― No puedo creer que realmente hiciste eso ― suelta una risa suave ―. No, miento, sí puedo creerlo.
Ahora ambas reímos.
― ¿Crees que hice mal? ― muerdo mi labio, sopesado.
Claramente le conté sobre lo ocurrido con Will, esto por dos razones: uno, porque es mi mejor amiga, y dos, porque necesitaba una opinión imparcial.
Ella parece meditar su respuesta por unos largos segundos, en los que me encargo de devorar mi pedazo de pizza y tomar rápidamente la última que queda en la caja.
― Depende ― dice al fin.
― ¿Esa es tu mejor respuesta? ― cuestiono elevando una ceja.
― ¡Oye! ― arruga su entrecejo, río por su expresión.
― Es broma.
Le doy un mordisco a la punta del pedazo de mi pizza a la vez que Maddie vuelca sus ojos antes de soltar un leve suspiro.
― Lo que quiero decir, es que todo depende de lo que quieras logran con esto ― me mira entrecerrando sus ojos ―. ¿Qué quieres, Nessa?
Tuerzo mis labios, meditando mi respuesta.
― No lo sé ― me sincero ―. Ya te dije que me gusta, pero él no parece precisamente a gusto con mi presencia.
― Estás exagerando.
― No lo hago ― niego febrilmente ―. Casi pareciera que no le gusta respirar mi mismo aire.
― Ahora sí estás exagerado ― ríe entre dientes.
― Tal vez un poco ― murmuro, y suspiro.
― Mira ― se acomoda mejor en el sofá, la película que se reproduce en la televisión dejó de ser de importancia hace rato ―, yo creo que lo que debes hacer es ir por él.
Alzo ambas cejas con claro asombro.
― ¿Maddison Wallace me está aconsejado que vaya tras un chico?
― Qué pesada eres ― suelta un bufido. Me es imposible no reír ante eso ―. Te recuerdo que yo sí tengo novio ― contraataca.
― Touché ― murmuro sin borrar mi tenue sonrisa.
Conozco al novio de Maddie, un guapo castaño con ojos profundos que te hacen perderte en ellos, de nombre Jedidah Collis. Hacen muy linda pareja. Y no es difícil notar que él la adora. Casi todas las tardes se hablan por videollamadas debido a que él cursa su último año de Derecho en la Universidad de Stanford en California. A veces la envidio, de forma sana claro.
La expresión de mi amiga pronto se enseria.
― Si de verdad te gusta el chico, entonces arriésgate, Nessa ― me anima ―. No te tenía por alguien cobarde ― intenta provocarme con una sonrisilla. Vuelco mis ojos.
― No lo soy, pero tampoco es que quiera incomodarlo ― me defiendo haciendo un leve puchero, sin saber bien qué hacer. Horas atrás estaba segura, ahora no tanto.
― Míralo así, será sólo una salida. En el mejor de los casos te ganas su confianza, y en el peor pues...termina odiándote más.
― ¡Maddison!
― Me estoy vengando. Tranquila ― aclara riendo. Niego con diversión ―. Ya hablando en serio, hazlo. Atrápalo con tu encanto, amiga.
Eso me hace sonreír.
― Gracias por escuchar.
― Siempre ― asegura guiñándome un ojo ―. Ahora dame de tu pizza.
― ¡No!
Me alejo rápidamente cuando intenta quitármelo, le gruño como animal lo cual la hace reír.
― Mala ― se queja sin ocultar su sonrisa.
No digo nada sino que comienzo a comer mi pedazo de pizza con exagerada lentitud provocando que mi mejor amiga haga un leve puchero.
― Está riquísimo ― digo deliberadamente con la boca llena.
― Asquerosa ― se levanta al tiempo que recoge la caja vacía, además toma su vaso que antes contenía té helado ―. No ensucies el sofá ― me advierte con mirada severa, como si le hablara a una niña pequeña.
― Uhum.
La observo dirigirse a la pequeña cocina que queda a espaldas del amplio sofá que enfrenta al televisor de la sala. El departamento no es muy grande; cuenta con dos cuartos, dos baños, una sala abierta que da con la cocina y un diminuto cuarto de lavado que no hemos usado nunca.
Me termino rápidamente la pizza y me bebo todo el contendió de té helado en mi vaso. Miro en objeto de cristal entre mis dedos pensativa mientras me pierdo en mis pensamientos, en lo que se supone debo o quiero hacer con respecto a William Sanders. Y es que Will realmente me gusta mucho, pero tampoco quiero que crea que soy una aprovechada. Tal vez él no quiere salir conmigo y lo estoy forzando. Seguro eso es lo que piensa. Y no me gusta la idea debido a que yo detestaría si alguien me hiciera lo mismo.
¡Rayos! ¿Qué se supone que debo hacer?
Obviamente por mi mente nunca se me pasó la idea de delatarlo, pero chantajearlo fue lo mejor que se me vino a la mente en aquel momento. Ahora que puedo pensarlo en frío me doy cuenta que fue una estupidez.
Sé que Maddie quiere me arriesgue porque nota que el chico de verdad me interesa. No es como que nunca he estado con ningún chico antes, nada de eso, todo lo contrario, pero todas mis relaciones han sido más sexuales que de otra cosa. No me siento mal por admitir que me gusta satisfacer mis necesidades, pero ningún chico me había gustado a tal punto de chantajearlo para que salga conmigo.
¡Demonios!
Una parte de mí siente que todo esto se trata de una simple obsesión ocasionada por querer tener algo que no puedo conseguir, o por lo menos no fácilmente. Tal vez si lo consigo el sentimiento se irá. No lo sé bien... No lo sé.
¡Oh, mi sexy y hermoso Dios Leto! ¡Ayúdame, bebé!
¡Hola, mundo!
Aquí otro capítulo, el cual quiero dedicar a mi querida y hermosa Ruthy ¡Te quiero, corazón!
Y como no tengo más nada que agregar...¡hasta luego! jajaja
![](https://img.wattpad.com/cover/170247634-288-k625404.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dejarse Llevar [Trilogía Buenos Amores #2]
Короткий рассказ― ¿Qué haces? ― Na-nada. ― Ajá, y yo nací ayer. Déjate de excusas, muñeco. Te atrapé. ― Por favor, no le digas nada a nadie. ― No lo haré...con una condición. ― ¿Cuál? ― Que salgas conmigo. ― ¿Qué?