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Ser humano es agotador. Tratar de encajar es agotador. Vivir tratando de correr es agotador.

Los años son como los libros; contienen sentimientos de palabras que no pudieron ser dichas, con emociones que no fueron mostradas. Algunos libros llegan a su final sin saber que lo fue, sin decir aquello que estuvo escrito en papel; pero cada que un libro se cierra uno nuevo se abre y una nueva historia se escribe. Y no lo sé tal vez algún día aquellas palabras jamás dichas puedan ser leídas y gritadas.

Así que espero que entiendas que esto es para TI. Y contra eso que no le cuentas a nadie.




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Noviembre 7 2017.

La vida no tiene significado en el momento en que pierdes la ilusión de ser eterno. Me dije eso a mi mismo en un intento por no caer en mi ya famosa depresión. Las paredes podían ser buenas confidentes cuando lo único que tienes no es más que tu amiga soledad, y el eco que retumba sobre los oídos.

Vivo en una pesadilla de la cual de vez en cuando me levanto en un sueño. Todo lo que quiero en esta vida es que este dolor tenga un propósito. Estoy en un punto donde me siento como un prisionero, pero sé que yo soy el carcelero.

Espero que en el lugar que estés puedan entregarte esta carta, sería una lástima que nadie leyera tales palabras. Estoy seguro que, en algún momento de la vida alguien, quien sea, aunque hayan pasado los años, pueda leer esto y, si esta pasando por lo mismo que yo pueda sobrellevarlo de la mejor manera posible, ya que admito que soy un cobarde cuando me pronuncian la palabra "vida"

¿No crees que es escalofriante?

Solo imagínate, estamos programados para hacer lo que tenemos que hacer, si no lo haces la sociedad te tacha y eres un don nadie. Es triste tener una etiqueta en tu vida.

—Jungkook


De alguna manera todo esto se sentía ya tan familiar, despertar y tomar una ducha, comer el desayuno y cruzar por aquel puente que dividía la ciudad con el pueblo.

—Estar en la misma rutina apesta.—pensé mientras cruzaba aquel puente de piedra que bien podría jurar en ese momento parecía la muralla china.

El frío podía sentirse atravesar mi cuerpo como cuchilladas. A pesar de que llevaba puesta una chaqueta, la niebla comenzaba a caer más y más entonando las calles en un tono gris, mientras el olor a pino mojado podía invadir mi nariz.

A decir verdad el día estaba convirtiéndose en otro rutinario. Caminar por el puente y girar hacia la derecha esperando el bus que me llevará a mi trabajo.

Me dispuse a tomar mi móvil pero como era ya costumbre no había mensaje de nadie. Era ilógico y gracioso para mi tener un móvil ya que, no tenía amigos o algún familiar a quien contactar, solo lo usaba para mí trabajo.

Cuando revisaba el mail de un cliente de pronto pude sentir una mirada sobre mí, levanté un poco la cabeza para asegurarme y efectivamente un desconocido de cabello color oro estaba justo en frente de mí. A decir verdad a escasos centímetros de mi cara.

—¿Puedo ayudarlo?—no hubo una respuesta de su parte, sólo me veía fijamente como si inspeccionara cada parte de mi rostro. El desconocido solo giró en si mismo y se fue por el mismo camino del que yo venía.—Seguro quería dinero.—bufé y me dispuse a seguir viendo el mail.

El bus no tardo más de diez minutos en pasar así que subí y me dirigí a mi trabajo.

La empresa a la que pertenecía no era algo más que para mantener mi mente ocupada. Día tras día odiaba venir aquí, sentarme y saludar como si toda esta gente me agradará. Sabía lo que decían a cerca de mí y mi padre, y no es como si lo hablaran en voz baja. Sabía que no pertenecía ahí pero no tenía más remedio que seguir contabilizando el dinero de personas arrogantes.

Tras estar todo el día vi el reloj y ya eran las nueve y treinta. Tomé mi abrigo apagué el computador y me dispuse a ir a casa. El frío que hacía era impresionante y eso que aún no era invierno.

—Ah, mi trasero se congela.—pensé.

Tomé el bus hacia mi casa y me detuve a comprar algo de comida enlatada, giré hacia el puente y me detuve en seco.

En aquel puente, aquella noche helada, un chico con apenas unos shorts pasados de moda se encontraba ahí.

Este sólo hizo que me quedara en seco. Hizo un Snowflake; Un salto de patinaje artístico inventado por el noruego Axel Paulsen, es el salto más difícil y posee tres versiones; simple, doble y triple, definidas por el número de rotaciones que se hagan en el aire: vuelta y media, dos y media o tres y media. Se inicia deslizándose hacia delante y cae de espaldas con el pie contrario.

—¿¡A caso quieres morir!?—grité lo más que pude, el hielo bien podría romperse en cualquier momento y a él parecía importarle una mierda.

Giro en seco y volteó hacia los lados como tratando de encontrar la voz que lo llamaba pero solo tropezó haciendo que cayera y rodara sobre aquel hielo.

—¡Oh mierda!—grité al ver a ese sujeto caer. Así que brinqué aquel puente y caí resbalando por la barda que nos dividía.—Oye, despierta, ¿Estas bien?—dije tomando aquel estúpido chico por la cabeza.

Aquel día, en esa fría noche, en un lugar donde bien el hielo podría romperse. Aquel estúpido chico solo contestó:

—Lo mismo te pregunto, ¿A caso quieres morir?








ˎˊ˗ˎˊ˗ˎˊ˗ˎˊ˗ˎˊ˗ˎˊ˗꒰Hola, aquí euphriajkoo꒱

¡Muchas gracias por el recibimiento que ha estado teniendo nuestra historia estos últimos días. Estoy muy agradecida por ello!

Quiero aclarar a las nuevas personas que si están esperando una historia dónde los personajes se enamoren inmediatamente, no será así. También pido respeto por los personajes, que, aunque son ficticios, tienen problemas reales que personas como tú y cómo yo sufrimos día con día. Así que espero empaticemos un poco más.

Espero que logren encontrar consuelo en esta historia, y que ese dolor que callan y tanto duele, puedan gritarlo. Así que espero me den la oportunidad de conocerlos y conocerme.

Y a las personas que me han leído anteriormente, les pido por favor que no pongan spoilers en los comentarios. Dejen que nuestros nuevos faros se infundan en esta travesía y encuentren su propia luz.

Sin más que decirles; Bienvenidos a MÁS ALLÁ DE LA VIDA.

MÁS ALLÁ DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora