Kapitel 14: operation flozmin (operación flozmin)

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Siguiendo las instrucciones de Miranda, Jazmín se dirigía al hospital con todas las bolsas en mano: carne con papas noissets para Carla, pastas para Lucía, comida china para Virginia, fugazzeta para Miranda y lo último pero no menos importante: lasaña vegana para Flor y ella.

¿Que por qué llevaba todo eso? Simple: detalles. 

Miranda le dijo que le había caído bien a Flor, pero que si quería caerle mejor debía llenarla de detalles y el primero y principal debía ser su estómago.

Y a la colorada se le prendió la lamparita: si Mahoma no va a la montaña, la montaña tiene que ir a Mahoma.

¿Por qué esperaba un mensaje de Flor? Se moría de ganas por verla, y ya no le importaban las excusas que pudiera tener sólo quería verla, y el hecho de que a Flor le gustase la comida que a ella era un datazo.

Le solicitó a Miru (ahora la llamaba así) los platos favoritos de cada una de las hermanas, y con eso, poder ver a su morocha favorita una vez más.

* * *

— Dale patita, por favor... ¡Hacelo por mí!

— ¡Puff!¡Ahora menos!¿Pero qué se piensa que es?

Agustina le hacía ojitos de gatito se Shrek.

— Noooo, gatita ¡No me hagas ojitos!— dijo Rebe al ver que su amiga continuaba con su artillería pesada, dio un largo suspiro— A ver ¿Por qué debería participar en eso yo?— la verdad se moría de ganas, pero el hecho que se le haya ocurrido a Miranda y no a ella la tenía mal.

— Porque te morís de ganas, porque Jaz es nuestra amiga y porque vos y yo vimos de primera mano  ¡Cómo se comen con la mirada esas dos!

Buen punto.

— Aún así no sé si meternos sería una buena idea—  obvio que no era buena, era buenísima.

— ¿La operación flozmin no te parece buena?— le preguntó la morocha inclinando su cabeza, a ella le parecía genial y tener a la hermana del crush de su amiga de su lado era un punto a favor.

— ¡Aghh!— carraspeó, hasta el nombre clave era genial— Bueno está bien, durante la semana la voy a ayudar a acercarse, pero yo decido dónde va a ser...

— ¿Tenés algo en mente patita?

— Obvio que sí my darling, obvio que sí...

* * * 

El señor del Río al no recibir todavía la llamada que estaba esperando, se estaba poniendo nervioso.

Debía salir de esa habitación como sea.

Pero ¿Cómo? Su mujer había dejado todo pautado para que no reciban sus "peticiones" porque debería recuperarse, no la culpaba, claro que no, pero lo limitaba mucho. Además no sabía cuándo podría ser su próxima visita, podía ser ese mismo martes o incluso el fin de semana.

Para colmo, estaba que escalaba por las paredes ¿A quién quería engañar? La extrañaba muchísimo. Habían hablado cada día desde que estaba internado, pero se negaba rotundamente a las videollamadas, justamente porque se verían sus fachas y su alrededor.

No aguantó y la llamó:

  — ¡Hola mi amor!... Sí yo también te extrañé— y su sonrisa apareció en su rostro, achinando sus ojos marrones— Y bueno, tuve un tiempito entre reunión y reunión y ya ves cómo sé aprovechar el tiempo...— y reía al escuchar a la voz del otro lado, ciertamente era un experto en mentirle y engañarle  — Pronto, va a ser pronto, te lo prometo...— la decepción se hizo notar del otro lado— No te pongas triste, sabés que hago lo po...— no pudo terminar, aparecieron los reproches del otro lado, que tenían muchísima razón— Tenés razón mi amor, perdoname, te prometo que te voy a compensar...— discutieron un poco más del otro lado, pero terminó cediendo, el amor entre ellos era evidente— Yo también te amo. Debo entrar a otra reunión, te llamo a la noche ¿Sí?— y al despedirse del otro lado, cortó.

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