Capitulo 3

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-MI-ER-DA – dije frustrada en uno de los baños, del hospital, donde me encontraba con Maria- CIRUGÍA ES MI ÚLTIMA ROTACIÓN!!!!! Debe de ser una broma.

-Ay amiga, algún día llegaras allí, Joel no se va a ir de allí.

Efectivamente, deseaba estar en cirugía, no porque quisiera especializarme algún día en ello, mi pasión es Ortopedia, si, no hay muchas mujeres que se especialicen en esta rama en particular, pero desde primer año en la carrera, que empecé a conocer los huesos, su trabajo, me encantó, pero Cirugía me recordaba a mi hermano.

Comenzaré con Ginecología y Obstetricia, luego con Medicina Interna, Pediatría y finalizo en Cirugía General.

-Yo sé que no se irá María- Dije poniendo mis ojos en blanco, sabía que mi mejor amiga creía que entre él y yo había algo y que yo se lo estaba ocultando, pero más segura estaba que a ella le gustaba el muchachon de ojos verdes.

-No te preocupes amiga, el tiempo pasa rápido.

Terminé de cambiarme en el baño, y me puse una pijama color oscuro, con mis respectivos tenis, salí del baño y me dirigí al piso de GyO. En el cuál me asignarón estar en labor y parto por estas dos primeras semanas, allí me reportaría con el Dr. Cespedes R4 responsable de esa zona por el momento.

Antes de iniciar mi día allí, el Dr. Cespedes nos presentó a mí y a todo el grupo de internos que realizaríamos nuestra rotación por el área con todos los residentes y enfermeros de la sala, al parecer él era el jefe de residentes de la especialidad.

Mi día fue transcurriendo con la total locura y frenesí total que una sala de labor y parto nos puede dar, parto tras parto, nacimiento tras nacimiento; obviamente, yo no era quien se encargaba de ayudar a las nuevas mamás a dar a luz a sus bebés, era apenas mi primer día como interna, sólo estaba allí para hacer el papeleo, el poder atender un parto era un privilegio que tenía que ganármelo, demostrando que soy capaz de hacerlo, que conozco la teoría y que he sido una buena observadora, viendo a mis superiores realizar su trabajo.

Entre tanto trabajo, no había visto la hora y ya eran pasadas las dos de la tarde y aún no había probado bocado, mi estómago rugía del hambre, así que me dirigí hacia una residente de primer año que estaba en sala conmigo, la Dra. Martinez, para solicitarle que me diera permiso para ir a comer, ella era muy guapa a decir verdad, usaba su cabello negro hasta los hombros, sus ojos eran marrones, pero muy profundos, era muy sexy, a pesar de que vestía una pijama rosada y su gabacha blanca, eso no le impedía a su hermoso y enorme y natural trasero resaltar en su uniforme, ella accedió, de mala gana, a que yo pudiese ir a comer, luego de decirle que no había comido casi en todo el día pero me dijo que solo tenía 15 minutos para volver.

Cuando llego a la cafetería del hospital, gracias al cielo que estaba vacía, logre comprar un sándwich de jamón y pavo y una botella de té helado de limón,  me senté en una mesa libre, cuando iba a casi mitad de mi delicioso y corto almuerzo, alguien se sentó justo en la silla en frente de mi meza, y descaradamente queda viendo mi nombre impreso en mi bata médica, era un hombre de estatura media, dueño de una sonrisa que se me hacía muy bonita, con un hoyuelo en su mejilla derecha, ojos oscuros, cabello castaño, usaba lentes, barba cerrada, vestía una pijama médica verde

-Adriana Montearraza Blandón, ¿Por qué tus apellidos me suenan familiares? - Preguntó con una sonrisa que no supe interpretar si era coqueta, irónica, descarada o de todo un poco.

-¿Y usted es? –Pregunté al terminar de tragar el bocado que aún tenía en mi boca.

-Ah, si claro, disculpe mi descortesía, soy el Doctor Ernesto Fernández, residente de tercer año de cirugía, mucho gusto – Dijo con una sonrisa socarrona, a lo que vuelve a insistir – Te decía que tus apellidos me parecen familiares.

Justo en el momento que iba a decir algo, escucho la voz de Joel tras de mí

-Evidentemente, te sonaran familiares, porque es la hermana menor de Marcos y creo que fui bien claro en la mañana al decir que al que se le acerque solo para jugar con ella y romperle el corazón le realizaré una falectomía total gratuita- Abrí mis ojos como platos al escuchar lo último que dijo Joel, se había tomado muy en serio esto de hermano protector.

-No se preocupe Doctor Torres, sólo vine a hacerle compañía, ya que estaba la mire sentada aquí, sola- Dijo levantándose de su lugar- Nos vemos en piso Doctor, Señorita, un placer conocerla, nos estaremos viendo- Dijo guiñándome el ojo

-Este doctor es todo un caso- Dijo en un tomo muy divertido Martín, de quien no me había percatado de su presencia.

-Espera Joel! ¿En serio le dijiste eso a todos los residentes? –Dije con una expresión de sorpresa, Martin y Joel se rieron al ver mi expresión - No le encuentro lo chistoso Joel –Dije poniendo mis ojos en blanco y prosiguiendo con mi almuerzo, de mis 15 minutos sólo me quedaban 5 para terminar.

-¿No me vas a invitar a que me siente Adriana?- Dijo Joel, fingiendo estar indignado- A que nos sentemos, somos dos –Dijo señalando a Martín – ¿No te enojaras por eso o si Adriana?

-Sabes que no Joel, no me podría enojar contigo aunque quisiera, sé que quieres protegerme, pero ya estoy grande, puedo hacerlo sola, no es necesario que amenaces a tus residentes diciendo que le vas a amputar su miembro si me hablan.

-Mi amenaza fue por si quieren jugar contigo, si alguien quiere ser tu "amigo" no habrá problema conmigo- Dijo simulando comías con sus dedos cuando pronunció la palabra amigos.

-Esta bien, yo por ahora me tengo que ir, la doctora Martinez sólo me dio 15 minutos para almorzar, ya me tengo que ir- Dije poniéndome de pie.

-Espera, espera, espera- Martinez, Ximena, ¿R1 de Gineco? Por favor cielito, eso no es nada que no se pueda solucionar –Puse mis ojos en blanco, el sabía que odiaba cuando me llamaba cielito – Aquí mi estimado Doctor Zapata, puede influenciar sobre ella, y hacer que ella nos regale unos minutos más de tu tiempo.

- ¿Ah si? Y ¿Eso como lo hará? Conejito- La última palabra la ponuncié en un tono dulce y con voz chillona, sabía que odiaba que lo llamaran así.

-Él es su novio –Dijo Joel, miré como Martín se sonrojo, había notado que él no era muy conversador, y sólo se dedicó a asentir, algo avergonzado por la manera tan seca en que Joel lo había dicho.

-Aaah – Dije, y me volví a sentar – Bueno, en ese caso...

-En ese caso, te quedas a terminar ese maldito sándwich, no te has comido ni la mitad de eso por Dios, veo que sigues comiendo tan lento como una tortuga.

-La comida hay que disfrutarla, no sólo es de tragar, conejito- Seguía usando el mismo énfasis cada pronunciaba esa palabra, Joel bufó y se dedicó a devorar la orden de tacos que había pedido para comer, mientras que el doctor Martín pidió el mismo sándwich que yo estaba comiendo.

-¿Y cuándo estará de guardia, doctora? – Escuche al doctor Martin hablarme

- Por favor, llámeme Adriana, y mañana me toca guardia – Dije sonriendo

-Esta bien, Adriana, Sólo si dejás de hablarme de usted, no soy tan mayor que tú –Dijo él, devolviéndome la sonrisa – Nosotros también tenemos guardia el día de mañana, al parecer vamos a estar vigilándote siempre –Dijo en tono divertido, mientras ambos quedamos viendo a Joel.

-Tienes mucha razón Martín, así me encargaré de que nadie le ande viendo el trasero a esta niña.

-JOEL!!!!!! – Le dije asesinándolo con la mirada, Martin se estaba riendo de esta escena y ver a mi casi hermano mayor hablarme con tanta familiaridad y diversión.

-Tus padres me encargaron que te cuidara –Dijo encogiéndose de hombros –Yo sólo cumplo mi trabajo.

-Y yo me iré a cumplir el mío, ya me tengo que ir, hay mucho trabajo que hacer en labor y parto, nos vemos más tarde. –Me retire de la cafetería, iba demasiado apresurada había tardado 25 minutos, aún no podía creer que Martin y la doctora Ximena tuvieran algo, había algo en ella que no me agradaba.

Ojalá y sea sólo superstición, a pesar de haberlo conocido apenas hoy Martín me caía muy bien, se notaba que Joel le tenía mucho cariño y confianza.

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