Epilogo

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2017

(Un año después.)

Ser el nuevo jefe de los pulporianos no era tan sencillo como cualquiera creería, eran criaturas rebeldes y rencorosas con que un tritón los dirigiera, pero luego, gracias a la capacidad de Seokjin, ellos se volvieron dóciles y la paz en el mar regreso al instante. Fue allí que el pelirosa entendió la razón de que su padre aceptara el trato de Aegea tan rápido, no por sus hijos o porque estuviera arrepentido por lo que les hizo, sino por la paz en su mundo. Ya no habría más muertes de los tritones y sirenas, o de alguna otra criatura marina, pero probablemente los pulporianos se extinguirían por morir de hambre.

Seokjin había cambiado muchísimo en todo ese tiempo. Era mucho más maduro y serio, como si nunca hubiera existido ese ser curioso con una inocencia abismal. Por eso también lo habían convertido en uno de los embajadores de la FMR del mundo marino, se había ganado la confianza de todos.

– ¿Puedo entrar?– Olimpia estaba en el arco que daba entrada a la habitación de Seokjin, era espaciosa y con una gran vista al reino de los pulporianos. Seokjin asintió y ella nado hasta quedar a su lado. – Sé que no debería estar aquí, pero...ahora que vuelvo hacer yo, no puedo dejar de sentirme culpable por las cosas que hice. Me siento tan en deuda contigo y con...

–No digas su nombre. – la interrumpió Seokjin al instante. Si había algo que lo enfurecía hoy en día era que las personas dijeran el nombre de ella tan a la ligera. – y no, nos debes nada. Ambos fuimos tontos e irresponsables por arriesgarnos de esa manera.

–No es cierto y lo sabes. – dijo la peliverde en voz suave. Ella sabía que Seokjin solo estaba dolido. – es por ello que negocie por ti y por mí.

El príncipe la miro con cierta preocupación en los ojos. Desde hace un año no hacia negociaciones o planes con nadie, solo se limitaba a cumplir su deber.

–Viviré en el mundo de la tierra junto a los humanos, no puedo vivir aquí, no sabiendo que Finn murió al igual que Briseida, y ambos fue mi culpa. – Seokjin no dijo nada, solo se acercó para tocarla y quitarle ese dolor por su exnovio y su hermana, pero ella se apartó. – Además, le pedí a padre que te dejara subir a verme de vez en cuando y acepto, por alguna razón acepto sin muchos peros.

Él suspiro.

–Está bien, te visitare a veces cuando...

–No quiero que me visites a mí, tonto. –el corazón de Seokjin se aceleró al instante y se sintió nervioso.– quiero que la vayas a ver a ella.

Seokjin sin quererlo pensó en Aegea, en la última vez que la vio, en el último beso que se dieron, en su último abrazo.

– ¿Por qué?

–Porque eso quieres, quieres verla aunque sea una vez.

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Seokjin cerró los ojos al sentir la brisa golpear su rostro, la tierra era maravillosa por esas cosas tan pequeñas y nadie la apreciaba tanto como él.

Camino entre adultos jóvenes que reían y charlaban sobre clases o sobre un profesor que no soportaban o que ya era demasiado viejo para dar clases.

Un completo mar de vitalidad–. Pensó.

Pero su buen humor desapareció al escuchar una risa a unos metros, justamente en una mesa cerca de la entrada del patio trasero, estaba Aegea junto a Gab. Ambas reían como si no les importara nada en la vida.

La rubia iba vestida de forma diferente a como la recordaba, su ropa deportiva fue sustituida por pantalones ajustados y una camisa holgada con una frase en negro en el centro, su cabello estaba peinado perfectamente haciéndola lucir hermosa y segura de sí misma, además de todavía llevar el collar que Namjoon le había dado hace un año, solo que ahora este no tenía ningún efecto. Eso le gusto a Seokjin, aunque no importaba que tuviera puesto, siempre la vería como si fuera la mujer más hermosa del mundo.

En las profundidades (Saga Paranormal #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora