CARTA

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Te cuento que mi corazón no sabe cómo decirte adiós.

Esta es la despedida de un viaje que nunca quise terminar, pero ahora te dejo una parte de mi corazón, porque la otra me la llevo conmigo a emprender un nuevo viaje para descubrir más sentimientos.

Fuiste para mí lo que es un cohete para su astronauta, me llevaste más allá del cielo, haciéndome conocer todo un universo, pero ya es hora de volver a la tierra.

Te agradezco por tomarme la mano y ayudarme a cruzar la tormenta que vivía constantemente en mí.

Y prometo volver a encontrarte en la realidad, que en mis sueños ya envejecimos juntos.

Y te juro que si tengo que hablar de un milagro serás siempre de lo que voy a contar primero.

En cada página te quise un poquito más. Y aunque terminó jamás podré cerrar este libro que ambos escribimos.

Mil palabras, y un sin fin de emociones.

Gritamos, lloramos y sonreímos.

Al principio no sabía quién eras, pero sabía que ya no estaría sola nunca más.

Si la luna rompe las reglas para ver el sol, yo romperé cadenas para encontrarte de nuevo.

En una nueva historia. En un recuerdo, en un suspiro. En las noches viendo las estrellas o incluso en las luces.

Lleva el mundo siempre en tus ojos y nunca te olvides de ver, de sentir, de llorar y sonreír.

A veces es difícil recordar que existe un corazón entre tus costillas. Pero ahí está el tuyo y aquí está el mío. Y te amo por escuchar tus latidos.

No te preocupes. Florecerás completamente después de todas las dificultades.

Aquí estaré siempre que quieras escapar.

Y antes de despedirnos, hay que conocernos sólo un poco más si estás de acuerdo.

¿Cuál es tu nombre?

Mucho gusto, y hasta siempre.

—Paloma.

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