Capítulo 5: Lluvia, relámpagos y ¿Batman?

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Finalmente es sábado y eso solamente significa una cosa: ¡fiesta! Intenté nuevamente persuadir a Maddie de que me acompañara, pero al parecer tiene una cita virtual con su novio, y como mala amiga eligió quedarse en casa. Nah, la verdad la entiendo. De hecho se lo dejé saber varias veces dado que ella me había prometido ir a la fiesta conmigo semanas antes. No me molesta. Me hace feliz verla tan enamorada, se lo merece después de todo lo que le tocó vivir en Connecticut. Antes de despedirme de ella, bromeé sobre que sabía que la verdadera razón por la que había elegido quedarse es para tener sexo virtual con Jedidah. Obviamente obtuve el resultado que esperaba: un sonrojo y una mirada asesina. Río ante el recuerdo de mi mejor amiga roja como un tomate.

Supongo que al final ella terminó ganando puesto que la fiesta fue estropeada gracias a un idiota que creyó inteligente utilizar juegos pirotécnicos dentro de una casa lleno de universitarios, provocando un incendio menor. Aun así los bomberos llegaron al lugar, seguro debido a la llamada de algún vecino alarmado por la situación. Por lo menos puedo decir que me divertí las primeras horas.

Suelto un suspiro, miro a ambos lados de la carretera en espera de que un autobús o algún taxi pasen por la zona. Doy un respingo al momento en que el sonido de un relámpago cruza el cielo.

¡Demonios! ¿Dónde mierda están los taxis de esta ciudad? Bueno, por lo menos tengo la certeza de que no podría ser peor, ¿o sí?

Nota mental: Jamás decir que algo no podría ser peor porque el destino se ve tentado a contradecirte.

Recito una maldición en el momento en que me doy cuenta de como gotas gruesas de lluvia comienzan a caer del cielo. Agradezco que las paradas de autobuses tengan una estructura diseñada para que en estos casos esperes sin temer empaparte. Mi visión es limitada debido a la incesante lluvia y el frío empieza a calar de forma agresiva en mis huesos, mi vestido tampoco ayuda. Eso me hace recordar a Maddie diciendo algo sobre mis vestidos siendo algo sugerente y propensos a que yo terminara pescando algún resfriado. Sonrío con cierta ironía en el gesto ante el recuerdo.

Voces a mi derecha me hacen tensarme en el lugar, presiono mi bolso entre mis manos y mi regazo mientras trago grueso. Internamente pido que sólo haya sido una mala jugada de mi mente. Pero lamentablemente no es así. Al girar mi rostro a donde creí oír las voces, descubro dos siluetas que se abren paso por entre la cortina de lluvia. La distancia y el agua no me permiten analizarlos, lo único que logro detectar es que son hombres.

Mierda.

Vuelvo mi vista al frente mientras exhalo el oxígeno retenido en mis pulmones al tiempo de que un mal presentimiento se instala en la boca de mi estómago. Estoy tentada en llamar a Maddie pero ella no podría hacer mucho, se encuentra lejos. Y tampoco puedo llamar a alguien más porque ninguno de los que conozco viven en la zona. Volver a la casa donde se supone era la fiesta me parece tentativo pero no soy exactamente conocida de la anfitriona y dudo que la lluvia me impida mirar más de medio metro frente a mis ojos.

¿Qué hago? ¿Qué hago?

― ¡Hey, princesa! ¿Andas sola? ― la voz de uno de los hombres llega a mis oídos cuando se encuentran cerca, a salvo del diluvio.

― No ― logro que no me tiemble la voz.

― ¿Segura? Yo no veo a nadie más ― indica. Ambos suelta una carcajada. Tenso mis labios, en ningún momento los miro.

Uy, pero qué gruñona eres, princesa ― dice el otro, lo sé porque su timbre es más grueso ―. Podríamos ayudar a quitarte lo gruñona.

― No, gracias. ― Armándome de valor, los miro sin expresión en mi rostro. Sí, como lo supuse, son dos. Uno es un rubio y otro es pelinegro, no están mal, parecen un poco mayor que yo, pero se ven muy borrachos. No me inspiran confianza ―. Estoy esperando a alguien ― digo y vuelvo mi mirada al frente.

Dejarse Llevar [Trilogía Buenos Amores #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora