Capitulo 4

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Me sorprendí al llegar a la sala y no ver a la doctora Martinez, me sorprendió ver que sólo estaban otros dos internos, compañeros míos, sabía que ellos había ido ya a comer, les pregunté por la doctora, a lo que me respondieron que un tal doctor Ojeda de Medicina Interna la había llamado y tuvo que acudir.

Seguí realizando mi trabajo de interna en la sala, iba por cada paciente, les preguntaba como iban, les chequeaba sus signos vitales y escribía en los expedientes, ese era mi trabajo del día de hoy, además de las tomas de muestras, subir y bajar para el laboratorio, si lo hice en 500 ocasiones, creo que sería un número que queda corto.

No volví a ver a la doctora Martinez, hasta que casi se hicieron las cinco de la tarde que era mi hora de salida del hospital, ahora que sabía que era la novia de Martín me había interesado en conocerla más, tal vez así podría conocerlo un poco más, se me hace un joven muy misterioso y tímido, o tal vez sea sólo timido, no lo sé.

Se marcaron las cinco de la tarde y mi jefe en sala, al cual tampoco había visto en todo el día desde temprano, nos dijo a todo el grupo de internos que podíamos retirarnos a excepción del turno, a ellos los envió a emergencias, dónde estarían apoyando durante la guardia nocturna, haciendo los ingresos y viendo a las pacientes que se presenten con alguna emergencia ginecológica.

Me dirigí hacia un cambiador, me puse la misma ropa que había traído en la mañana, con la diferencia de que esta vez dejé mi larga cabellera rizada suelta, me llegaba hasta un poco debajo de la cintura, acomodé bien mis rizos, tomé mis cosas y cuándo me procedía a salir vi a dos figuras besándose con pasión a fueras del vestidor.

Quede en shock al ver de quien se trataba, era la doctora Martinez, con un hombre que no era Martín, no lo podía entender, estaba engañándolo, ¿Cómo podía ser capaz de hacerlo? Salí corriendo sin que me vieran hacia el parqueo del personal del hospital, no podía creerlo, recién me había enterado temprano que eran pareja ya ahora me enteró de que ella esta engañándolo.

Obviamente no podía ir donde él, y decirle "Hola Martín, acabo de ver a tu novia realizando un lavado gástrico con su lengua a otro hombre que no eras tú". O sea, en que mundo, apenas lo conocía, creerá que estoy loca.

Llegue a mi auto, y seguía absorta en mis pensamientos, estaba abriendo la puerta cuando alguien atrás me habló.

-Hola! – Me sobresalte y puse mi mano en el pecho, había sufrido de un mini paro cardíaco – Discúlpame, de verdad, no era mi intención asustarte. Adriana, te sientes bien?

-Martín, por Dios, me asustaste! ¿Qué haces aquí?

-Pues es el parqueo, y tu auto esta estacionado a la par del mío.

De todas las cosas que venía pensando, no me había percatado que junto a mi auto, un pequeño Chevrolet Spark GT color blanco, estaba estacionado una hermosa BMW X10, cuándo me di cuenta que era el auto de Martín, logré salir de mi autotrance, y pude gestionar algo

-Lindo auto.

-Gracias, pero la realidad, no es mío, es la camioneta de mi madre, el mío esta en el taller desde hace 1 semana, y no me lo entregan hasta el miércoles.

-Aún así, que buen gusto el de tu mamá –Dije muy sincera, era una camioneta muy bella (Y CARA) – Así que ¿vives con tus padres? –Adriana, por favor deja de hacer tantas preguntas, me regañaba a mi subconciente.

-La verdad es que no, desde hace un par de años, me mude de la casa de ellos, pero siempre los voy a visitar, ¿Y tú? ¿Vives con tus padres?

-Vivía, me mude hace una semana, al apartamento de mi her... - Carraspeo –a un apartamento que me queda más cerca del hospital, mis padres viven en las afueras de la ciudad, y por el momento andan de vacaciones en un Crucero.

-Oh, te entiendo, yo también me mude cuando era interno –Dijo él tratando de ser amable –¿Te puedo hacer una pregunta? – Me dijo sonando algo serio.

-Eso ya es una pregunta –Le dije posando una sonrisa.

-jajaja lo lamento –sonrío -¿Viste a la doctora Ximena Martinez ahora antes de salir?

MIERDA, grite para mis adentros, ahora ¿Qué le digo?

-Lo siento Martin, no la mire –Traté de sonar tranquila.

-Esta bien, no te preocupes, no es tu obligación saberlo, agradezco tu tiempo. Si me disculpas tengo que ir a casa a descansar.

-Esta bien Martin, descansa, nos vemos ,mañana.

Él subió a la camioneta de su mamá, y observé como se alejó, mientras yo esperaba que mi frecuencia cardíaca bajará a los rangos normales para poder conducir sin ningún problema.

Dios, nadie merece ser engañado, y al parecer Martin estaba muy enamorado, no conozco la historia de amor que exista entre ellos, pero de algo estaba segura, la infidelidad es injusta, venga del lado que venga.

Quédate HoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora