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Llegué a la empresa con emoción y algo de nervios, quería saber qué opinaba el jefe con respecto a el trabajo especial que había terminado ayer en mis horas extras.

Caminé a recepción, la señorita Camila levantó su mirada y me observo un momento antes de hablar.

- Ya puedes subír, anotaré tu llegada a tiempo, Joven Colón.

- Gracias, Señorita Camila - sonrió y volvió a llevar su mirada a la pantalla delante de ella.

Subí al ascensor y presione el botón del piso 6. Mientras subía acomodé mi corbata, estaba nervioso.

- Joven Colón, un placer volver a verlo - me sorprendí al ver al Señor Vélez frente al ascensor, creí que Él estaba en su oficina.

- Señor Vélez, no esperaba verlo aquí - sonreí tímido.

- Oh Muchacho, tengo tantas cosas por comentarte - entró a el ascensor y presionó el botón del último piso.

- ¿De verdad?, ¿Son malas?

- Al contrario, has hecho el trabajo mejor de lo que imaginaba, pienso ascenderte.

- ¿Tan pronto?

- Aún no se si lo haré, es por eso que te daré otro trabajo, si te logras superar a tí mismo con este, no dudaré en ascenderte.

- Oh, gracias.

- Aún no hay nada que agradecer, ven - las puertas se abrieron y lo seguí hasta su oficina, se ubicó en su escritorio y yo me senté en una silla - Aquí tienes - me entregó unos papeles dentro de un folio transparente.

- No es tan largo como el otro.

- La información que brindaras es más.

- Ah, ok.

- La idea es que no vuelvas a realizar horas extras, por lo tanto tendrás hoy y mañana para darlo por finalizado.

- ¿Y que hay de los papeles que dijo que los realizara hoy?, ¿Los que eran para ayer?

- Dáselos a mi hijo, y de paso, le avisas que hoy ni mañana te de tareas. Sin más, puedes retirarte Colón.

- Con permiso, Señor Vélez - salí de la oficina y bajé hasta mi piso.

Entré a mi oficina y dejé sobre el escritorio el nuevo trabajo que me dió el jefe, y tomé las tareas del día anterior.

Salí de mi oficina y me dirigí a la de Christopher, golpeé dos veces y esperé a que me diera permiso de entrar.

- Adelante - entré y cerré la puerta - Oh, disculpa, olvidé nuevamente darte lo..

- No, no, no vengo por eso.

- ¿Entonces?

- El jefe me dijo que te diera esto - le entregué los papeles - Y por hoy ni mañana me darás tareas.

- ¿Otro trabajo especial?

- Algo así.

- Esta bién, y hola.

- ¿Eh?, ah, hola.

- ¿Cómo estas, Ojitos? - sonreí.

- Bién, Avellanita.

- Me alegro.

- ¿Y tú?

- Bién, también.

- Un gusto saberlo - reímos.

- Bueno ya, puedes retirarte.

- A la orden capitán - salí de su oficina con una sonrisa. 

Comencé a hacer el trabajo, para mi sorpresa, al final del día ya estaba realizado hasta la mitad, lo cuál para mí era genial, temía no llegar a terminar la mitad del trabajo para mañana.

Imposible || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora