Príncipe humano

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Capítulo VII

Los dos estábamos tendidos en la cama, nos mirábamos fija y apaciblemente a los ojos, como contemplándonos. Quisiera preguntarle sobre lo ocurrido hace unos momentos, pero... no me atrevo, sé que no me respondería. Además, no quiero que se mueva, solo quiero disfrutar de su tierna belleza bajo la luz dorada del atardecer. Su mano se desliza lentamente sobre la cama como tratando de alcanzarme, yo la tomo con suavidad. Quisiera saber qué piensa, su cara de niño es inescrutable. Nuestros dedos juguetean hasta empalmarse perfectamente.

El peso del deseo me quema, quiero besarle nuevamente. Miro sus labios carmesí, me muerdo el labio inferior, y como si de alguna manera hubiera descifrado mis deseos, Jala de mí acercándome lo más que puede a él, me abraza y yo a él. Su calor, Su perfume y su piel es todo lo que me importa ahora, me siento completo y seguro a su lado. El mundo se desvanece detrás de eso. Él me besa la frente, yo me estremezco. Levanto el rostro y encuentro sus húmedos labios. Nos besamos con lentitud y suavidad. Acaricia mi liso cabello negro con sus dedos, pasa por mis orejas hasta posar su mano izquierda sobre mi mejilla donde hace una ligera presión para imprimir en mis labios su último beso.

- ¿Qué es un príncipe humano? - quise saber en el instante que dejó de besarme. Aún teníamos los ojos cerrados.
- Es mejor que no lo sepas... Olvídalo. - Musitó.
- Lucas, solo dímelo... Necesito saber cómo fue que todas mis heridas sanaron milagrosamente de golpe.
- Elliot, mi pequeño niño... Olvídalo, por favor... Musitó besando mi frente otra vez. - Es mejor que nos distanciemos un tiempo. - añadió.
- ¡¿Que?! - dije apartándome conmocionado por sus palabras, lo fulminé con la mirada.
- Elliot, no lo entiendes... esto es muy complicado y delicado, y hasta difícil de entender, créeme.
- ¡Explícamelo entonces! ¡Pruébame! ¡Inténtalo! No tiene que ser todo, solo lo necesario. - El me miraba fijamente sin apartar su mirada. Se quedó un momento quieto y en silencio.
- Ok, Pon mucha atención... Te lo diré... mira... Hay muchos sistemas solares regados por todo el universo, como tú ya sabes. En ellos hay infinidad inmensurable de planetas con vidas humanas... Con personas... Muchos de ellos son iguales a nosotros y otros no, todo según la adaptación o la evolución que se necesita. Yo Elliot, no soy de este planeta. Vine a este sistema solar porque este es uno de los periféricos más desolados y poco conocidos que existen.

- ¿Que es un periférico? -pregunté.

- Este planeta es un periférico, porque hay vida en él, y porque está ubicado en una galaxia muy alejada del centro del universo donde las civilizaciones más desarrolladas están en su mayor apogeo; Hay mucha bondad, pero también mucha maldad. Un tipo de secta o grupo extremista de humanos, como les quieras decir, se alteraron genéricamente para viajar por el espacio sideral sin ser afectados por los diversos ambientes hostiles que existen en él. Con el único fin de conquistar otros planetas. Les llamamos piratas galácticos. Ellos me persiguen para matarme, pensé que no me encontrarían aquí... Pero... Lo hicieron. Y al encontrarme a mí, también te encontraron a vos.

- ¿A mí? - Dije ladeando la cabeza sin entender nada.
- Si, por que eres un príncipe humano, el recipiente que la naturaleza eligió para guardar toda su información genética. Como una garantía para este mundo.
- O sea... ¿Cómo un disco duro de respaldo? - pregunté enarcando la ceja.
- ¡Exacto! Muy bien... Cada planeta tiene un uno. Pero... Creo que los piratas todavía no saben que tú eres el disco duro de este planeta.

- No creo ser eso, yo solo soy una persona normal.

- Lo siento... pero... sí lo eres. - En su rostro noté tristeza y sinceridad.

-Ok, dime... ¿Para qué te están cazando?

- para matarme y robar toda la información genética que hay en mí.
- ¿Para qué quieren esa información?
- Para evolucionar, para mejorarse y ser inmunes a todos los habientes de mi planeta. Mira... Cada planeta tiene sus virus y bacterias para protegerse, para defenderse de invasores extraterrestres, una simple gripe humana puede matarlos. Con la información que hay en ti, pueden conquistar este planeta sin ninguna dificultad. En mi planeta, actualmente se libra una guerra, vamos ganando gracias a que escape para guardar mi información y asegurar la supervivencia de mi gente. Pero... si me atrapan es probable que mi planeta sea arrasado por esas bestias.

-Eso suena terrible... Lucas, tiene que ponerte a salvo.

-Sí, no te preocupes. Toda mi familia fue evacuada junto a mí a este planeta. Ellos me protegen.

- Pero... ¿Cómo sobreviven todos ustedes aquí?

- Los príncipes humanos somos inmunes a todas las enfermedades. Y en el caso de mi familia, se sintetizó una vacuna con mi sangre para adaptarlos a este planeta.

- Lucas, ve con tu familia. No te expongas estando aquí tu solo.

- No te preocupes, ahora que sé que me han encontrado. Tendré que marcharme. - haciendo un gran esfuerzo contuve las lágrimas.

-Ahora dime... ¿Cómo están tan seguros que soy un príncipe humano? - mi voz sonaba quebrada.

- Simplemente porque tomaste la espada. - contestó con susurro y me abrazó.

-¿Es mágica o algo así?

- Sí, algo así. - sonrió.

- y... ¿cómo fue que me curaste?

- No lo hice... no sé cómo ocurrió. Lo único que sé, es que... sentí que... nos uníamos de alguna forma... no lo sé. Fue muy extraño.

- Si, fue muy extraño.

- Pero lo averiguaré, te lo aseguro.

- Ok, Ahora dime... ¿Por qué tú papa te ordenó matarme? no entiendo eso...

- Porque mi papa es un extremista amargado y porque pensó que querías robarte la espada. Me sobreprotege.

-¿Y para qué sirve esa espada?

- Creo que ya es suficiente. Entre menos sepas mejor.

- ok, pero sé que algún día me lo dirás ¿verdad?

- Creo que no. -dijo ladeando la cabeza y bajando la mirada. - voy a salvarte. -añadió susurrante. - su corazón latía más fuerte.

- ¿Cómo lo harás? - musité.

- Besándote. -Me besó.

Un Mágico y Verdadero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora