.8

9.4K 948 1.1K
                                    



Los fuertes sonidos de alguien tocando, o más bien golpeando fuertemente mi puerta, hicieron que me despertará de golpe.

Aún un poco adormilado me levanté de la cama, avancé a paso lento, dudoso por bajar y ver a quién tocaba; nadie venía jamás aquí, a menos que trajeran aquellas cartas con deudas o citatorios para ver a mi padre. Tenía un poco de miedo... pero también pensaba que podría ser Jimin.

Bajé las escaleras mientras mordía las uñas de mi mano izquierda, me paré justo a unos pasos de ellas y la puerta de madera, pero no se escuchaban más los ruidos... tampoco se veía ninguna silueta fuera de ésta. Tomé un poco de aire y di un fuerte suspiro, me giré para subir aquellas rechinantes escaleras cuando escuché ruidos justo del lado izquierdo de mi casa.

Salí inmediatamente rodeando la casa, sin más abrigo que mi pijama, con mis pies descalzos y con curiosidad de qué o quién insistía en hacer ruido a estas horas. Me paré en seco ante la imagen que encontré. Hice con mis ojos una perfecta línea recta y me di un golpe en la frente con mi mano derecha.

—¿¡Es que acaso no puedes ser normal!?—gritaba en dirección de Jimin.

Ese loco rubio que intentaba trepar el balcón de mi cuarto. Este giró rápidamente hacia mí y lo poco que había subido lo dejó con un brinco al suelo.

Por el impulso cayó flexionando un poco sus rodillas pero inmediatamente se puso de pie y con una gran sonrisa corrió hacia mí.

—Que bueno que estás bien, temía que estuvieras triste.—dijo quedando a unos pasos de mí. No sabía si ponerme feliz o mal al oír eso; no quería que se preocupara por mí; no quería involucrarlo mas en mi vida... sobre todo, no quería verlo preocupado a causa de mis problemas. Sacudió su cabeza en forma de negación y continuó hablando.—Me refiero a que...—

No lo dejé terminar, Jimin estaba completamente nervioso, tal vez se arrepintió de haber dicho eso.

—Estoy bien.—dije con una sonrisa para calmarlo—.¿No pudiste esperar a que abriera la puerta en lugar de imitar a Romeo una vez más?—continúe con un poco de risa.

—Quería estar presente en tu primer día de trabajo.—habló ya mas tranquilo con una pequeña sonrisa y después abrió los ojos tanto como pudo.

Fruncí el ceño al verlo girarse y correr de nuevo hacia donde intentaba trepar. Vi que tomaba del suelo una bolsa grande de plástico; corrió de nuevo hacia mí, y sonreí un poco al verlo correr tan feliz.

Llevaba puesto un pantalón negro con una camisa blanca de manga larga y fajada, por su pequeña complexión y sus pequeñas manos la camisa se le veía un poco grande y, por un momento, pensé que se veía realmente bien.

Cuando llegó a mi lado, ambos caminamos de regreso hacia la puerta de entrada y nos adentramos a mi casa. No sabía qué hacer, si pasar a mi cocina o subir a mi cuarto... comenzaba a ponerme nervioso.

—¿Ya desayunaste?—Jimin preguntó mientras veía hacia mi cocina.

—Siempre tienes hambre.—dije con un poco de risa en mi voz, recordando el par de días anteriores, no entendía dónde cabía tanta comida en un cuerpo tan pequeño.

Jimin pronto se puso un poco serio y noté que apretaba un poco la bolsa de plástico que tenía entre sus manos.

No entendía, ¿había dicho algo malo?

—Antes no podía siquiera comer, pero alguien me ayudo... ahora, disfruto mucho el poder comer lo que yo quiera.—habló un tanto bajito, aún con sus manos apretando la bolsa.

—Hoy... yo cocinaré para ti.—dije con aire de arrogancia mientras ponía mi mano en la pared para recargarme en ella.—Aunque no lo creas soy muy buen cocinero.—continúe mientras mantenía mi vista en la cocina.

MÁS ALLÁ DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora