― Quiero que me entreguen el teaser la próxima clase. Y recuerden que evaluaré minuciosamente la edición y el sonido del video ― explica el profesor Murray mientras algunos estudiantes ya comienzan a recoger sus útiles ―. El trabajo completo deberán entregarlo al final del semestre.
El hombre cincuentón dice un par de cosas más pero yo me encuentro tan concentrado en salir del salón para poder ir a la cafetería y devorar un delicioso almuerzo que mi cabeza no procesa sus palabras.
El salón queda cerca de la cafetería por lo que no tardo nada en llegar a destino. Hoy sólo logré desayunar un sándwich y un yogurt por lo que mi estómago cruje, exigiendo ser alimentado como se debe. Hubiera comido bien de no haber sido porque la noche anterior me quedé pensando sobre lo ocurrido con Vanessa, terminé durmiendo tarde y por ende me levanté casi a media hora para entrar a clases, cabe resaltar que llegué con tardío. Lo peor es que el maldito de mi primo ni se le ocurrió la idea de despertarme y la tonta alarma decidió dañarse hoy sin razón alguna.
Y hablando del que se supone es mi familia y quiere lo mejor para mí.
Deja caer su trasero en el asiento frente a mí dejando reposar su bandeja en la mesa, dentro de ésta hay una hamburguesa, papas fritas y unos nuggets junto a una manzana. Muy saludable, nótese el sarcasmo.
― ¿Esa es tu comida? ― arqueo una ceja.
― Sip ― contesta sin importar que su boca se encuentre llena de alimentos. Hago una mueca de asco.
No entiendo que le ven las chicas. Entiendo que es atractivo físicamente, pero psicológicamente puede llegar a ser un niño, un cavernícola incluso.
― Primero, traga antes de hablar ― enumero ―. Y segundo, ¿no se supone que debes comer sano? Digo, para algo vas al gimnasio, ¿no? De nada vale hacer ejercicio si vas a regresar todas las calorías a tu cuerpo en un bocado.
Traga sin apuro, le da un sorbo a su refresco light mientras rueda sus ojos verdes.
― Primero, yo hago lo que se me de la gana, primito ― me señala entrecerrando sus ojos ―. Y segundo, estoy cargando calorías para poder moldearlas en el gimnasio, convertirlas en músculos que hagan babear a las chicas.
Sin más, continúa devorando su comida como si no hubiera un mañana.
― A veces me sorprende que seamos familia.
― Lo mismo digo ― sonríe burlón.
La conversación fluye sin problemas, hablamos desde los nuevos videojuegos de este año como de las clases.
Para sorpresa de toda la familia, mi primo Roman decidió cursar Estudios Matemáticos. Juro que el día que me enteré mi mandíbula se desencajó por completo. Siempre pensé que no estudiaría nada o que se iría con algo más relacionado a la tecnología, por lo que fue todo una sorpresa. Incluso sus padres estaban sorprendidos por la decisión de su vago hijo. Por un momento llegué a pensar que viviría con sus padres hasta los treinta, pero a sus veinticinco años ya está a punto de graduarse con una de las mejores notas de su clase, y esto último sin duda se lo debe a su memoria fotográfica.
― Mira quién está ahí ― hace un movimiento con su cabeza, no dudo en seguir la dirección en donde sus ojos se encuentran anclados.
Casi me atraganto con mi saliva al ver que se refiere a Vanessa Wells. Su amiga la acompaña mientras toman asiento en una mesa que queda a tres de la nuestra. Lleva una sonrisa dibujada en su rostro mientras parece oír lo que le cuenta su compañera de departamento.
― Deberías ir a hablarle.
Casi me sentí como la niña del exorcista de lo rápido que giré mi cuello.
― ¿Qué? ¿Estás loco? ― mascullo hundiendo mi entrecejo.
― No. Y deja de ser un cobarde. Ponte los pantalones y ve a hablar con la chica, Will.
Niego.
― No lo haré.
¿Acaso se volvió demente? Y si resulta que de verdad todo era una broma pesada y me termino humillando al ir hacia su mesa y preguntarle. No, sin duda no lo haré. Ni loco. Ni drogado.
― Cobarde.
― Inteligente ― contradigo.
Resopla, cruza sus brazos sobre su pecho enviándome una severa que no funciona en mí debido a que sé muchas cosas sobre él como para que me resulte intimidante.
Realmente prefiero quedarme con muchas dudas que humillarme frente a una chica y al resto de la Universidad. Tal vez, tal vez si estuviéramos solos me acercaría, pero con tantos posibles pares de ojos sobre mí las posibilidades se vuelven totalmente nulas. De sólo pensar en exponerme de esa forma se me hace un nudo en el estómago.
― En algún momento tendrás que enfrentarla, Will ― dice despertándome de mi pequeño estado de ensimismamiento.
Suspiro, sabiendo que tiene razón.
― Pero no ahora.
Se descruza de brazos a la vez que su mirada se suaviza gradualmente.
― Tarde o temprano tendrás que hacerlo si quieres que no diga nada.
― Lo sé ― asiento ligeramente ―. Sólo déjame retrasar ese encuentro lo más que se pueda ― murmuro ganándome una risa floja de su parte.
― No puedo contigo, primo.
― Lo mismo podría decir, primo ― contraataco recuperándome parte del ánimo que se había ido de mí al comenzar esta conversación.
Soy consciente que en algún momento voy a tener que enfrentar a Wells, pero mientras más pueda dilatar ese suceso quizás pueda llenarme de valor. ¿A quién engaño? Primero se derriten los polos.
Nunca he sido bueno hablando con el sexo opuesto, por lo menos no cuando se tratan de las que son más o menos de mi edad. Por lo que hablar con Vanessa, la chica que me descubrió "robando" la cinta del profesor Arwell, me causa todo menos alegría. Sé que aun si le digo que no estaba robándola sino que estoy intentando repararla debido a que por un estúpido accidente terminé dañando la cinta, lo más probables es que no me crea, pensaría que sólo es una simple y barata excusa.
¡Rayos!
Y aún no entiendo por qué una chica como ella querría salir conmigo si no se trata de una clase de broma o una apuesta. Tal vez sea eso. No lo sé.
Tengo muchas preguntas en mi cabeza y las respuestas, que aunque me parecen tentativas de buscar, están siendo resguardadas por una linda chica a la cual no puedo hablarle porque lo más seguro es que termine balbuceando y/o tartamudeando como idiota.
¡Ahg! ¿Qué hago?
Por los momentos ella no se ha acercado y quiero creer que tal vez se le olvidó o que decidió dejar de lado lo que sea que quería sacar con todo esto. O eso espero.
¿Por qué la vida tiene que ser tan complicada a veces? Todo sería más sencillo si la vida fuera como un videojuego. Sin duda.
¡Holaaaaa! ¡Volví! Y con un maratón entre manos así que preparence jajajaj Este primer capítulo del maratón es para una personita que dice y que no la quiero *rueda los ojos* No te quiero, Nel, ¡te amodoro!
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Dejarse Llevar [Trilogía Buenos Amores #2]
Historia Corta― ¿Qué haces? ― Na-nada. ― Ajá, y yo nací ayer. Déjate de excusas, muñeco. Te atrapé. ― Por favor, no le digas nada a nadie. ― No lo haré...con una condición. ― ¿Cuál? ― Que salgas conmigo. ― ¿Qué?