· O N C E·

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Entonces comencé a sentirme mal. 

La cabeza me daba vueltas, mi cuerpo se sentí más pesado y un horrible sabor a licor aguardaba en mi garganta. 

Rápidamente busqué algo en lo que apoyarme, que resultó ser Kim.

-¡Youra! ¿Te encuentras bien? - dijo mientras me sostenía entre sus brazos-.

-Mi... Mi cabeza...Tae... Hyung... - pude articular a duras penas-. ¿Qué me has hecho... Beber?

Estaba claro. A pesar de haber sido Kim quien se bebió todo ese alcohol fue mi cuerpo el que lo asimiló, o al menos lo intentó. 

En resumen, estaba borracha.

-¿Se encuentra bien?- le preguntó Jungkook a Taehyung-.


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Entre los dos llevamos a Youra a la cocina para apartarla un poco de la fiesta y que se pudiera refrescar. La senté encima de la encimera porque a casi no se podía tender en pie y fui a servirle un vaso de agua.

-Toma, bébete esto - le dije tendiéndole el vaso -.

-¿Eso es vodka?- hipó-. Yo quiero agua.

-Es agua - asentí-. Puedes bebértela.

-Yo creo que debería potar, mírale la cara Tae - sugirió Jungkook-.

-¡No! ¡Yo no quiero vomitar! - rechistó pataleando al aire-.

-Nadie te ha pedido que lo hagas... Madre mía - dije frotándome la sien-. ¿Quién lo diría? Kang Youra borracha.

-¡Te vas a...! ¡Te vas a arrepentir de esto, Kim Taehyung! - me advirtió acusándome con un dedo-.

-Jungkook - me volví hacia él-, voy a llevarla arriba a que se le pase un rato - dije cuando ya comenzaba a cargar a Youra a mi espalda-, espérame aquí.

Youra no opuso ninguna resistencia y se aferró a mi cuello como si te un mono se tratase. Poco a poco fui evitando a la gente y subiendo las escaleras hasta que llegamos a una de las habitaciones de la planta de arriba. Supuse que sería el cuarto de Park, pues tenía una cama pequeña y un pequeño escritorio lleno de apuntes.

-Vamos, Youra, abajo - dije mientras la deslizaba por mi espalda hasta que sus pequeños pies tocaron el suelo-.

-Kim, te voy a matar - me dijo somnolienta-. 

-Ya, ya, ahora acuéstate un rato.

Yo la guiaba desde su espalda para que no se desviase los dos metros que habían desde donde estábamos hasta la cama y, aunque parecía una tontería, fue difícil. Una vez allí la acosté con sumo cuidado pero con algunas quejas por su parte.

-Si me pillan mis padre estoy muerta, Kim - me recordó por milésima vez-.

-Tranquila, cuando se te pase te llevaré a casa antes de que se hayan despertado...

-¿Por qué me has besado? - me cortó de la nada-.

Aquella pregunta me dejó en blanco. En el momento del beso había bebido y tampoco lo pensé mucho, así que no supe qué responderle.

-Estaba borracho - le dije-.

Arropé a Youra con las sábanas y me incorporé un poco con el amago de irme de la habitación cuando Youra volvió a hablar.

-Yo también estoy borracha, ¿te puedo besar?

Me volví a ella algo descolocado por sus palabras. Youra permanecía en la cama boca arriba, con la mirada fija en el techo, sin parpadear.

-¿Quieres besarme? - le pregunté-.

-No lo sé, estoy borracha.

Yo me acerqué a ella de nuevo para arrodillarme a su lado. Youra se volteó hacia mí para que los dos nos mirásemos el uno al otro al igual que nuestro ojos.

-¿Ya has caído en el efecto Kim? - pregunté a modo de burla-.

-Eres idiota - por muy borracha que estuviese nunca dejaría de insultarme-. Sólo estoy borracha, es sólo eso.

-Ya...- me acerqué un poco más a ella de modo que nuestros rostros casi se tocaban-. ¿Sabes? Se dice que las palabras de un borracho son los pensamientos que no se atreve a pronunciar sobrio.

-¿Entonces...? ¿Cuando me besaste abajo querías hacerlo de verdad? - aquello me pilló algo por sorpresa-. ¿Ya has caído en el efecto Kang? - rió-.

-Es por el Jaguar - bromeé-. Pero, ¿quién sabe? - me encogí de hombros-.

-Es que es un pedazo coche... - bostezó-. Me encanta mi Jaguar. ¡Me encanta mi Jaguar! 

-Ya se te vé, ya - reí al verla hacer el pariré-.

-No, Kim. ¡Me encanta! Y nunca puedo decirlo porque sino quedo de pija, pero la verdad es que estoy enamorada de ese coche - me confesó-. 

-Vale, Kang - dije mientras la volvía a arropar-, creo que deberías dormir un rato.

-Sí - bostezó-, estoy de acuerdo contigo...

Hice el amago de darle un pequeño beso en la frente, pero me paré a escasos centímetros de rozarle la piel, algo en mi interior me dijo que aquel no era el mejor momento. Me levanté y comencé a alejarme.

-Buenas noches, Youra - dije antes de cerrar la puerta-.


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-¿Lo habéis arreglado? - me preguntó Jungkook una vez abajo-.

Los dos estábamos sentados en unos taburetes con un par de copas en la mano.

-Yo que sé - sorbí de la pajita-, seguro que mañana ni se acuerda.

-¿Sabes una cosa tío? Cuando os habéis besado... - paró de hablar para poder reír durante un par de segundos-. He pensado un nombre para vosotros.

-No te emociones, Kook - le dije, inexpresivo-.

- Youhyung. ¿Lo pillas? Taehyung, Youra, Youhyung.

-Qué bien - no podía sudármela más-.

-También había pensado en Taera, pero no suena tan bien.

-Eres muy ingenioso, Kook.


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Cuando ya casi amanecía, decidí llevar a Youra a su casa. Desgraciadamente, el trayecto fue más complicado que despertarla y ayudarla a levantarse de la cama, cosa que se negaba a hacer.

Ya no iba cieguísima, pero todavía quedaba algo de alcohol en su cuerpo que se visualizaba en el cansancio y la lentitud de sus movimientos.

Una vez en su casa me asomé a cada ventana para asegurarme de que ni había luz ni gente merodeando por las habitaciones.

Ayudé a Youra con las llaves y le abrí la puerta. Ella rápidamente subió por las escaleras y se encerró en su cuarto, desde donde me dijo adiós agitando la mano a través de su ventana. 

Misión cumplida.





Midnight in Seoul · KTH · |+18| · #1 Sorcery SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora