Capítulo Tres

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Me desperté con los desagradables gritos de Kwan enfadado desde la cocina.

- ¡KINO! - Exclamó desde la cocina.
- ¿Qué pasa, amor? - Añadí.
- ¡LEVÁNTATE EN ESTE PRECISO INSTANTE! ¿No has visto la hora, inútil? Ven inmediatamente a ayudarme con el almuerzo - Agregó.
- ¡YA VOY! ¿¡NO TE PUEDES ESPERAR UN MINUTO!? - Grité. Enseguida me arrepentí de lo dicho, pero no me quedaba más opción que asumir las consecuencias.

Oí los rápidos pasos de Kwan aproximarse hacia mi habitación.

- ¡VUELVES A TRATARME DE ESA MANERA Y TE ARREPENTIRÁS, ESTÚPIDO! - Gritó entrando a mi habitación. Se acercó a mi cama y lanzó varios golpes sobre mi boca, mis ojos, mejillas y brazos.
- Perdóname amor... No era mi intención - Añadí.
- ¿Y tú acaso piensas que te voy a creer, Kino? Estás equivocado - Agregó enfadado, para luego salir de mi habitación y dirigirse nuevamente a la cocina.

Mis lágrimas se deslizaban suaves y silenciosas sobre mis mejillas. Me dolía muchísimo tener que vivir esta situación alejado del amor de mi vida, y asumir que no tengo ninguna escapatoria.

Salí de mi habitación rumbo a la cocina para ayudar a Kwan con el almuerzo. Tenía las mejillas rojas y mi boca estaba bastante roja debido a que había sangrado mucho recientemente.

- ¿En qué te ayudo, amorcito? -
- Kino, ¿Podrías ir a la tienda y traer alimento para tu perro? Recuerda que el animal es tuyo, y yo soy el que siempre se debe estar preocupando por él -
- Perdóname amor, enseguida voy a conseguir comida para Makki. Lo llevaré para que de un pequeño paseo, ¿Sí? -
- Okay Kino, haz lo que quieras -
- Bueno. Te veo luego amor -
- Vuelve rápido -

Le puse a Makki la correa que utilizaba para salir a pasear.
Salimos rápidamente de casa en dirección a la tienda de mascotas en la que trabajo junto a Kwan.

- Hey, Makki, ¿Te parece si nos escapamos en busca de HongSeok? - Añadí. A veces pienso que quizás estoy loco, pero me tranquiliza hablar con Makki, ya que él es el único ser a que le puedo contar todas mis desgracias sin que le diga a nadie.

Después de varios minutos, Makki y yo llegamos a la tienda. Entramos cuidadosamente y retiramos el alimento que Makki solía comer.

Salimos de la tienda. Revisamos que todo estuviese bien cerrado, y comenzamos a correr hasta casa, ya que a ninguno le gustaría recibir algún golpe a causa de atraso.

Al llegar a casa de Kwan, entré de manera bulliciosa, tratando de hacer notar mi presencia.

- ¡LLEGAMOS, AMOR! -
- Bueno Kino, que bien que no se han tardado demasiado -
- Sí amor, intentamos llegar lo más rápido posible para ayudarte con el almuerzo -
- Ah, bueno, muchas gracias Kino, aunque ya no necesito ayuda, el almuerzo está terminado -
- Okay... Perdón por no llegar a ayudarte, Kwan, si quieres yo puedo lavar los platos luego de comer -
- No te preocupes Kino, no hay problema. Si quieres lavar los platos, claro que puedes hacerlo, te lo agradecería mucho, pero si no quieres, no te preocupes -
- Bueno amor, muchas gracias, pero quédate tranquilo, yo voy a limpiar los platos -

Kwan se estaba comportando de forma bastante extraña, jamás me había tratado tan bien. Solía gritarme, golpearme y tratarme mal cada vez que no hacía algo correctamente, o cuando tardaba en realizar alguna tarea que me había ordenado.

- Kino... Sabes que te amo, ¿No? - Añadió.
- Claro que sí, amor - Mentí. Ciertamente, sé que Kwan nunca me ha amado, ya que el amor se demuestra, y no precisamente con golpes, gritos, insultos, etc.
- Pero yo te amo más de lo que tú crees - Agregó con aquel tono dulce en su voz que nunca antes había podido percibir.
- Yo también te amo - Respondí sonriente.

Cuando terminamos de comer, me dirigí a la cocina para limpiar los platos, como lo había prometido.

Después de que todas las tareas domésticas estaban realizadas por completo, Kwan y yo decidimos ver una película.
Aquella tarde, mi novio fue muy tierno conmigo, hasta me ayudó a recordar los lindos momentos vividos con mi ex novio, pero sin lugar a duda, Kwan jamás podría siquiera comparar a HongSeok.

La noche cayó sobre las frías y húmedas calles de Corea, ya era hora de irnos a dormir.

- Buenas noches, Kino -
- Buenas noches, amor -

Me dirigí junto a mi pequeño Makki en dirección a mi cuarto.
Al llegar, rápidamente caí tendido sobre mi cama, para luego caer en un profundo sueño.

Mi Único Destino Eres Tú (SEGUNDA TEMPORADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora