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– ¿Intentas decirme que uno de los tuyos, un inexperto, está en la tierra sin supervisión de nadie autorizado porque él se escapó?– dijo Namjoon con la voz neutral, pero con gran enojo en sus ojos. Eso a Olimpia no la hizo temblar, no había nada que la hiciera temblar.

–Te recuerdo que ese tampoco es tu mundo, lo fue una vez, pero ahora no. Ahora solo eres un embajador del inframundo, que no se te olvide. – respondió la chica con desdén a través de la esfera de visión, creando un minuto de silencio donde ambos se retaban con la mirada. – ¿Tenemos trato o no?

Namjoon suspiro recostándose en su asiento de cuero y acomodando sus lentes sobre su nariz, pensando en los pros y contras de la situación. Todo sería sencillo si fuera un tritón común y corriente, pero estamos hablando de un príncipe y futuro curandero de toda su especie.

De cierta forma podía entender porque se escaparía de su mundo, para evitar tan terrible destino, pero le faltó táctica e ingenio para desaparecer por completo, el mundo humano no era la mejor opción, Namjoon hubiera optado por ir al mundo de los infiernos, allí las restricciones para los seres de otro mundo era casi nula, por el hecho de que era casi imposible salir una vez que entras. Él era uno de los pocos que no vivía en su mundo actual por el hecho que podía llevarse bien con los humanos y lo volvieron embajador en el mundo humano.

–De acuerdo, pero habrán reglas Olimpia. – la sirena arqueo la ceja y tuvo ganas de pasar a través de la esfera para llegar a él y colocar sus manos sobre su garganta, no le importaba lo guapo que era ese hombre o lo gruesa de su voz, su arrogancia y su actitud de sabelotodo la sacaba de quicio. – nada de meter a los seres humanos en esto, ninguno debe saber lo que pasa o ver a otro ser de los tuyos. En cuanto a la chica que acompaña a tu hermano no quiero que le hagas nada, de ella me encargo yo. Y además estaré en el juicio del príncipe ¿Entendido?

Olimpia suspiro irritada.

–Bien Namjoon, será a tu manera con tal que la FMR no se entere de esto.

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Aegea no podía creer lo que había pasado, se había besado con Jin y lo peor es que le había gustado. Todo su cuerpo se había estremecido y había deseado más, pero sabía que eso era gracias a la rara capacidad que tenía Jin de hacer desaparecer sus sentimientos.

El hecho que ya no le tuviera miedo, que quisiera cuidarlo porque le daba ternura y el deseo que había despertado ese beso, no eran verdaderos, solo eran una ilusión y debía recordarlo todo el tiempo antes de perder la cabeza por completo.

–Aegea...– ella lo ignoro mientras estaba sentada en un columpio con él a su lado. Ese parque era uno de sus favoritos porque siempre estaba desolado. – ¿Estas molesta todavía?

Ella asintió y siguió balanceándose.

Habían ido a almorzar después del parque de diversiones y luego caminaron otro poco por la ciudad hasta terminar en ese parque a unas cuadras del edificio de Brandon, y durante todo ese trayecto ella lo había ignorado.

Seokjin no sabía qué hacer. En parte se sentía más despierto y lleno de emociones nuevas como, deseo, ansias, miedo y vergüenza, mientras que por otro lado no podía creer que lo que su maestro le dijo sobre lo fuerte y el desgates que sería sentir eso por primera vez seria extrema. Era la primera vez que tenía tantos sentimientos y pensamientos al mismo tiempo.

–Aegea...me siento mal.

Ella se giró a mirarlo de golpe al escucharlo con la voz temblorosa. Se había puesto pálido y parte de su piel había comenzado a agrietarse, como si estuviera escamas en todo el cuerpo.

En las profundidades (Saga Paranormal #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora