Aquel ruido es de un helicóptero que vuela alto en el cielo azul. Empiezo a agitar los brazos y a dar saltos para que me vea el piloto. Entonces el cacharro se para en el cielo y baja poco a poco hacia la arena. Al fin llega al suelo, a unos treinta metros de mi. Voy corriendo lo más rápido que puedo hacia el helicóptero. Cuando apoyo el pie para subir me acuerdo de las demás personas que hay en la isla.
Le tengo que hablar a gritos al piloto, porque las hélices hacen mucho ruido.
-¿Puedes esperar un momento?
-¿Por qué? -me pregunta él
-Hay más personas en la isla. Voy a ir a avisarles.
-Perdóname señorita, pero yo paso por encima de esta isla todos los dias y nunca he visto una persona.
-Porque están por la vegetación y no los ve, señor. Y yo los he visto. Incluso me han hablado.
-Está bien, le doy cinco minutos.
Entonces empiezo a correr mientras grito el nombre de Sam y digo que han venido a rescatarnos y que su amigo también puede venir. Repito lo mismo muchísimas veces, pero no obtengo respuesta. Ya habrán pasado cinco minutos, aún así sigo intentando encontrar a los demás.
Por un momento se me pasa por la cabeza de que no existen, y que me los imaginé para no sentirme sola. Alomejor es verdad, es normal que pasen estas cosas cuando tienes la idea en la mente de que vas a morir.
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Perdidos en la nada
Adventure¿Qué pasaría si estubieras en una isla desierta... o no tan desierta...? Katy va de viaje a Mallorca, con la esperanza de no acabar sola en alguna parte del Mar Mediterranio. Allí hace todo lo posible para sobrevivir, ¿habrá alguien más en aquella i...