· V E I N T I T R E S ·

191 22 12
                                    



Youra y yo estábamos saliendo.

Por fin.

Al principio todo era bastante complicado. El tiempo que estuvimos distantes se hizo de notar, pero pronto cogimos las riendas  del asunto. A Youra le sentaba bien estar conmigo: sonreía, estaba más activa y sus terribles ojeras ya casi habían desaparecido. Y aquello, me hacía feliz.

Por contrapunto estaba el asunto de sus padres, algo que a Youra le hacía sentí auténtico pavor. 

Después de hablarlo mucho, llegó a la conclusión de que, si por bien iba a plantarles cara, por mejor se iba a esperar, al menos, hasta acabar los exámenes. No se quería imaginar a ella misma portando el peso de haberles decepcionado y darles la espalda a la vez que soportar la presión de los exámenes y las pruebas de acceso a la universidad. Porque esa era otra, Youra no iba a estudiar empresariales. Youra estudiaría lo que ella quisiera.

Como bien decía, los exámenes se acercaban. Y yo, al verme tan desbordado por el trabajo, comencé a sentirme ansioso. Quería aprobar y aquella era mi última oportunidad, pues ya había cumplido los diecinueve, y no podía volver a retomar el curso. 

En ese entonces Youra estuvo allí para mí: se encargó de tranquilizarme y de hacerme sentir mejor, incluso comenzó a ayudarme con los estudios.

Muchas eran las tardes que Youra y yo pasábamos en la biblioteca. Ella me dejaba sus apuntes y me indicaba cómo y qué estudiar. Y estudiaba, estudiaba.

Menos cuando nadie nos miraba y aprovechaba para robarle algún beso. 

O cuando ya eran las tantas de la noche y la biblioteca estaba vacía. Era entonces cuando Youra dejaba de ser tan ''tímida '' conmigo. Recuerdo en particular una ocasión en la que casi fuimos descubiertos por la bibliotecaria justo cuando tenía a Youra encima de la mesa y una de mis manos jugando por debajo de su falda. 

A pesar de todos aquellos momentos no había llegado muy lejos con ella. Youra no era como cualquier chica, no quería acostarme con ella y olvidarme del asunto, así que iba despacio.

Nunca toqué nada que ella no quisiese, pero... Cada vez me costaba más hacerlo, hasta el punto de que a veces, cuando ocupaba su cuerpo, sufría de calvario para no mirar o tocar, pues no quería que se molestase conmigo. 

Pero a mí no me hacía falta mirar, ya había estado muchas veces en el cuerpo de Youra, ya me la conocía. Supuse, y aunque ella siempre lo negara, que era recíproco.

Sin embargo, cada vez me costaba más estar con ella. 

Comenzó el campeonato, el maldito campeonato. Youra siempre insistía para que no fuese a verla, pero, ¿cómo no ir a apoyar a tu novia?

Dios, mi novia.

Ahora Youra era mi novia, y me encantaba.

Me encantaba pensarlo, decirlo. Tan sólo al pronunciar esas palabras una sonrisa se dibujaba en mi rostro.

El caso, y sin desvariar mucho, era que el campeonato había empezado y yo, como buen novio que era, no me perdía ni un partido. Siempre acompañado de Jungkook,  claro, no iba a tragarme aquello yo solo.

Muchas veces traíamos incluso palomitas mientras comentábamos el partido de tenis y, poco a poco, acabamos siendo aficionados.

Por su parte, Youra era un hacha. Ganaba y ganaba y no dejaba de ganar. ¿Por qué mentir? Era la puta ama. No había contrincante que se le resistiera, era la mejor. 

Uno de los pocos días en los que Youra tenía un rato libre fuimos en busca de piso. Yo ya tenía suficiente ahorrado para la entrada de un alquiler y con la paga de la cafetería podía permitirme un pequeño apartamento todos los meses. Jungkook nos acompañó, quería saber cuál sería la próxima ''guarida del macho'' donde colocar su play. Pero la verdad es que también venia porque le gustaba estar con Youra. Poco a poco había hecho buenas migas, incluso alguna vez se habían quedado ellos solos cuando yo trabajaba y no podía. 

Midnight in Seoul · KTH · |+18| · #1 Sorcery SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora