El novato.

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  El timbre toco anunciando la hora del almuerzo, eso hizo feliz a Noriaki ya que tenía un almuerzo delicioso preparado por él mismo, se dirigió a la terraza techada de la escuela, ahí tomo el lugar donde el sol había calentado las baldosas, estaba calentito y era agradable, su comida por suerte estaba caliente todavía, destapo el taper que contenía su comida dejando que el aroma del cerdo junto con las verduras se le colo en las fosas nasales, su estómago gruñó, estaba hambriento, se llevo el primer bocado a la boca cuando sonó la puerta de la terraza cerrarse, dio un pequeño repingo de susto y volteo su vista viendo a Jotaro que tenía un sandwich a medio comer en su mano, Noriaki trago rápido y le saludo con una leve sonrisa, fue ignorado por Jotaro quién se sentó en una esquina de aquella terraza, quizás pensó que estaba molesto por lo de esa mañana, no le dio mucha importancia y siguió comiendo, la verdad que la carne no le gustaba mucho, pero cuando él la preparaba le salía deliciosa.

  Faltaban 20 minutos para que el descanso termine, el chico de mirada violeta acabo sus alimentos y estaba listo para marcharse cuando una voz lo detuvo.

-¡Oi! ¿Ya te vas?- dijo aquella persona desde el rincón de la terraza, Noriaki lo miro asintiendo con su cabeza, vio aquella figura levantarse volviendo a sorprenderse por su altura, se acerco hasta donde estaba sacando un cigarrillo prendiéndolo. -Tengo unas preguntas que hacerte- dijo tirándole el humo en la cara.

-¿Qué demonios haces?- se molesto por ese acto tan altanero, aparte odiaba el humo de cualquier tipo de cigarrillo, frunció el ceño mirando a aquel chico moreno. -¿Cuáles son tus dudas?- se cruzo de brazos.

-Tu padre ¿Qué tipo de negocios tiene?- pregunto, notando la cara de sorpresa del muchacho.

-Realmente... No lo sé, según mi madre y lo poco que escuche exportan cosas, pero últimamente han estado teniendo problemas porque las personas que le llevan esas cosas no quieren transportar sus cargas o algo así- dijo de lo poco que pudo escuchar en esas noches donde se quedaba despierto hasta tarde jugando videojuegos.

-En realidad tu padre nos debe dinero, y no esta cumpliendo la parte del trato que acordó con el viejo, así que me dijeron que debía encargarme de él, supe que eras su hijo por tu apellido, así que necesito que me guíes a tu casa para buscar unos documentos que debió enviar a mi abuelo, pero no lo hizo y se le agoto el tiempo...- iba a seguir hablando, pero la interrupción abrupta de Kakyoin no le dejo seguir, estaba alterado y seguro le estaba dando una crisis nerviosa.

-M-mi padre... E-esta metido con la mafia... No puede ser...- dijo dejándose caer mientras agarraba sus cabellos, estuvo así unos 10 minutos, se encerro en su mundo por ese tiempo y fue suficiente para darse cuenta de algo, a su padre le importaba poco si lo mataban, por eso se involucro con la mafia, se levanto de donde estaba y sus ojos estaban rojos de tanto llorar. -A la salida te llevare a mi casa- dijo eso y tomo su taper vacío para largarse de aquel lugar, la semilla de la indiferencia había sido plantada en su pecho, el maldito de su padre se lo había buscado, sería una pequeña venganza por todos esos años de abuso que sufrió, no era rencoroso, pero no estaba mal darle ahora con el mismo bate.

  Las clases finalizaron y todos los estudiantes salían de la escuela, todos estaban felices, murmuros se escuchaban a la distancia cuando se vio que el nuevo se iba con Noriaki Kakyoin, el que era conocido por ser popular con las chicas y porque era inteligente, el irse con un matón como el recién llegado Jotaro Kujo solo podía significar problemas, aún así, nadie se metió, nadie siguió a Noriaki en caso de que algo fuera a pasarle, al fin y al cabo, él no  tenía amigos.

  Caminaron por las frías calles mientras caía la noche lentamente, la temperatura descendió bruscamente y Noriaki se abrazaba a si mismo en su abrigo, estaba cubierto con la bufanda y las orejeras, pero aún así, se le calaban los huesos con el frío, miro a Jotaro, se veía tan apacible, su tranquilidad a pesar del clima, el humo del cigarrillo se había vuelto espeso y el que brotaba de sus labios igual, miraba al frente, en su cara se notaba que ganas de entablar una conversación no tenía, el camino fue silencioso, a veces se escuchaban los sonidos que salían de Noriaki al tener un escalofrío producto del frío, o el sonido del encendedor de Jotaro al prender un cigarrillo. Y así fue como llegaron a la residencia Kakyoin, una casa de dos pisos, un pórtico de madera esmaltada junto con ventanales de vidrio, una puerta de dos metros que tenía un color caoba igual que el resto de la residencia, aún así, a una cuadra de llegar, Noriaki noto algo raro, las luces de su cuarto estaban prendidas, él jamas las prendía estando la casa sola.

-Detente, creo que llegaron antes que nosotros- dijo poniendo su brazo delante de Jotaro deteniendo su marcha, éste le miro dudoso ahora notando el porque su actuar repentino, gruño, seguro eran los del grupo conocido como "albinos" dicho así ya que todos los integrantes tenían el cabello blanco, independientemente de si tenían la anomalía o no, ellos también estaban tras el rastro del padre de Kakyoin, menos mal que se le fue avisado de eso, los albinos no eran un grupo con el cuál se podía negociar, ellos obtenían lo que querían sin tratos ni acuerdo limpios, si debían matar a un bebé para conseguir lo que querían lo harían sin dudar ni un solo momento.

-¡Tks! Que molestia, no hay más remedio...- la voz de Jotaro sonó como si ya no le quedará otra opción, de entre sus ropas saco un enorme cuchillo que tenía doble filo, una parte era lisa y la otra tenía una serie de dientes que seguro si se aplicaba la fuerza necesaria eran capaces de cortar hueso sin problema -mantente atrás, no creo que quieras ver esto...- no término de hablar cuando Noriaki se acerco lentamente hasta la casa, de unos de los arbusto saco un bate de metal que estaba algo sucio con tierra, Kujo se quedo en su lugar observando aquello, la figura de Noriaki meneándose lentamente, el vaivén de sus caderas marcando el paso firme hasta que llego a las escaleras que daban para subir al pórtico, en su mano tenía una piedra, en la otra, el bate.

  Lo siguiente paso en un facción de segundos, la piedra que rompió uno de los ventanales alerto a los tipos dentro que eran unos 8 o 10 por lo que pudo discernir Jotaro, Noriaki pateo la puerta ingresando a su casa, repartiendo batazos a diestra y siniestra, derrumbo a 3 de los tipos que le tiraron encima, unas patadas limpias y potentes los hicieron alejarse de aquel delgado cuerpo para recibir un batazo en la cabeza haciéndoles escupir un par de dientes, aún así, lo superaban en número y uno de los tipos, el más fuerte lo tomo por los brazos dándole un rodillazo en la boca del estómago haciendo que Noriaki caía instantáneamente al suelo seguido de una feroz tos que lo atacó mientras se tomaba el vientre intentando recuperar el aire dando bruscas bocanadas, todo eso fue visto ante los ojos de Jotaro que reacciono corriendo hacía la escena pateando lejos al tipo que intentaba encestar una puñalada en el cuerpo retorcido de Noriaki, lo miro se dedico a esparcir patadas y puño, quizás su cuchilla no haga falta, eso le hizo sonreír, usar los puños era donde más se lucia a la hora de trabajar.

-¡Maldito! ¿¡Cómo te atreves!?- grito colérico uno de los tipos mientras su cabellera albina caía sobre sus ojos, se limpio la sangre producto de la patada dada por Jotaro, notando que Kakyoin empezaba a incorporarse lentamente.

-Es lo que yo debería decir...- dijo jadeante Noriaki, tomando su bate nuevamente, ahora se había desecho de su abrigo quedándose solamente con su camisa, sonrió y se coloco el objeto en su hombro. -¡Escucha maldito, estoy harto de tener que lidiar con basuras como ustedes! ¡Si tienen problemas con el viejo arreglenlo con él, no vengan a hacer pedazos mi casa...!- dijo aquello acercándose al tipo tomando su cabeza para llevarlo lo suficientemente abajo como para encestarle con la rodilla en la cara, rompiéndole la nariz de la cuál comenzó a brotar sangre a borbotones, vio como éste se tomaba la nariz y le golpeo con le bate debajo de la barbilla viéndolo caer al suelo, se limpio la sangre que salpico su rostro -debemos llegar a mi habitación antes de que se lleven lo que necesitas- dijo aquello con una expresión completamente nueva, Jotaro lo miro sorprendido, el rostro de ese muchacho había cambiado por completo, ni siquiera recordaba a ese muchachito de lentes que se vio abrumado hoy por un grupo de chicas locas -tranquilo soy nuevo en esto- broto de sus labios teniendo el bate al costado de su cuerpo.

  Jotaro Kujo no creía ni una palabra salida de aquella boca ¿En realidad Noriaki era un novato?

-Al viejo le gustara conocerte...- dijo aquello sonriendo levemente, sería divertido verlo actuar así más seguido, ese nuevo Kakyoin le generaba una especie de excitación y le subía la libido de una forma algo morbosa.

Clean Contract.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora