Capítulo 1

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—¡Madre! —bajé las escaleras y corrí hacia donde se encontraba ella—. ¡Me aceptaron!

—¿Qué?

—Me llegó un Email de la empresa. ¡Mamá! Voy a trabajar.

—¿De verdad? —asentí—. Felicidades.

—Mañana voy a empezar.

—Bien. Organizaré una cena por eso.

—Ok —comencé a subir las escaleras.

—Katy estará más que contenta —me detuve.

—¿Katy?¿Ella tiene que venir?

—Hijo, es tu novia.

—No, lo es por obligación, yo no la quiero.

—Erick, retráctate.

—No.

—Llamaré a tu padre, jovencito.

—¡Pero, mamá! No te estoy diciendo que no cumpliré con su estúpida tradición, sólo que no venga. No quiero verla.

—¿Por qué? Deberías estar feliz. Es una chica súper bella y además viene de las familias más millonarias. Es un buen partido.

—Lo sería si fuera la persona con la que quiero estar el resto de mi vida —hice más entonación en la anteúltima palabra.

—Erick, sabes que así son las cosas.

—¿A ti te gustó casarte con papá? —me miró un momento.

—Sabes que no importa lo que opine. De todos modos pasará y no podemos evitarlo —acomodó mi cabello—. Eres un príncipe y ella será tu princesa.

—Sí, mamá —acepté rindiéndome. Retiró su mano.

—En un momento irás con nuestro chofer a comprar un traje adecuado. Sube y vístete adecuada y formalmente.

—Sí, mamá —repetí y subí a mi cuarto. Cerré la puerta y me acerqué a la cama dejándome caer en esta—. Odio mi vida.

Mi familia era una de las más poderosas con respecto al dinero. Teníamos todo; una hermosa casa, autos, choferes, mucamas, asistentes, trabajo. Sólo no teníamos algo, la posibilidad de elegír a nuestra futura pareja. Estábamos destinados a casarnos con una persona de otra familia poderosa. En mi caso, debía casarme con Katy Duiban.

Es una chica bonita, pero ella no me atrae en lo más mínimo.

Tiene todo lo que alguien quiere; buen cuerpo, vestimenta adecuada a cada ocasión, ojos azules como el mar, cabello lacio castaño, piel un poco bronceada, una linda y coqueta sonrisa, dinero, casa bonita, etc. es perfecta, pero no ante mis ojos.

Yo busco algo más natural. No me interesa el dinero, ni tampoco un buen cuerpo. Sólo alguien que me haga feliz y sentir que todo estará bien con un abrazo, o que me haga sonreír como idiota con tan sólo una mirada.
Pero no puedo buscar, porque aunque  encuentre, no puedo tenerlo.

Me arreglé y fui de compras a uno de los shoppings más caros en la ciudad de california.

En realidad, mi madre no quería que trabajara, ella dice que lo tengo todo y no hacia falta un empleo. Yo no quiero ser un mantenido, por eso la enfrenté y le dije lo que quería hacer, al principio se negó, pero le pedí que por lo menos me dejara hacer eso, si ni siquiera podría elegir a la persona con quien compartiría el resto de mi vida, y ahí aceptó.

Llegué a casa y ya estaba toda la cena preparada, la mesa estaba lista, sólo faltaba yo.

—Joven Erick —habló mi asistente Gloria, una señora mayor que seguía trabajando aquí porque el dinero que ganaba la ayudaba a mantener a su pequeña y humilde familia.

—¿Sí?

—Permítame— llevó sus manos a la gran variedad de bolsas que tenía en mis manos.

—No Gloria, yo puedo solo, no se preocup-

—¡Erick! —escuché a mi madre interrumpirme y tanto yo como Gloria llevamos nuestras miradas a ella—. Es su trabajo —le alcancé las bolsas con algo de pena. Estaban un poco pesadas.

—Gracias —me regaló una sonrisa y la vi caminar hacia las escaleras con algo de dificultad.

—¡Amor! —sentí unos brazos rodearme que luego me soltaron prácticamente al instante—. ¡Me enteré que te contrataron! —me giré a verla y noté que era mi novia—. ¡Felicid... —fue interrumpida por un ruido en las escaleras. A Gloria se le había caído una bolsa. Sin pensarlo me dirigí a ella y la ayudé.

—¿Se encuentra bien?

—Sí, gracias, joven.

—De nada —le alcancé la bolsa y subió arriba desapareciendo de mi campo de visión.

—Agh, mujer de clase baja. Me repugna —miré a Katy que había terminado de hablar y ahora negaba con la cabeza.

—Katy, tienes que respetar —me acerqué a ella.

—¿Por qué? Ella es pobre. No está a nuestra altura.

—¿Nuestra altura?¿Es en serio?¿No te enseñaron modales?

—Tengo más que tú al parecer. A mí sí me enseñaron a no tocar a los de clase baja.

—Yo aprendí que la clase no importa. La ayudo porque es una mujer muy amable que trabaja para mantener a su familia, no como tú, que eres una mantenida.

Comenzó a llorar y caminó al living donde se encontraban todos.

—¡Erick! —oí a mi Madre y caminé hasta allí.

Katy estaba abrazada a su Madre mientras lloraba.

—¿Qué le hiciste?

—Le dije la verdad, que es una mantenida que critica a las personas que trabajan para poder darle de comer a sus hijos.

—Yo no puedo creer esto —habló mi suegra—. Es una lástima que tu hijo haya salido de esta manera, pensando que los bajos tienen el mismo derechos que los altos y criticando a su futura esposa, a mi hija— habló indignada.

—Y yo no puedo creer que tenga que soportarla como suegra —reclamé sin mucha importancia a sus palabras.

—Es suficiente. ¡Te vas a tu cuarto!

—Es lo que más quiero —salí de todo ese circo. Estaba cansado. Odiaba mi vida, todos eran unos irrespetuosos, se creían todo y a mí me castigaban por hacer lo correcto.

Cerré la puerta de mi habitación con seguro y me senté en la cama abrazando mi almohada.

—Odio todo esto.

Imposible || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora