Capítulo 4

719 35 1
                                    

Una semana más tarde, espero en el puerto de Barcelona. Llega una señora con una ropa que le hechan 20 años más de los que tiene. Lleva unas gafas de ver y un peinado muy formal. No hay duda que es ella, la que cogió el teléfono (aparte de eso lleva una plaquita donde pone "Sorteos Smith").

Me explica los detalles y cuando ya se todo lo que tengo que hacer me dirijo a subir al yate. Cuando doy el primer paso escucho un crugido que no tiene muy buena pinta, pero el barco aún flota, y eso me da la seguridad para hacer el viaje.

-Muy bien. Ya esta todo en su sitio. Adiós emm...

-Katy!

-Eso. Adiós Katy. -agita la mano de un lado a otro y yo le devuelvo el gesto.

El yate arranca. Me parece extrañísimo ¡no hay piloto!

Me dedico a observar el barco. Tiene de todo: cocina, baño, litera, una mesa para comer y fuera unos sofas para descansar o pasar el rato y si te daba el sol de cara podias extender una especie de techo de tela.

Dejo las maletas dentro. Me quedo fuera tomando el sol, y cuando ya estoy relajada habiéndome olvidado del mundo... Me cae una gota de agua el la frente. Miro al cielo. Se puede observar con facilidad que está cubierto de nubarrones negros. «una tormenta, ¿Por qué?» pienso.

Se me ocurre extender el techo de tela, pero no es buena idea. Parece que va a caer una tormenta bastante fuerte, y la lona no haría nada.

Me cae otra gota en el brazo.

Otra en el pie (llevo ropa de verano y empieza a entrarme el frio).

Entro dentro. Escucho la lluvia caer. ¡Menuda tormenta!

Perdidos en la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora