El fin de semana pasó para dar la llegada al tan odiado lunes. Día para empezar la rutina de nuevo, ya de por si era algo estresante para Aegea por todas las miradas que recibía en la universidad, pero ese día tenía un plus y era que Jin estaba afuera de su salón de clases esperándola. Por alguna razón no se sentía cómoda con dejarlo solo, no quería que dijera o hiciera algo que le pudiera perjudicar, a pesar que ya le había explicado que no hiciera nada indebido.
Las horas restantes de escuchar a su profesor hablando sobre números y la contabilidad la distrajeron hasta que termino las horas de la clase, y por primera vez en su vida universitaria había salido de primera del salón para encontrarse con Seokjin sentado en un banco al otro lado del pasillo con dos chicas a su lado que buscaban hablar con él mientras tocaban sus hombros.
Aegea también sintió una ola de celos recorrerle el cuerpo al ver como otras lo tocaban y lo miraban con lujuria. Mientras que Seokjin se sentía nervioso, esas chicas lo estaban tocando a la vez y le estaba revolviendo todo por dentro, nunca había sentido tantos sentimientos al mismo tiempo.
Él al ver a Aegea a unos pasos se puso de pie al instante y casi corriendo fue hasta a ella.
–Le tengo miedo a esas chicas. – dijo sin vergüenza alguna y la rubia se alegró por ello.– no me gusta lo que transmiten, es muy...morboso.
Aegea se rio y vio como las chicas que eran un par de años mayores la miraban asombradas de que ella estuviera hablando con alguien, y más con alguien como Seokjin. Incluso sus propios compañeros de salón que aún estaban saliendo se quedaban un segundo mirando la escena.
– ¿Tienes algún hechizo o algo así que hace que las mujeres te sigan?– dijo en un tono de juego y él negó con la cabeza.
–No, es un don que me dio una de mis tías, Afrodita para ser más específicos, siempre da ese regalo a su familia, pero conmigo...dicen que exagero un poco. No es como si se lo hubiera pedido, solo dice que andaba de humor el día que nací. – dijo en tono un poco bajo.– Y no hago hechizos, eso lo hacen los brujos.
Si él la hubiera golpeado con una piedra le hubiera sorprendido menos, aunque debería estar acostumbrada a que hablara como si ella supiera todo de lo que él conocía.
– ¿Ah?– fue lo único que pudo decir sin poder creer lo que había dicho, pero luego recordó que él una vez le dijo sobre que era hijo de Poseidón y que existían cuatro mundos, donde había gran cantidad de seres que quizás no conocía.
Aegea empezaba a aceptar todo el asunto con un poco más de calma, solo un poco, y ya que Seokjin no la juzgaba le daba pie a su curiosidad a ser libre.
–Señorita Dimitriou. – ambos giraron hacia la puerta donde su profesor con una edad avanzada la estaba observando.– podría venir un segundo por favor.
Aegea asintió y miro a Seokjin que pareció preocupado por quedarse solo, ya que miraba a su alrededor para ver si las chicas seguían cerca, pero estas ya se habían ido hace rato.
–Está bien, entra conmigo. Quizás solo quiere hablarme de algo de las clases, la mayoría del tiempo lo hace.
Ambos entraron y la rubia cerró la puerta para después dirigirse al escritorio donde su profesor ya había tomado asiento. Este quedo sorprendido al darse cuenta que Aegea no estaba sola.
–Vaya, ¿Es tu amigo?– ella asintió colocándose frente a él y Seokjin se quedó al lado de la puerta observando todo.– es bueno saberlo. Supongo que estas mejorando, a tu psiquiatra y a tu familia debe de gustarle mucho eso. Además puede que eso ayude a que se cambie de idea con el internado.
Aegea suspiro. No le gustaba tocar ese tema, la noche pasada su madre le había dado el ultimátum, su psiquiatra tenía lo suficiente para dar razones de internarla en un hospital psiquiátrico, pero le dijeron a todos que sería enviada a un internado de apoyo para las personas con problemas mentales la semana siguiente. ¿Cuál era la diferencia de todos modos?
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En las profundidades (Saga Paranormal #1)
Fiksi PenggemarAegea no tenía más que un par de recuerdos felices en su vida, eran tan pocos que podía contarlos con los dedos de sus manos. En cuanto a recuerdos malos tenia demasiados, tantos que a veces olvidaba algunos, pero tenía un recuerdo que la había marc...