Capítulo 6: Buen comienzo, Parte 2

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EL PUNTO DE VISTA DE ARTHUR LEYWIN:

Han pasado dos años desde que hice mi primer, y complicado viaje a la biblioteca.

Desde entonces, constantemente he estado intentando reunir las partes de maná que estaban repartidas por mi cuerpo para juntarlos, e intentar formar un núcleo de maná. Déjeme contarles, es una tarea lenta y laboriosa. Con este maldito cuerpo, para mi era más fácil intentar aprender como caminar con las manos y comer con los pies que intentar condensar mi núcleo de maná.

Podía ver porque el libro decía que a una persona le llevaba hasta, al menos, la adolescencia poder "Despertar". Si tuviera que dejar que las partículas de maná se moviesen por sí solas, tardarían al menos una década en juntarse para formar algo parecido a un núcleo de maná.

Pero... Una ventaja de tener la capacidad mental de un adulto implica que tengo la habilidad cognitiva de juntar, concientemente, mis partículas de maná. Esto era algo que hice siendo un niño en mi vida pasada, en el colegio nos enseñaban desde la infancia como aprender a controlar el ki. Especialmente, ser capaz de sentir el ki, o ahora maná, dentro de tu propio cuerpo y juntaros cerca de mi plexo solar. De todas Formas sin hacer nada, las partículas eventualmente flotaría lentamente unas hacia otras, pero solo estoy agarrado las plumas y metiendolas en el saco en su lugar de que floten por si mismas, por supuesto figuradamente hablando.

Los rituales diarios consistían en intentar gastar toda la energía que me era posible, en poder reunir maná, mientras evitaba las sospecha de mi madre y padre. Mi padre parecía pesar que lanzar a un niño en el aire era algo divertido para el niño. Me di cuenta de que era algo parecido al efecto de la adrenalina, que podría evitar a algunos al usar el maná, el único sentimiento que yo tenia cuando me lanzaba en el aire como un proyectil a gran velocidad, eran náuseas y un gran miedo a la alturas.

Afortunadamente, mi madre tenia mano dura con mi padre, pero a veces me daba miedo. Había momentos en los que la pillaba mirándose fijamente, medio babeando, como si fuese un trozo de carne de primera calidad.

Intente adaptarme a mi cuerpo diciendo solo un par de frases simples. Después de decir "mamá" por primera vez para hacerla saber que quería come, ella casi rompe a llorar de alegría. Había pasado mucho tiempo desde que recibí este tipo de amor maternal. Desde entonces me limité a decir lo justo para señalar algo, sin necesidad gramática.

Además de eso, el ritmo de mi entrenamiento era lento, pero estaba comenzando con buen pie, en comparación con el resto de la gente, así que no me podía quejar.

Estos últimos años, no se habían desperdiciado, finalmente reuní todo mi maná en mi plexo de solar y fue en mitad de estar condensándolo cuando.. *BOOM*

El Comienzo después del FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora