· P R Ó L O G O ·

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Seúl entero brillaba.

La cuidad permanecía en un eterno silencio y las masas ya no merodeaban por las bulliciosas avenidas, pero brillaba.

Las calles desiertas y las casas repletas.

Igual en todas partes, menos aquí.

Me encontraba sola en aquella lujosa azotea, helándome de frío, mientras el resto de invitados preparaba sus copas dentro del exclusivo ático para brindar por sus logros empresariales.

Desde aquel imponente rascacielos financiero donde me hallaba podía contemplar toda la grandeza y el vacío de Seúl. Miré abajo, al río Han: tan profundo y oscuro en la noche, reflejando las luces de los edificios y casas...

Poco me importaba lo que pasaba dentro de la fiesta: las charlas sobre empresas, los falsos halagos entre las esposas de los directivos, las lujosas prendas y joyas que colgaban del cuello de estas...

Era cierto, sólo por el hecho de haber nacido en el seno de mi familia tendría una vida arreglada y para nada complicada. Nunca necesitaría esforzarme por obtener algo, pues todo estaba predeterminado.

Sin embargo, un vacío me hastiaba.

La gélida brisa provocó que me encogiera sobre mí misma y comprimiese el abrigo contra mi cuerpo. Metí las manos en los bolsillos para intentar calentarlas cuando noté algo metálico y de pequeño tamaño en uno de ellos. Lo saqué lentamente y lo examiné: era una moneda. En aquel momento no le di la importancia que merecía, pues pronto mi vida cambiaría por causa de aquel pequeño e insignificante pedazo de hierro.

Y fue eso mismo lo que deseé mientras la dejé caer hacia las profundidades del Han.


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Seúl entero brillaba, pero aquí había oscuridad.

La cuidad permanecía en un eterno silencio y las masas ya no merodeaban por las bulliciosas avenidas, pero brillaba.

Las calles desiertas y las casas repletas.

Igual en todas partes, menos aquí.

Me encontraba solo en aquel sucio parque, helándome de frío, mientras todos ya se encontraban en sus casas cenando en familia. Desde aquel abandonado lugar podía contemplar toda la grandeza y el vacío de Seúl. Miré al frente, al río Han: tan profundo y oscuro en la noche, reflejando las luces de los edificios y casas...

Quizá sí, sentía envidia de lo que pasaba dentro de los hogares que observaba en la lejanía. Sentía envidia de las conversaciones banales y cotidianas en las salas de estar durante la cena, sentía envidia de verles a todos reunidos...

Era cierto, sólo por el hecho de haber nacido en el seno de mi familia tendría una vida más costosa y complicada. Tendría que esforzarme al máximo para obtener cualquier cosa. Pero yo me conocía mejor que nadie, nada de eso serviría para nada, pues todo estaba predeterminado.

Sin embargo, un vacío me hastiaba.

Quizá por eso me encontraba solo en aquel sombrío parque a la orilla del río Han, helándome de frío, aspirando el humo de un cigarrillo. La gélida brisa provocó que me encogiese sobre mí mismo y comprimiese el abrigo contra mi cuerpo.

De pronto, vi algo resplandece sobre el césped del suelo dónde me hallaba sentado. Me levanté con algo de esfuerzo y fui hasta el brillo, con la esperanza de que fuese algo de valor que me ayudase a tomarme la noche de mejor humor. Pero no fue así, tan sólo era una mísera moneda.

Aunque quizá tendría que haberme replanteado mejor el verdadero valor de ella antes de arrojarla al río Han... Con un deseo.

Midnight in Seoul · KTH · |+18| · #1 Sorcery SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora