Capítulo VMe desperté tan lentamente, que mis párpados parecían tan pesados como el plomo, me sentía adormitado y débil. Flotaba en un extraño limbo entre la realidad y los sueños. Podía escuchar la voz de Lucas, parecía distante, era como un faro en medio de una tormenta de sombras, imágenes y pesadillas. Y fue esa luz, su voz, la que me guío hasta la orilla de la razón. Al fin, cuando logré estar completamente consciente, lo vi. Lucas estaba frente a mí. Su expresión era de profunda tristeza, lloraba desconsoladamente. Vestía una playera blanca, manchada de sangre. De tras de él, estaba un hombre mayor de unos 60 años de edad, traía puesto una gabacha blanca y un estetoscopio guindado en su cuello.
- ¿Cómo te sientes Elliot? -quiso saber Lucas mientras lágrimas correrían por sus mejillas rojizas.
-Muy bien, pero... ¿qué fue lo que pasó? - En ese momento, estalló en mi mente todo lo ocurrido. - ¡Lucas! ¡¿Estás bien?! ¿Por qué estás manchando de sangre? - dije estrepitosamente, lo que despertó un terrible dolor en mi hombro derecho obligándome a quedarme quieto.
- Elliot, estoy bien gracias a vos... Me salvaste... Y esta sangre es tuya - las lágrimas le salían como ríos sin desembocadura.
-Eso me alegra mucho, oye... ¿Dónde estoy?
- Estas en el hospital, una de las balas te alcanzo atravesando tu músculo deltoides, perdiste mucha sangre.
- ¡Dios mío! El carro de mi mamá quedó desecho. Me va a matar...
- No te preocupes por eso, todo va estar bien, yo me encargaré de todo, te lo prometo. Ahora solos descansa.
- Es hora de irse Lucas - dijo el doctor. - tuviste mucha suerte Elliot, tu tipo de sangre es AB Negativo, solo el 0.6% de la población mundial la tiene, muy difícil de conseguir, por suerte, Lucas tiene tú mismo tipo de sangre. Estarás como nuevo en poco tiempo, no hay nada de qué preocuparse. - añadió mientras caminaba a la salida. Lucas y yo nos mirábamos fijamente.
- ¿Cómo puedo comunicarme con tú mamá? - susurró Lucas inclinándose hacia mí.
- Ella anda en un viaje de trabajo, viene hasta el domingo de la próxima semana. - Dije tan suave y firme como pude.
- Ok, mañana vendré por vos para que vayamos a casa. - lo dijo con tal calidez que me hizo sentir algo tan profundo que encendió un sol dentro de mí. Le regalé una última sonrisa y el me la devolvió. Nuestros ojos crearon un puente por donde los pensamientos se escabulleron y sin decir nada, nos dijimos todo. Luego se marchó, dejando en mi pecho una sensación de vacío, pero aquel fuego prístino todavía me envolvía.Al día siguiente, alrededor de las 11:00 a.m. Lucas fue por mí al hospital, me llevó directo a su nuevo hogar, el cual se encontraba en un edificio algo retirado de la ciudad. Subimos hasta al séptimo piso por el ascensor. Su apartamento ahora era más grande y lujoso, era realmente increíble. Me ayudó a llegar hasta su cuarto. Al estar allí de pie, frente a frente, me miraba con extraña ternura y algo parecido al deseo. Luego, deslizando sus manos bajo mi camisa, la quitó con mesura para no dañarme. El toque tibio de sus dedos sobre mi piel me estremeció por completo. Comencé a temblar sin control. Me mordía los labios para retener las ganas de besarlo y oler el perfume natural de su piel. Entonces, tomando una camisa que había sobre su cama, me ayudó a ponérmela, al terminar, prosiguió a quitarme el jean, el bóxer, los zapatos y calcetines; quede desnudo de la cintura a los pies. Con la ayuda de mi mano izquierda oculté mi desnudez colocando encima el borde de la camisa. Luego, con suma delicadeza me ayudo a ponerme un bóxer y calcetines nuevos.
- Acuéstate. Te iré a preparar algo de comida, no hagas ningún esfuerzo, si necesitas algo, solo llámame. - dijo mientras me ayudaba a acomodarme en la cama. Encendió el televisor de 55 pulgas.
- Gracias Lucas. - dije muy apenado.
- Gracias a vos. - sonrió y se fue a la cocina.Luego de almorzar, nos quedamos dormidos, pues el desvelo de Lucas, y mis medicamentos hacían sus respectivos efectos. El estar junto a Lucas, me hacía sentir seguro, y en casa. No recuerdo la última vez que dormí tan plácidamente como esa vez. De algún modo él alejaba toda la oscuridad. Aún dormido podía sentir su aroma y era como incienso que tranquilizaba mi cuerpo y mi alma, y aún inmerso en el más sublime sueño podía sentir su calor, su olor, su vibrante presencia.
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Un Mágico y Verdadero Amor
Genç KurguElliot es un chico de 21 años de edad, quien se enamora profundamente de Lucas. Desde el momento en que sus caminos se unen, extraños sucesos los llevan a situaciones donde sus vidas y las de su familia son puestas en peligro. ¿Podrá el amor salvar...