Capítulo XIII
Cerré los ojos y mis puños con fuerza, no podía abrirlos, no quería hacerlo... si este era nuestro fin... no quería ver morir a las personas que amo, mi madre y mi adorado Lucas. Todo mi cuerpo se tensó de repente, mis dientes rechinaban de la tensión en la mandíbula. Solo quería que todo esto terminase para irme lejos con Lucas y mi madre, aunque todavía no sé la opinión de ella sobre todo esto, fantaseaba una vida feliz, los tres juntos donde nadie pudiera alcanzarnos. Las lágrimas se escapaban de mis ojos, mi corazón parecía hacer pirotecnia dentro de mi pecho. Un hormigueo se extendía por todo mi cuerpo, y pequeñas punzadas eléctricas me hacían cosquillas. -Tengo que luchar, debo de salvarlos- me lo repetía a mí mismo una y otra vez. Los recuerdos junto a Lucas pasaban por mi mente como un torbellino en película de alta definición, no podía evitarlo y lloré; comencé a recordar todos y cada momento junto a él, hasta aquellos que habían sido borrado de memoria. Lo recuerdo todo, la primera vez que lo vi, su calor, el deseo que despertaba en mí, el tiempo que fuimos amigos, la forma como sin decir nada nos decíamos todo. Recuerdo, la pena que sentí la primera vez que hablamos y estrechamos nuestras manos, esa noche cuando llegué a casa, no pude dormir. Creo que me enamoré de él a primera vista, no sé por qué, no lo entiendo... quizá el amor sea así, un poder misterioso que solo los que han tenido la dicha de sentirlo en sus corazones han podido descifrarlo.
Abrí mis ojos, y lo primero que pude ver, fue a todos paralizados frente a mí formando un tipo de vaya protectora, listos para morir. Mi madre, sin ninguna habilidad o destreza para la lucha, y el combate; más que la capacidad de leer mis pensamiento y cocinar las comidas más deliciosas del mundo y sin mencionar la gran virtud de un corazón generoso.
Sonreí al verla, mis lagrimas corrían aún más imparables. Luego, una corriente eléctrica se movía dentro y fuera de mi cuerpo, dicha sensación ya la había sentido muchas veces antes, así que ya no le tenía miedo y la deje fluir sin contención alguna, como una represa dejando libre el devastador poder de un rio embravecido y desembocado. De inmediato, mi piel trigueña destellando energía como lo hace el interior de una lámpara de plasma, lo iluminó todo como una estrella de Tesla; los rayos se disparaban hacia todas las direcciones sin control alguno. Tenía que usar este poder para salvarnos, así que no perdí más tiempo y corrí al encuentro de nuestros enemigos que marchaban como zombis sedientos de cerebros. No sé por qué, no sé cómo, pero junto al poder venía la forma cómo usarlo, era como sí siempre lo hubiera sabido, como si en alguna parte de mi subconsciente hubiera estado escondido en algún lugar al cual no tenía acceso y tal lugar se había abierto. Esta vez estaba consciente... estaba más que despierto... estaba volando, hermosas alas blanca me hacían sentir muy ligero, me hacían sentir vivo, libre, como si me hubiera reencontrado conmigo mismo.Cada golpe que daba, era una bomba destructiva donde nada quedaba intacto. Kevin, Carolina y Lucas se unieron a luchar conmigo guardando su distancia para que el ímpetu de mi poder no los lastimara. Su forma de lucha era tan perfecta que parecía mas bien una danza hipnotizante, una danza de muerte y elegancia; acribillaban sin mesura y con rapidez.
Rápidamente fuimos ganando ventaja, éramos imparables. Justo cuando pensábamos que íbamos tomando la ventaja, legiones de quimeras y otras extrañas criaturas aparecieron de la nada como un tsunami aplastante, el suelo temblaba por la marcha de su andar. Nuestros rostros se llenaron de terror, los tres hermanos ya no podían más, se podía ver a simple vista que habían dado todo, estaban muy lastimados y cansados. - ¡Corran! - les grité, se negaban hacerlo... - ¡Corran! - volví a gritarles. ¡Corran! -decía una y otra vez mientras abría una brecha entre las bestias y ellos. Cuando al fin estaban a una distancia prudente, concentré todos esa energía que corría dentro y fuera de mi cuerpo hacia mis puños, y golpeando al suelo creé al instante un campo electromagnético que desató una onda expansiva que crecía rápidamente y al simple contacto con las quimeras y las demás bestias, las hacia explotar fundiendo su sistema operativo. Pues, fue su parte mecánica la debilidad que los llevó a su destrucción. Me sentí extraño de repente, algo no andaba bien, me sentía débil, pero no podía detenerme hasta que la onda expansiva hubiera destruido hasta el último monstruo. Un agudo dolor en mi cabeza se hacía cada vez mas doloroso, y mis párpados se hacían más pesados cada segundo que pasaba, quería vomitar y mi cuerpo estaba temblando.
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Un Mágico y Verdadero Amor
Genç KurguElliot es un chico de 21 años de edad, quien se enamora profundamente de Lucas. Desde el momento en que sus caminos se unen, extraños sucesos los llevan a situaciones donde sus vidas y las de su familia son puestas en peligro. ¿Podrá el amor salvar...