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Aegea había preparado un par de sándwiches y se sentó frente a Seokjin en el comedor para verlo comer. Ese silencio que noto era diferente al que sentía con su madre, no era incomodo o molesto.

–Acabo de pensar en algo. – dijo la chica de la nada llamando la atención de Seokjin.– Hace un año, el día que nos vimos por primera vez ¿Qué hacías cerca del yate?

Seokjin se sonrojo al instante y miro el sándwich que tenía entre las manos.

–Solía escaparme de vez en cuando para ver algunos yates o botes, de esa forma veía a los humanos o los escuchaba más que todo, me gusta su música.– Aegea asintió y volvió a mirar la nada, como si estuviera procesando toda la información que había recibido, pero Seokjin quería decirle todo, no sabía cuánto tiempo le quedaba en realidad y no quería guardarse nada, al menos nada de lo que involucrara a esa chica que por alguna razón no podía sacarse de la cabeza y que le afectaba en todos los sentidos.– Cuando caíste al agua no supe porque lo hiciste, estaba algo alejado, pero escuche tu grito y fui a ver qué había pasado, mi curiosidad me ganaba. Y cuando te vi de cerca tuve más ganas de subir a la superficie... para conocerte.

– ¿Conocerme?– el chico asintió. – ¿es decir, que el hecho de que estemos juntos ahora es porque eso quisiste desde el principio?

Él chico volvió asentir dejando a Aegea sorprendida.

–Te volví mi profesora de visión a propósito. – la chica ladeo la cabeza y eso le saco una sonrisa a Seokjin.– me refiero que a todos los que van a salir del mundo marino para visitar algún otro mundo deben tener un profesor de visión. Estas son personas especializadas en los mundos diferentes para ayudarnos en nuestra estadía y son responsables de nuestro entretenimiento, por supuesto los profesores tienen un pago y ese es el deseo que te prometí que se les da cuando la criatura invitada se siente muy satisfecha.

Antes de que la chica fuera a preguntar, Seokjin se dio cuenta de lo obvio.

–Sí, ya lo sé. No eres especializada en eso, de hecho estabas aterrada de mí, lo entendí después, lo siento. – dijo apenado.– es solo que... me haces sentir extraño. Me late el corazón más rápido cuando te veo, me alegro sin razón y me afecta lo que te pase o pienses, escuchar tu voz me relaja y me gustaría hacerte reír todo el tiempo. Incluso, me di cuenta hoy que estuvimos separados, que la razón de que eso me duela todo el tiempo... es por ti.

Aegea se sonrojo el doble cuando en la última frase el pelirosa se señaló la entrepierna. Sabia a lo que se refería, ella también solía tener momentos en que se sentía incomoda por sus pensamientos nada santos sobre él.

En cuanto al resto, también lo comprendía, más de lo que le gustaría admitir.

– ¿Te gusto?–le pregunto Aegea algo sonrojada.

Seokjin sintió como la sangre se le calentó con esa pregunta y los ojos curiosos de Aegea sobre él.

–Si significa todo lo que te dije que me pasa, entonces sí, si me gustas y mucho.

Ambos se quedaron observando durante un buen rato. Seokjin se sentía ansioso, le gustaría saber que pasaba por la cabeza de la rubia, mientras que Aegea se estaba debatiendo.

Sacudió la cabeza y miro su bata de baño.

¿Qué más daba? Ambos estaban en la cuerda floja, él se iría y ella también. ¿Por qué no ser atrevida en los últimos días de libertad?

Aegea se puso de pie y rodeo la mesa hasta llegar a donde estaba Seokjin para tenderle la mano.

Él al instante le dio la mano, pero no espero sentir un huracán de ternura, amor y deseo. Fue tan intenso que su cuerpo se sacudió y su respiración se alteró.

En las profundidades (Saga Paranormal #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora