fred -lo escondimos entre las enredaderas para que nadie lo viera-
-Yo me encargo- dije sonriendo -Sherlock ayúdame con este banco-
-De acuerdo- habló el Slytherin.
-Nosotros vigilamos- habló Mary -John tú la entrada a la torre-
-Perfecto- sonrió el muchacho.

Utilizamos el hechizo Wingardium Leviosa para mover el banco y trepé por una de las columnas hasta el viejo tejado.

Lentamente me acerqué a la enredadera y saqué un paquete enorme que bajé con el hechizo Wingardium Leviosa de nuevo.
Cuando bajé, colocamos el artefacto en el centro del patio para invocar el hechizo Incendio.

Una enorme cantidad de humo cubrió el patio, un fuerte olor a humedad, insectos, agua, plantas y demás invadieron la estancia rápidamente haciendo que la escena fuera maravillosa y nuestros amigos nos alentaban, pues aquello definitivamente traería de cabeza a Kettleburn.

La magia de la deducción (Parte 5) (Sherlock Holmes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora