Mi Único Destino Eres Tú (SEGUNDA TEMPORADA)

Capítulo Diez

La mañana ya se hacía presente en la ciudad, y podría apostar que el ruido de la alarma de Yeo One despertó a todas las personas residentes del lugar.
Nos levantamos de nuestras respectivas camas para poder tomar desayuno juntos.
Una vez sentados, comenzamos a comer tranquilamente. El lugar permanecía mayormente silencioso, hasta que decidí acabar con aquello.

- ¿A qué hora te tienes que ir, Chang Gu? -
- a las 14:45 sale el vuelo, debo estar allá algunas horas antes. De todas maneras, tengo que arreglar toda la habitación -
- Ah... Okay... ¿Sabes? Quizás te extrañe un poco después de tu partida hacia Tailandia? -
- ¿Sólo un poco?... Yo te extrañaré más que a mi familia, Hyung Gu ... A pesar de que antes no me llevaba demasiado bien contigo, he descubierto en ti una gran persona... Te quiero mucho amigo, y para que sepas, ya pagué la habitación para que puedas dormir esta noche -
- ... Gracias, Chang Gu... En serio te agradezco por todo lo que has hecho por mí... Eres muy linda persona, Yeo One -

Dejamos de charlar y continuamos comiendo sumergidos en un incómodo silencio.

Al terminar nuestro desayuno, comenzamos a hablar de varios temas, mientras yo veía diversos programas en la televisión, y Yeo One arreglaba sus cosas para volver a Tailandia más tarde.

Las horas comenzaron a pasar. Llegó el momento en el que ya debíamos irnos al aeropuerto.
Taeyang ofreció pasar a dejarnos a nuestro destino, y luego propuso que él podría llevarme de vuelta al hotel.
Una vez llegamos al aeropuerto, los tres bajamos del coche para ir a despedir a Yeo One antes de que subiera a su avión correspondiente.

- Bueno chicos... Que estén muy bien, no olviden nunca que los amo con todo mi corazón. Les prometo que vendré a visitarlo más pronto de lo que ustedes se podrán imaginar mis amigos. Cuando esté de vuelta en Tailandia les enviaré un mensaje para que sepan que estoy bien - Afirmó Yeo One.
- Te queremos, Chang Gu - Añadió Taeyang.
- ... No tienes idea de lo mucho que te voy a extrañar, a pesar de que te vi sólo por un día y medio... Me hacía tanta falta ver a alguno de mis amigos... Te quiero, Yeo One... Espero que nos veamos pronto - Exclamé.
- Yo también te quiero, mi Hyung Gu. Escucha. Si de verdad quieres a HongSeok... Ve por él, arriesga todo por él, si es necesario... Créeme que ustedes se aman, y el amor es ciertamente mutuo... Te juro que han sido la pareja más linda que he conocido en toda mi vida... Me afecta muchísimo que todo se haya terminado por un simple error, pero aún así, nunca es tarde para remediar cada uno de nuestros errores, Kino. Espero sigas mi consejo, ya que me encantaría verlos juntos y felices la próxima vez que venga para acá -
- ... Lo haré, amigo. Gracias por todo lo que hiciste por mí en tan poco tiempo. Eres una bellísima persona. Espero verte pronto, y te prometo que seguiré tu consejo -
- No debes agradecer - Agregó.

Yeo One lanzó una última sonrisa antes de ingresar a la sala principal del aeropuerto en espera de su avión.
Una vez terminamos de despedirnos, Taeyang y yo regresamos de vuelta a la cafetería para beber y comer algo antes de volver al hotel.
Una vez llegamos, preferí tomar un café helado, acompañado de galletas de vainilla hechas por mi propio amigo Taeyang.
A la vez que disfrutábamos de nuestra merienda, también hablábamos de diversos temas. Taeyang me caía muy bien, sentí que era una de las pocas personas que lograba entenderme a la perfección, él siempre me aconsejaba y ayudaba con todos mis problemas. Sentía que cada día se volvía alguien aún más especial para mí.
Al terminar de comer, mi amigo ofreció llevarme en su coche al hotel en donde me quedaría aquella noche. Acepté.
Al llegar al hotel, me despedí dulcemente de mi buen amigo. Antes de que él se retirara del sitio, le dije que lo quería mucho, y que cada día se hacía aún más importante para mí, ya que era el único amigo que me hacía compañía siempre que lo necesitaba.

Subí hacia la habitación en la que me correspondía dormir. Dejé que Makki se acostara a mi lado. Mientras acariciaba su suave pelaje, sin darme cuenta, me quedé cómodamente dormido.