· D I E C I N U E V E ·

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-¡Youra!- me gritó mi madre cuando intentaba entrar a hurtadillas  en mi cuarto para no ser descubierta-.

Era el final de un día duro, como no podía ser de otra forma. Horas y horas de estudio sumadas a horas y horas de entrenamiento, el cóctel perfecto para que me estallase la cabeza. Y ahora, una charlista con mamá.

-¿Qué significa esto?- me preguntó con cierta mirada intimidadora y un semi arrugado papel entre sus manos-. ¿Cómo que nueve y medio? ¿Qué ha pasado?

Suspiré, suspiré lo más profundo que sabía y bajé las escaleras como pude, intentado que mis piernas no temblasen como lo estaban haciendo.

-Ha sido un despiste - dije-.

-Ha sido un error- dijo, contundente-. ¿Es que no te hemos enseñado nada? Debes esforzarte al máximo, Youra. Lo mejor sólo se reserva para los mejores.

-Lo sé - asentí, cabizbaja-. Lo siento.

-No lo sientas, lo haces y punto. Que no vuelva a pasar.

-Sí, lo siento, madre. Me esforzaré más que nunca. Te lo prometo - mi madre alzó una ceja, incrédula-, os lo prometo a los dos. Haré todo lo que esté en mi mano para ser la mejor.

Mi madre suspiró, se retocó algo el pelo y me dio la espalda para continuar su camino.

- Ah, Youra - se paró un instante-. Mañana comemos con los Park, más te vale comportarte.


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Eran ya bien pasadas las ocho, como de costumbre,  cuando entré al salón de clase. La señorita Lim me permitió el paso a pesar de mi retraso y me saludo con una jovial sonrisa, algo normal en ella pero a la vez extraño, pues nunca me la había mostrado a mí en particular. 

Sin duda lo primero que hice fue buscar a Youra con la mirada. Esperaba que me viese y sonriera, que me estuviese esperando. Habían pasado unos cuantos días desde nuestro último encuentro en el armario del bedel y no habíamos hablado desde entonces, por lo que mis ganas de verla eran mayores que de costumbre, así que simplemente entré con la esperanza de encontrarme a una Youra que, al igual que yo, estuviese deseosa de verme. Pero no fue así, estaba perdida, con la mirada absorta en la nada y sujetándose la cabeza con la mano, que uno parecía ser un soporte muy fiable, pues estaba a punto de caer rendida sobre el escritorio.

Me acerqué a ella y me senté en mi sitio, justo delante suya, pero todavía no se percataba de mi presencia.

-Youra - la llame en un susurro-. Youra - repetí al no percibir respuesta alguna-. ¡Youra!

-Eh? Qué? - dijo saliendo del trance-. Kim.... Hola. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Las ojeras de Youra eran más que notables, al igual que la falta de sueño y su mirada cansada y vacía. Estaba hecha un horror.

-Dios, Youra, ¿te has golpeado? ¿Has tenido un accidente con tu Jaguar? ¿Está bien? El Jaguar, digo. - bromeé-.

-Señorita Kang, señorito Kim, ¿podrían callar y prestar atención?- nos llamó la atención la profesora-.

Ambos asentimos avergonzados, pero aquello no hizo que detuviésemos nuestra conversación.

-Muy gracioso, Kim - dijo dibujando una mueca en su cara-. Estoy muerta, sólo es eso.

-¿El campeonato?

-Y el medio punto que me bajó Choi en el examen de biología por tus faltas de ortografía. Ahora me obligan a estudiar más.

Midnight in Seoul · KTH · |+18| · #1 Sorcery SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora