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—Estamos afuera, abre.—contesté el teléfono más que adormilado, tardé en reconocer la voz de quién me había despertado y Jin apenas dijo esas tres palabras cuando colgó.

Abrí mis ojos notando la claridad que se notaba por la puerta del balcón, vi el teléfono en mi mano más que confundido, lo coloqué a un lado de mi almohada y luego giré hacia el otro lado.

Jimin estaba de nuevo a mi lado, en mi cama, no, en nuestra cama, con su cabello dorado siendo iluminado por la claridad del sol y se veía tan tierno ahí... envuelto en las cobijas y tallando un poco sus ojos, observándome con una gran sonrisa.

—Lo siento, ¿te desperté?—dije y él negó rápidamente.

Después de escuchar el deseo de Jimin pensé en muchas cosas y en cómo podría solucionarlas. Una de ellas era enfrentar a mi padre y las consecuencias que eso traería, no voy a negarlo, tenía miedo, demasiado para ser sincero.

Era domingo por la mañana, Jimin tenía su día libre y yo decidí regresar al día siguiente a trabajar. Pensaba en vivir por mí y por Jimin, tener la vida que él tanto quería y que ahora yo soñaba. El sólo hecho de imaginarme toda una vida a su lado mientras lo veía sonreír todos los días, escuchar su voz y sus extrañas palabras era algo que en verdad deseaba. Incluso llegué a imaginar a nuestros nueve hijos corriendo por la casa mientras Jimin cocinaba y todos ayudábamos. Estos anhelos era algo que de verdad quería que se hicieran realidad.

Así que lo decidí. Tomé una decisión, la más escalofriante que había tomado.

Vivir.

Quería vivir por mí, por él y por mamá.

Jimin se sentó sobre la cama y sólo me observaba con una gran sonrisa mientras yo ahogaba un suspiro y me ponía más nervioso.

—¿Qué pasa?—dije un poco confundido.

—No lo soñé, ¿cierto?—contestó mientras sus mejillas tomaban un color carmín.—Me pediste que fuera tu novio.—bajo la cabeza un poco y sentí que me sonrojaba también.

—De hecho, es la segunda vez que te lo pido.—intenté hablar lo más natural que pude.—Cuando éramos niños creí que habías entendido cuando te dije que te presentarás a todos como Park Jimin, el novio de Jungkook.

Jimin negó con la cabeza aun sonriendo.

—No sabía que tu amor era igual al mío.—terminó de decir con sus pequeñas manos ocultando su rostro.

Los sonidos de la puerta y de mi móvil se hicieron presentes, por un momento había olvidado que Jin estaba afuera esperando a que le abriera.

—Jin está afuera, supongo que trae mucho trabajo para mí.—dije mientras me ponía de pie y me encaminaba fuera de la habitación.—Te espero abajo.

Jimin asintió y bajé rápidamente las escaleras. Al abrir la puerta me encontré con Jin y por segunda vez desde que lo conozco lo pude ver con jeans rasgados, playera blanca y tenis casuales, entró como si de su casa se tratara; le siguió Nam dándome unas palmadas en mi espalda, él vestía con pantalón negro y camisa azul, además de traer a Lee en sus brazos con un bonito conjunto amarillo y también entró Taehyung, con sudadera blanca y jeans además de saludarme con su mano derecha pues en la izquierda traía la pañalera de Lee.

Suspiré, ya ni siquiera se me hacía raro ver siempre a estos tres juntos. Cerré la puerta tras ellos y todos fueron directamente a la sala.

Los sonidos de alguien bajando las escaleras hicieron que todos giráramos; era Jimin aún en su pijama negra, llegó hasta mí con una sonrisa a tomar mi mano y después saludo a todos. Al ver a Lee inmediatamente pidió cargarla y Nam accedió.

MÁS ALLÁ DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora